►Cap. 19 || No tiene mucha elección

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– No seas flojo, levántate

Maia notó que su amigo seguía con la cabeza apoyada en el mostrador y no tenía intención de salir de aquella posición.

– Simon, espantarás a todos los clientes, – suspiró– Y yo pensaba que habías venido a ayudar, pero al parecer viniste a dormir.

– Es domingo, no seas aburrida –contestó Simon

– Si, es domingo, ¿Y qué? – le dijo Maia– Bueno, falta poco para cerrar la cafetería ¿Me esperas?

Simon esperaría, estaba cansado. El mural que una vez pensó nunca lo terminaría, ya estaba tomando forma, y eso le alegró. Pero por otra parte, lo tenía agotado. Contempló a su amiga, se estaba despidiendo de las últimas personas y con la mirada llamó a Simon. Obedeció.

Ya en la calle, y caminando, ella reanudó la conversación.

– ¿Cómo va todo? No te he visto en días, ha sido una sorpresa.

– Pensé en ti, y vine a verte. La verdad, necesitaba hablar contigo. –contestó Simon

– ¿Acaso problemas?

– Demasiados. Tengo uno en particular, se llama Lydia. –dijo Simon no sin cierta gracia

– Seguro no le caes bien por tu horrible peinado –dijo Maia riéndose– O por tu espantoso gusto por la moda, o por la música que escuchas, o por...

– Bueno, ahora todo tiene sentido –la interrumpió Simon y juntos empezaron a reír como tontuelos.

La vibración del celular de Simon hiso que diera un brinco y lo sacará inmediatamente de su bolsillo. Era Sofía. Contestó, pero antes de que le permitiera decir algo, ella habló.

– Hola Simon, Soy Sofía, bueno ya lo habrás supuesto si me has agregado en tus contactos. La verdad, Lydia no quería que te llamara, pero yo la he estado convenciendo e... Igual no cambió de opinión. En fin, mañana nos reuniremos todos y pensé ¿Por qué Simon no aceptaría desayunar con nosotros a primera hora? Entonces estoy aquí llamándote. Por cierto, me encuentro con Matías y dice que le pareces de lo más "cool". ¿QUÉ? Si, se lo dije. No, no me importa lo que pienses, Mati. Bueno Simon, tengo que colgar. Te esperamos en la empresa de Raphael, a las siete. Si no llegas, me veré obligada a buscarte, raptarte y llevarte. Adiós.

Simon no colgó. Sofía cortó primero. ¿Qué había dicho? Hablo todo tan deprisa que tuvo poco tiempo para asimilarlo. Lo que comprendió era que lo esperaban a desayunar. Se formó un nudo en su garganta y no supo si sería correcto ir o no. Al fin y al cabo, ella lo había invitado.

– Simon, ¿Estás vivo?

– Ah, Maia, si... ¿Qué pasó? –dijo Simon tratando de mantener la voz pausada y calmada

– Te has quedado con el celular en mano sin decir nada, estás volviéndote loco

– Créeme, ya estoy loco.

                                                                           *         *         *

Raphael observó cómo Sofía enchufaba la cafetera, Lydia llevaba los platitos y se los daba a Matías, y este colocaba tostadas en ellos. Él... él solo miraba.

– Debemos hacer esto más seguido –dijo Lydia– Cuando no desayuno paro de mal humor...

– Es decir, nunca desayunas –le dijo Sofía burlándose

– Te lo perdonaré esta vez porque eres tú –dijo Lydia con una sonrisa– Raphael, ¿Puedes dejar de ser un completo inútil y ayudar a Sofía a servir el café?

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