El segundo piso estaba lleno de oficinas cuartos y salas de gran tamaño, una sala claramente destinada a reuniones y otras tantas de despachos, al llegar casi al final del pasillo estaba la oficina del Kazekage, el ambiente era casi desértico en el edificio a excepción de unos cuantos guardias ocasionales que se paseaban de un lado a otro, sin duda todos estaban más pendientes de los exámenes chunnin que de la seguridad del edificio. Aika intercambio una mirada cómplice con su hermano y en un parpadear derrumbaron a los guardias que estaban custodiando la puerta de la oficina privada del Kazekage, para ser una gran aldea ninja, su nivel de seguridad dejaba bastante que desear. Akira entró primero a la oficina, Aika le seguía de cerca, atenta a cualquier movimiento sospechoso. El cuarto era amplio pero simple, un escritorio abarrotado de documentos, unos cuantos libreros repletos de textos y pergaminos, unas fotos sobre las paredes y algunos muebles, en un orden particularmente meticuloso a pesar de lo repleto de la habitación.
De repente esa calma comenzó a incomodar a Aika, como es posible que la seguridad de las oficinas del Kazekage fuese tan mala, el pensamiento aún no terminaba de cruzarse por su cabeza cuando una nube de arena atrapó rápidamente su brazo mientras lanzaba una exclamación de dolor, el agarre era fuerte y firme; trató de liberarse pero la arena se esparcía por su cuerpo velozmente impidiéndole dar más allá de dos pasos. Akira se dio cuenta de inmediato de lo que sucedía y trato de ayudarle a liberarse pero fue inútil, un hombre se interpuso entre su hermana y él, llevaba un traje rojizo oscuro con una calabaza que parecía hecha de arena en su espalda, comprendió entonces que era quien manipulaba la arena y si su información era cierta, ese hombre era nada más y nada menos que el propio Kazekage del país del Viento, Gaara.—Suéltala— Le ordenó, tratando de parecer lo más calmado y confiado posible. —O tendré que obligarte— Akira sostenía una kunai en su mano derecha mientras le miraba fijamente a los ojos.
Él solo lo miró en silencio sin reacción o expresión alguna, en ese momento una segunda persona irrumpió en la habitación, usaba una capucha negra y tenía marcas de pintura morada en su cara. Kankuro, el hermano mayor del kazekage y su mano derecha, era un experto en el arte de las marionetas.
—No querrás que tus compañeros sufran las consecuencias si intentas algo— Kankuro señaló hacia el techo de la habitación sin quitarle la vista de encima.
Akira pudo ver a una marioneta que parecía una araña pegada al techo mientras escuchaba la voz de su hermano menor maldecir dentro de ella, dos de las patas de madera de aquella marioneta estaban a una pequeña distancia de introducirse por los orificios que dejaban verse en los costados, las patas terminaban en afilas cuchillas de un color sospechoso, veneno... pensó.
—Si te mueves tu compañero será atravesado por las cuchillas envenenadas de mi marioneta, no creo que sobreviva más de 3 minutos con eso en su sangre. Y ella...— señaló a Aika con su mano. —No querrás recoger sus entrañas del suelo cuando la arena apriete demasiado su carne y huesos—.
Akira miró a ambos rivales con desprecio y luego hacia sus hermanos con preocupación, podría salvar a uno, no a ambos, era incapaz de decidir entre ambos... —Bien, entiendo— Akira bajo su kunai sin dejar de mirarlos fijamente —Debo admitir que estoy en desventaja—
Aika estaba desesperada por liberarse, temía por lo que aquellos dos pudiesen hacerle a su hermano, pensó que no habría otra solución, su cuerpo ardía en temperatura e incrementaba a cada segundo; su piel parecía lava ardiendo y la arena perdió agarre lo que le permitió moverse e intentar atacar. Se abalanzó sobre el hombre que la retenía pero fue detenida casi de inmediato y recapturada por la arena, iba a oponer resistencia cuando él se giró mirándola a la cara y entonces ella se congeló.
—No nos hagas las cosas más difíciles, por favor.— Gaara era un hombre de pocas palabras y emociones, aunque tenía mucho que hacer en ese momento, se encontraba allí detenido por esos tres extraños que intentaban colarse en su aldea con intenciones desconocidas.
Su expresión era tan calmada, obviamente no la consideraba una rival, retenerla ahí como una niña pequeña no le significaba mayor esfuerzo. Por el contrario sí parecía estar atento a su hermano, ni él ni el otro chico le quitaban los ojos de encima, parecían estar atentos a cualquier movimiento que este realizara. Pero Aika no tuvo tiempo de notarlo hasta después, en ese momento su mente estaba en blanco, ese hombre, ¡ese tipo! ¡Ya lo había visto antes! Sus ojos... su mirada... su cabello... no había dudas, era el mismo hombre que no dejaba de aparecer en sus sueños desde hace meses, esos incómodos sueños cada vez más constantes. ¡El realmente existía!
—¿Y bien? ¿Vas a rendirte?— Kankuro tendió su mano para coger la Kunai que Akira llevaba en su mano.
Akira levantó sus brazos despreocupado hacia el cielo en señal de rendición, entonces varios shinobis invadieron la habitación y lo inmovilizaron para que no pudiese usar sus manos.
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Akira, Kazuma y Aika estaban inmovilizados uno al lado del otro. Frente a ellos estaba Kankuro, el chico de la marioneta y él, el desconocido de los sueños de Aika.—Akira, Kazuma y Aika. Si no me equivoco son los hermanos que se la pasan robando y estafando a grandes señores e ingenuos, viajando de una aldea a otra provocando problemas— Gaara no los miraba al hablar, parecía preocuparse más por lo que sucedía fuera de ese lugar.
—Recibimos informes de que se les había visto por la zona, por lo que no dudamos en tomar las precauciones necesarias— Kankuro, al contrario de su hermano, no les quitaba la vista de encima. —Claro que no creí que seríamos nosotros mismos quienes los sorprenderían hurgando en la oficina de Gaara—
—Me siento en desventaja., parecen saber bastante de nosotros, pero por el contrario nosotros no sabemos mucho más sobre ustedes— Akira estaba cabreado con aquellos dos, nunca los habían tomado tan fácilmente como unos novatos.
—La última vez que vinimos el Kazekage era un viejo aburrido y engreído. Tú pareces demasiado joven para ser quien reemplaza al viejo Kage— Kazuma siempre había sido el más deslenguado e irrespetuoso de los tres, subestimaba a todo mundo y le costaba seguir las normas honoríficas que el rango de los demás requería.
—Es curioso oírlo de alguien más joven que yo.
— Gaara por fin se digno a levantar su mirada y dirigirla hacia ellos, no tenía especial interés en unos simples ladrones y estafadores.
—Tú eres el nuevo Kazekage, Gaara, si mal no recuerdo. Más astuto y eficaz que tu antecesor. — Akira le lanzó una mirada desafiante, que esos desconocidos lo capturaran a él y a sus hermanos ya lo había cabreado bastante, pero que además él los subestimara e ignorara lo sentía casi como algo personal.
Aika, que había permanecido en silencio observando sin decir nada, volvió a mirarlo, sus ojos... mientras lo observaba él la miró, sus miradas se cruzaron y ella pudo corroborarlo... esos ojos verdes tan profundos que parecían ver dentro de ella, pero tan inexpresivos a la vez.
Aika no pudo evitar que las palabras salieran por su garganta —¿Quien eres?— dijo las palabras sin romper la conexión visual entre ambos, como queriendo descubrirlo por ella misma.—"Soy el Quinto Kazekage de la aldea de la arena, Sabaku no Gaara"—
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Sand & Fire- Gaara [Naruto]
FanfictionAika es una kunoichi perteneciente a un antiguo clan que se decía descendía de los dioses, junto a su hermano gemelo Akira y su hermano menor Kazuma, buscan las respuestas de sus orígenes y los de sus padres, tratando de encontrar así un lugar donde...