E P Í L O G O

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Para ustedes, mis ángeles.

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Habían pasado tres meses desde que Alix se había sometido a la cirugía ocular que lo había dejado postrado en cama, Keisi y yo habíamos asistido a clases normalmente y sin querer éramos más cercanos, ella realmente quería a Alix, lo sabía porque cualquiera se hubiese ido al saber que su novio estaba en coma, aquél con el que apenas iniciaba una relación. Lo sabía porque a veces sus ojos se enrojecían sin querer y apartaba la mirada, la fijaba en un punto muerto y no era hasta que sus ganas de llorar desaparecían que volvía a mírame.

Cárter había sido un apoyo esencial, en especial para ella que necesitaba reír más que nunca.

Sus padres habían vuelto a su vida normal, su madre pasaba la mayor parte del tiempo en el hospital y había renunciado a su trabajo, también nos habían dicho que no era necesario que fuéramos todos los días al hospital, que nos debíamos concentrar en la universidad que cada día nos absorbía más y más, a veces Keisi y Cárter llegaban con grandes ojeras y se la pasaban sonámbulos todo el día, yo simplemente me saltaba las clases que no me importaban y me dormía en cualquier parte.

A veces me seguía preguntando, que si yo no me hubiese alejado de Alix, él no habría tomado esa decisión.

Pero no comprendí la importancia que representaba en la vida de Alix, el ser sus ojos, el ser su guía, realmente no lo entendía, y el haberme perdido había causado que una desesperación lo invadiera, y había sido mi culpa, aunque todos dijeran que no lo era, lo había sido.

Yo había encendido el cohete.

Yo lo había hecho dependiente de mí.

Yo me había alejado de él.

Yo le había arrebatado sus ojos una vez más...

Yo... yo había sido el que había arruinado su vida.

Y ahora sólo era cuestión de tiempo...

Si despertaba o no, dependía totalmente de él.

El timbre sonó marcando el final de las clases y Keisi y Cárter se levantaron como resortes y guardaron sus cosas, me quedé unos segundos mirando sus espaldas y después Cárter se despidió de beso con Keisi y a mí me hizo un pequeño saludo para después salir disparado y abrazar a un pequeño niño de primero con el que comenzaba a salir. Keisi se acercó a mí y miró su móvil.

—Le prometí a mi madre ir con ella al salón de belleza, dice que no me cuido y bla bla bla...

—Debes estar hermosa —sonreí—, si él despierta y ve tu rostro así deseará no poder ver de nuevo.

Se rió y después sonrió.

—Gracias Dave, no sé qué haría sin ti y sin Cárter, aún me sigo llamando idiota por no haber sido un apoyo para Alix, por dejar que tomara decisiones precipitadas... debí de cuidarlo mejor —sus ojos nuevamente enrojecieron y entonces miró su pulsera, noté algo que jamás había notado y lentamente levanté su muñeca, mirando el nombre que los cascabeles grababan—, él era mi hermanito...

—¿Qué?

—Nació con un serio problema y a pesar de que los primeros años estuvo bien, con el pasar del tiempo y al cumplir sus cinco años empezó a enfermar, lo último que vivió fue una ceguera, después... se fue a dormir una noche y jamás despertó, Alix me recuerda a él, él era tan puro, tan lindo y feliz. Y ahora Alix está en cama, y posiblemente no despierte jamás —su voz se quebró y sus lágrimas cayeron de sus ojos—, cuando conocí a Alix fue como si Kevin estuviera una vez más conmigo, posiblemente ni siquiera lo amo. Tan sólo veo en él a mi hermano menor, pero es cierto que lo quiero, y me duele verlo así...

Los ojos de un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora