►Cap. 34 || La Revelación

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¡PENÚLTIMO CAPÍTULO!



Sintió la brisa del viento en todo su cuerpo. El sol prometía brindar mucho calor en toda la mañana. Simon no se imaginaba como estaría Brooklyn en ese momento. Pronto lo descubriría.

—Está todo listo —dijo una voz a su espalda— El vuelo saldrá dentro de una hora. Tiempo suficiente para empacar.

—Yo ya lo hice

—¿Enserio? —bufó Raphael— Bueno, está bien. Entonces empacaré solo.

—Iré a comprar mientras te alistas —dijo Simon tomando las llaves

Raphael asintió y él caminó hasta la salida.

Esta vez viajarían en un avión común, rodeado de los demás pasajeros. Simon detuvo su mirada en una sencilla tienda y entró. La señorita que estaba en el mostrador le preguntó que se le ofrecía.

—¿Tiene galletas oreo? —preguntó esperando tener un sí como respuesta.

—Claro que sí, un momento

La joven fue hacia un estante de vidrio y sacó la galleta de su lugar. Antes de que se lo diera a Simon quedó mirándolo con cierta curiosidad.

—No eres de aquí ¿Verdad? —dijo ella— Eres un turista.

—Sí... ¿Es muy obvio? —preguntó Simon

—La verdad, por eso estudié idiomas, pues a todos los que atiendo son turistas, Bueno a excepción de mi madre que me visita cada tres horas al día —dijo la chica y empezó a reír— ¿Sabes?

—¿Qué cosa?

—Hoy desperté y sentí un pequeño malestar.

Simon la miró confundido.

—Eso me pasa muy raramente, y siempre que sucede es porque algo malo pasará...

Quedó atónito con aquel comentario y sólo sonrió forzadamente antes de abandonar la tienda con la galleta en mano. Llevaba unos cuantos pasos cuando un sonido en su celular hiso que diera un pequeño salto. Lo revisó. Era Maia.

—Oh, Simon, al fin. No puedo creer que en unas horas estarás aquí. Te extraño tanto. ¿Qué tal el viaje?

Podía bien explicarle todo, pero habían sido tantas aventuras que resumirlas en minutos sería difícil.

—Ha sido increíble —respondió Simon con una voz muy animada— Deberías tener uno de estos.

—Pues algún día —dijo ella— Ya me gustaría tener un novio que me llevara a recorrer el mundo —al decir esto soltó una pequeña risa— Entonces ¿A qué hora por lo menos estarás acá?

—Alrededor de las seis de la tarde.

Conversaron un poco más antes de que él colgara. Cuando por fin volvió a la casa, encontró a Raphael terminando de cerrar una gran maleta negra. Al verlo, sonrió y se acercó.

—El auto nos recogerá dentro de unos minutos.

—Raphael...

—¿Sucede algo?

Simon tragó hondo antes de decirle lo que lo tenía preocupado desde que había despertado.

—Es sobre Carvel y todo ese asunto.

Le sorprendió que Raphael le tomara de las manos y lo acercara a él. Lo miró con los ojos abiertos al saber que le iba a decir algo.

—Lo sé, y sí. No tienes que preocuparte Simon. He aprendido de mis errores. No habrá más venganza. Pensé... pensé que no tenía nada, pero te tengo a ti. Y eso es lo único que necesito para seguir. ¿Bien? No quiero una vida de guerra, quiero estar en paz contigo y ser feliz. —se acercó más a su rostro— Porque ya soy feliz al tenerte a mi lado.

TRAICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora