2. El primer encuentro.

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Pasaron meses desde la última vez que se topó con esos brillantes ojos azules, y esa hermosa melena con reflejos que rara vez lograba avistar en los pasillos.

La curiosidad acerca de ella no hacía más crecer en su interior, pero a su vez, sabía que no habían muchas posibilidades de que pudieran hablar.

Se encontraba arreglando un par de apuntes de sus clases cuando Matt apareció por la puerta con una sonrisa entusiasmada.

Hizo una mueca, dedicándole su atención y dándole espacio para que hablara.

—¿Has oído la noticia? — le preguntó entrando y arrojándose en la cama.

Negó con la cabeza. El moreno sonrió, cómo si aquella fuera justo la respuesta que esperaba.

—Ria se marcha— comentó, y William no entendió el porque de su emoción.

Ria era una chica holandesa que estaba de paso en la pensión. Era bastante simpática, aunque la verdad no había compartido mucho con ella.

—¿Y te alegras por eso?— le preguntó confundido.

El moreno negó rápidamente.

—Lo que sucede es que le harán una fiesta de despedida Will. ¡Una fiesta! — exclamó con emoción.

—¿Le dijiste a Luis?— indagó distraído.

—Sabes que dirá que si — guiño un ojo. —Y yo se que tu también lo harás.

—¿Como estás tan seguro?.

—Porque habrá muchas chicas, además, si no aceptas yo y Luis te raptaremos.

Bufo con una media sonrisa en el rostro. Lo de las chicas no le llamaba ya demasiado la atención, porque lo único que solía invadir sus pensamientos, eran esos ojos azules tan intensos como misteriosos.

Al final, de igual forma dijo que si. No era como si le quedara opción, eh igualmente quería pasar un buen rato.

                          ....

—¿Ya se va ah atrever a hablarle?— la voz aguda saltó en medio del relato.

—Yo creo que va a ser ella quién le hable— comentó el otro entre risas.

Se escuchó un bufido.

—Cuando será el día en que aprendan a no interrumpir— exclamó al cielo una voz masculina.

Luego vinieron las risas.

—Mejor continua, se pone cada vez mejor.

Otro bufido.

—Está bien.

.
Estaba nervioso y emocionado a la vez, como esa clase de sensación que te estruja el estómago, pero también te llena de aire los pulmones.

Iban a llegar más tarde, la fiesta  habría comenzado hace más o menos una hora. La razón era simple. Matt no se decidía por la pinta que quería llevar.

La forma en que caminaban le recordaba a los tres mosqueteros, y en cierta forma, cuando caminaban los tres juntos se sentía genial, como si tuviera el mundo a sus pies.

Al bajar por las escaleras se permitió observar el ambiente.

Era tranquilo, bastante familiar. La gente bailaba y bebía, algunos como si la vida se les fuera en ello.

Entonces la vio. Hablaba en las mesas con un chico bastante alto, quién usaba anteojos y tenía el cabello claro revuelto de forma extraña. Aunque no pudo ni sonreír antes de que comenzarán a arrastralo.

Nuestro ayer: "El primer amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora