Ardiendo entre libros

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Gimo fuerte y aprieto el borde de la madera al sentir su lengua en mi parte baja. La mueve con entusiasmo de un lado a otro. Sostengo su cabello y lo estrujó acercándolo mas.

Puedo sentir su aliento, su saliva resbalar por mi entrepierna, sus dientes morder mi clítoris y su lengua entrar poco en mi. Sus manos me aprietan contra él, y yo me sostengo con una mano al escritorio para no caer.

Respiro agitada y puedo escuchar mis gemidos salir fluidamente. Echo hacia atras mi cabeza intentando regular la respiración, pero me es imposible. Jadeo, mi cuerpo tiembla, una electricidad me recorre entera y se concentra en mi intimidad. Puedo sentir el orgasmo a poco menos de unos segundos, pero el placer disminuye al ya no sentir aquella experta boca en su lugar.

Adrián me mira sonriendo y veo pasar su lengua por su labio saboreandome. Se acerca y me besa. Se aleja y rápidamente me coloca, boca abajo, contra el escritorio. Siento como acaricia mi pierna y muslo, para luego escuchar el sierre de su pantalón deslizarse muy, pero muy lentamente hací abajo. Me desespera y como aviso, me muevo hacia atrás, pegando mi trasero con su, ya, notable bulto. Suspiro y juro que lo escucho, ensanchar sus labios y sonreír.

Quita mi ropa interior y de inmediato siento algo liso en mi entrada. Suspiro y muerdo mi labio siguiendo el vaivén que hace.

- Marinette.... si solo tuvieras la misma visión, que yo ahora....

Su ironía me pone los pelos de punta y muerdo mi labio evitando gemir, al sentir su miembro entrar muy lentamente en mi. Sale con la misma velocidad y vuelve a entrar aun mas lento.

- Adrian.... p-por favor - murmuro entre dientes.

- ¿Que quieres, princesa? Solo dilo..

¡Es un maldito!....

- Adrian... - gimo al sentirlo entrar con mas firmeza.

Mantiene ese ritmo y clavo mis uñas en la madera. Me muevo a la par y lo escucho gruñir.

Sonrió. Lo savia. Se esta conteniendo solo para hacerme sufrir.

Me muevo en circulos mientras el entra y sale. Sonrió mordiéndome la lengua al sentir sus manos apretar mi cintura.

La temperatura sube en cuestión de segundos y mus movimientos se aceleran al igual que lo mios. Ambos gemimos acompañando el sonido tan vulgar y excitante que provocan nuestros cuerpos al chocar. El eco se exparse por la biblioteca y retumba en mis oídos llenándome de éxtasis.

De repente todo movimiento es cortado. Apoyo mi frente contra él escritorio intentando calmar mi respiración, pero me es imposible si escucho como Adrián ríe ronco tratando de manipular me.

- ¿Hasta que hora tenemos permitido ocupar la biblioteca? - pregunta mientras deja suelto mi cabello.

- Hasta la hora que queramos - suspiro al sentir su mano acariciar mi espalda - Tengo la llave.

Con desepsion siente como sale de mi y me gira para quedar frente a él.

- Perfecto - su sonrisa me provoca escalofríos - Entonces no me preocupare porque alguien nos interrumpa.

- ¿Que quieres decir? -digo agitada.

Me toma desprevenida y me acorrala en uno de los estantes.

- Digo que no pienso dejarte ir - me levanta y por instinto me sujeto con piernas y brazos - al menos no hasta las seis de la mañana.

Me asombro y gimo ruidosamente cuando entra de lleno en mi. Me embiste y penetra sin control logrando que mis gemidos se descontrolen.

- Pe-pero... Ah... A-a-adrian.... El, el traba-bajo - intento decir.

- El trabajo puede esperar - sentencia.

Me besa ferozmente evitando que siga hablando y cuestionando lo que hacemos. Me abrazo a sus hombros y lo beso a la par.

El estante tiembla recibiendo los impactos y los libros termina por caer uno por uno con cada precipitación.

Las horas pasan y ya no logro recordar el numero de orgasmos que ambos compartimos. Por las altas ventanas que posee la biblioteca, la luz del sol se filtra de a poco indicando que ya es de mañana, o que por lo menos se aproxima.

Mientras tanto, Adrián se detiene tras un ultimo y poderoso orgasmo, yo en cambio siento las piernas temblar me, el cuerpo me falla y mis ojo ruegan por cerrarse un par de horas y descansa. Pero no puedo darme ese gusto.

Rapidamente nos vestimos, limpiamos el desorden y en cuestion de, no mas de una hora, terminamos el trabajo. Compartiendo miradas, caricias accidentales y mas que intencionales terminamos y nos retiramos del lugar. Justo a tiempo para el inicio de clases.

- Chica, te ves cansada. Lamento averte dejado con el trabajo a cuestas.

- Esta bien - bosteso y escucho el ego que desprende el rubio que camina junto a nosotras - ¿Donde esta Nino?

- ¿Nino? Eso tendría que preguntarte yo - dise incredula- ¿No terminaron el trabajo juntos?

- No. Adrian fue a ayudarme.

- ¿Que? ¿Porque? ¿Pasó algo, Adrián?

- No - dijo sonriente - Le debía un favor a Nino y lo vi algo agotado, ya saves con todo eso del trabajo de Dj y el escuela, hacique me ofrecí a ir en su lugar - justifico.

- Entiendo. Bueno supongo que no hubo problema entonces.

Ambos sonreímos ante la inosencia de mi amiga. Claro que comprendí a la perfección que el que debía un favor era Nino y no Adrián. Nino no se atreveria a desovedeser o contradecir a Alya...... le tema demasiado. Y la única forma de que eso suceda es que Adrián se lo pida.

Regla de mejores amigo.

De repente me percato de un insignificante detalle.

Alya desapareció sin yo darme cuenta y ahora Adrian me mira con expresión procupada y preguntándome si esta todo bien.

Desesperada y asustandolo con mi accion, lo tomo del cuello de la camisa y lo acerco bruscamente a centímetros de mi rostro. Me mira sorprendido e intentando descifrar que es lo que me sucede.

- Mari-nette ¿Que sucede? - tartamuedea.

Y sin mas suelto lo que me taladra la cabeza desde hace solo unos segundos.

- Adrián, puede que no sea la mas lúcida en este momento, pero por favor dime que, usaste protección....

Y lo único en lo que logro reparar es un silencioso y atónito....

- Mierda...

Un secreto a descubrir//One-Shot//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora