Las mejillas hundidas de Yuuko, no perdieron el color rojizo que adquirió intempestivamente, semanas antes de que esa pelea iniciara. A causa de los altibajos que sufrieron sus sentimientos, la palidez permanente de su alargado rostro, era acompañado de aquella tintura escarlata que le daba un toque enfermizo, nunca antes visibilizado en su tersa piel de niña pequeña.La ausencia de la risa que le brindaba un calor hogareño, resquebrajaba su alma, llevándola a sentirse como en una enorme montaña rusa, subiendo y bajando en una carrera por cerrar las brechas de su lejanía, pero a medida que el viaje se intensificaba, la posibilidad de que un tornillo le faltara a su carrito, se convertía en inminente.
Ver su reflejo en las mañanas, ocasionaba una severa desolación anímica en su autoestima, por ello, había quitado de su cartera el espejo circular que Takeshi le había regalado cuando el suyo se rompió. Por su desgarbada apariencia, podría decirse que estaba deshidratada de tanto llorar, incluso, perdió la cuenta de las veces que durmió y despertó con el rostro bañado en lamentos diáfanos. Las pesadillas le impedían un descanso placido...
Luego del grave accidente en el que se vio involucrado, el estado clínico de Yuuri fue incierto por más de una semana; y cuando finalmente salió de cuidados intensivos, los médicos encargados de su caso, les informaron que debido a la conmoción cerebral sufrida, añadida a la lesión penetrante de la cabeza, el joven Katsuki no saldría del coma al que fui inducido para darle un tratamiento adecuado a sus heridas.
Podía tardar semanas, meses, años... el tiempo que se empleara para salir del sueño, dependía de él mismo.
– ¡Todo es tu maldita culpa! –imputarlo de ser el autor principal de cada mal causado para su amigo, no la sacaría de su estado de congoja, pero al menos, liberaría la tensión emocional de la joven Yuuko. Ni siquiera tras ver a un sollozante Viktor, segundos después de propinarle una cachetada, ella sintió lastima, él no merecía que nadie le tuviera ni la más remota compasión–. ¿Por qué tuviste que ir a perturbar su paz? ¡Dime por qué fuiste a molestarlo! –le reclamó sus estúpidas acciones irracionales, aguantando las ganas de golpearlo nuevamente. Aunque el calambre de su mano le impidiera volver a alzarla en su contra, hallaría un medio con el que agredirlo.
De pie en el enorme campo minado, nombrado como la recepción del hospital, el encuentro entre dos enemigos mortales, se dio. Viktor pretendía ver a Yuuri para afianzar la rapidez de su recuperación; sin embargo, la barrera impenetrable forjada por sus amigos, le bloqueaba el camino a su felicidad. Ninguno de ellos estaba dispuesto a ceder a sus suplicas. No le darían el privilegio de acompañarlo.
–Yo solo quería hablar con él –explicó poniendo su tacto frío sobre el sitio afectado. Esa mujer podría ser pequeña y menuda, pero daba golpes que tenían la potencia de romper una mandíbula–, si hubiese sabido que eso pasaría... –se atragantó con su propia miseria al recordar a Yuuri golpeado en el pavimento, con la cara ensangrentada–. Nunca habría ido a su departamento, te lo aseguro.
–Lárgate de aquí –pidió Takeshi, apelando a ser un mediador neutral para apaciguar las turbulencias del aire. Viktor afectaba demasiado la salud emocional de Yuuko y de la mayoría de los presente. Era menester alejarlo del hospital, al menos, mientras ellos cumplían sus horas de visitas–, por favor, ven cuando no estemos aquí –Viktor soltó una carcajada sarcástica, avanzando varios pasos para desafiarlos.
–No pueden pedirme que salga de aquí –haría valer sus derechos en contra de sus peticiones llenas de ingratitud–, soy esposo de Yuuri y tengo el mismo derecho de estar a su lado –no le importaba pasar por encima de todos ellos con tal de avizorar el rostro durmiente y lívido de Yuuri.
–Viktor, deja de hacer una escena –Chris puso una mano sobre su hombro para calmar el huracán que se desataba en su interior. Él hombre de anteojos redondos, se preguntó ¿Quiénes eran ellos para impedir que su entrañable amigo estuviese al lado del hombre que tanto amaba?–, será mejor que nos vayamos y regresemos otro día –lo presionó para que no siguiera caminando. Lo que menos necesitaban era una pelea en un hospital. No otra vez.
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Stay Close to Me
FanfictionEl amor después del silencio combatirá nuestros demonios. El odio nacido antes de comprender tu partida, perseguirá a la razón con ahínco, y eso me obligará a despreciarte. Podré pedirte que permanezcas junto a mí, pero mis lamentos ya no interesará...