►Cap. 23 || Desaparecido

338 45 3
                                    

—Raphael, ¿Enserio no te dijo a dónde iba? Eres la última persona que lo ha visto— dijo Sofía, lo que parecía ya la décima vez— Quizás fue a visitar a su familia...

—Maia llamó a su hermana y no sabe nada de él. Se preocupó, pero ella los calmó diciendo que era un error. No quiero que se asusten— contestó Raphael mientras buscaba entre las cosas de Simon.

Encontró una gran colección de películas, un bate, algunos libros. En sus cuadros colgados en la pared estaban diferentes fotos. Simon acompañado de una mujer mayor y una chica a su costado, todos sonriendo. Había muchas más, otra con una chica pelirroja, otra con un chico alto de traje extravagante, otra con Maia. Abrió un cajón. Apenas unos papeles viejos con garabatos.

—Esto es inútil, aquí no hay nada —dijo Sofía lanzando una agenda al suelo— Tengo un mal presentimiento.

Simon llevaba desaparecido casi una semana. Raphael no lo había vuelto a ver desde que lo vio alejarse del hospital. Al principio entendió que no llegara a su casa, pero pasaron días en los que se preguntó que hacía. Fue por eso que visitó a Maia para preguntarle, y lo único que supo fue que no lo había visto. Registraron su casa tratando de buscar alguna pista, pero era demás, no había nada.

—Tal vez debemos esperar y ver qué pasa —sugirió Sofía saliendo de la habitación— Raphael, él está bien. En donde sea que este, estará bien...

—Cuando llegaste herida al restaurante en donde estábamos Simon y yo, me decías que buscara a alguien —le comentó Raphael— ¿A quién te referías?

—Estaba delirando, olvídalo —respondió Sofía mirando su celular desesperada, cómo esperando alguna llamada o mensaje.

—Llama a Matías, dile que lo necesitamos...

—No contesta. Su celular está apagado —dijo Sofía y se alejó aún más— Te espero en la sala.

Había ocurrido todo tan deprisa. Raphael se sentía culpable. Simon no sabía defenderse, lo conocía, y eso era lo que más lo tenía preocupado. No tenían ninguna pista, y su habitación era tan común como el de cualquier adolecente. Sin embargo, rendirse no era una opción. Tenía que recordar algo, cualquier cosa...

"Un momento —pensó Raphael— Ya lo sé"

—¡Sofía! —gritó Raphael bajando las escaleras— Sofía, —su amiga lo miró asustada— Creo, creo que tengo una idea.


*                   *                *


—Estoy aquí... ¿Qué sucede?

Raphael trató de explicarle todo rápidamente a Lydia mientras tomaban el ascensor rumbo al quinto piso del hospital. Estaban todos nerviosos pero dispuestos a buscar información del paradero de Simon.

—Al principio pensé que sería una locura, pero es nuestra única opción. No creo que de la nada se le ocurriera decir nuestros nombres sin que supiera algo. ¿Entiendes? Y bueno, Sofía, pues ella fue a buscar ayuda...—terminó de hablar Raphael— ¿Lo conseguiste? —preguntó cuándo se dio cuenta de que no estaba seguro si su amiga había logrado "hablar" con el guardia de seguridad

TRAICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora