XVI

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Ruben no quería pensar que Mangel lo había evitado a propósito, así que para calmar las cosas fue a su casa, tal vez había malinterpretado las cosas.

Tocó el timbre y esperó.

Abrió su madre, tan amable como siempre.

"Buenas noches señora, ¿esta Mangel en casa? Quisiera hablar con él"

"Lo siento Ruben, pero el se fue hace un rato, fue a una fiesta, ¿no fuiste invitado?"

"N-no, pero bueno, muchas gracias"

"Espera, aun no te vayas" la señora se metió rápido a su casa, y al salir tenía en sus manos un recipiente "es pastel, para tu familia, se que les encantará"

"M-muchisimas gracias" lo recibió y regresó a casa.

"Mamá" la llamó "la mamá de Mangel te manda esto"

"Que lindo, ven, vamos a probarlo"

Ruben hizo una pausa larga y luego dijo "Sabes que no como pastel"

Ella suspiró "No es que no comas sólo pastel, ¡es que no quieres comer nada! Estamos tratando de ayudarte hijo, estos días estabas tan bien, incluso accediste a comer un poco..."

"No me siento bien el día de hoy, eso es todo"

"¿Que te hace sentir mal? Dime... ¿Acaso tienes problemas con Mangel? No puedes ocultar que gracias a él ha sido tu mejoramiento"

Ruben estaba sorprendido, ¿tan notoria era la felicidad que Mangel causaba en él?

"No ocurre nada malo, sólo estoy pensando; y no, no quiero comer"

(...)

Mangel se encontraba en ese espacio lleno de luces, pero vacío de diversión según él.

Se encontraba en una parte donde había sillones para relajarse, y en la mesa que lo acompañaba había demasiados platos y vasos que había ocupado, se había atragantado de comida.

"Hey Rogel" lo llamó aquella chica rubia con la que se besaba la vez anterior, ah, Mangel le disgustaba que le llamaran 'Rogel', "vamos a bailar, si te quedas ahí comiendo y bebiendo chuches vas a engordar"

Vaya, esa había sido su mayor preocupación desde pequeño.

"No claro que no, enseguida vuelvo" le dijo fríamente a la rubia y se fue en dirección al baño.

Ahí, vomitó.

Mientras se limpiaba, se preguntaba que hacía ahí, en esa fiesta de mierda donde no se divertía y extrañaba a una sola persona: a Ruben.

Al principio no estaba contento en sentir esa soledad y pensar que era por la falta de Ruben.

Pero ahora lo aceptaba; los matones y las chicas no le darían lo que Ruben si podría: sentimientos de verdad.

Había pensado que ahora podría ser un marginado de cualquier manera junto a Ruben, razón por la cual se habia convertido en un chico antisocial, por eso había hecho caso al mensaje del desconocido, pero había sido un grave error, el cual quería reparar. Pues lo único que necesitaba era a Ruben, no es como si dependiera absolutamente de él, pero sin duda era su medicina.

En efecto, Mangel se había juntado y besado con aquella chica con tal de que el castaño los viera. Pero no sintió nada junto a ella.

"¿Que podría sentir con Ruben?" Se preguntó a sí mismo.

Ana y Mia | Rubelangel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora