Frutillas y chocolate

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Otro día en el escuela y otro momento de vergüenza. Clhoe como siempre agrediendo la y poniéndola en ridículo frente a todos.

Sin embargo ese día su humor no estaba para nada bien. La noche anterior un akuma ataco por lo que tubo que pelear sola ya que el maldito gato no apareció. Y ya con el buen humor por el piso, basto solo un insulto mas, por parte de la millonaria para lograr que explotara.

-¡Basta!-exclamo llamando sorprendentemente la atención de sus compañeros-Que tu padre sea el alcalde no te da derecho de burlarte de mi ni de nadie. Así que toma tus insultos y guarda té los, que nadie tiene tiempo de escucharlos y mechó menos ganas.

El timbre del receso sonó y esta se levanto de su asiento y camino hacia la puerta bajo la sorprendida mirada de todos. En especial de un rubio. Pero antes de salir se giro nuevamente a mirar a su enemiga.

Esta la miraba de forma amenazante pero sin decir nada. Marinette sonrió burlona y tomo la misma postura que la rubia solía tener.

-Y por cierto, tu cabello es un asco, deberías al menos intentar que se viera bien ¿No lo crees?

Luego de ello salio del salón dejando mas que asombrados a todos y a Clhoe al borde de las lágrimas, nadie nunca le había dicho tal cosa acerca de su cabello.

Entre Alya, Nino y Adrián salieron en busca de su valiente amiga. A quien encontraron acostada en un banco, plácidamente dormida.

-¿Porque estará tan cansada? Ella no es de quedarse despierta hasta tarde-indagó su amiga acariciando y corriendo un mechón azabache-¡Tiene sangre!

-¿Que?-nino se acercó y pudo divisar una pequeña herida que dejaba a la vista un poco de sangre seca-Alya, es solo un rasguño.

Sin embargo la morena lo negó. Pidió a Adrián que la alzara y que la llevara a su caso. Ella y Nino daría aviso a la profesora y no habría problema alguno, ya que por suerte solo faltaban un par de horas para que terminaran las clases.

Adrián no se negó, en esas situaciones Alya le provocaba un poco de miedo así que no tuvo atrás opción que llevar a su compañera a casa.

Al llegar sus padres miraron espantados a su hija en brazos del chico de sus sueños, el cual los tranquilizó diciéndoles que solo estaba dormida. En cuanto los mayores se tranquilizaron, pidieron al rubio que la llevara a su habitación puesto que la panadería estaba llena.

Adrián acepto y subió a la chica, al llegar a la habitación la recostó en un diván y en segundos la madre de la azabache apareció. Dejo sobre el escritorio de su hija una bandeja con deliciosos panes y galletas junto a dos vasos de jugo, para luego acercarse al diván y acariciar la cabeza de la chica.

Adrián sonrió y acepto la invitación de la mujer para que se quedara a cuidarla hasta que despertara. Esta se fue y Adrián inevitablemente devoro un par de galletas. Fue cuando pudo divisar en las paredes una gran colección de fotografías de diferentes catálogos en las que el posaba. No pudo evitar dejar caer una galleta y ruborizarse.

Intento pensar que su amiga solo tenia esas fotos por ser fan de su padre y su trabajo. Pero, por favor. Era mas que evidente que ella gustaba d él.

Lentamente se acerco al diván y admiro a su amiga. ¿Desde cuando se ruborizaba? Se agacho y la diviso mejor, era muy linda ¿Como es que nunca lo había notado?

Marinette se movió ligeramente abriendo un poco lo ojos y divisando al rubio borrosa mente. Por desgracias se confundió de chico y aun adormilada lo regaño.

-Maldito gato ¿que haces aquí? Aun estoy enojada por lo de anoche ¿como se te ocurre dejarme sola con ese akuma? Larga te no quiero verte-reclamo al momento de darse vuelta y seguir durmiendo dándole la espalda al chico.

Un secreto a descubrir//One-Shot//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora