Capítulo 1

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Muy temprano por la mañana, entró en el restaurante del pueblo una muchacha cubierta de pies a cabeza con un largo impermeable café, el cual le protegía de la llovizna que a esa hora mojaba Forks. Se acercó al mesón y sin quitarse el capuchón de la cabeza preguntó:

_¿Podría decirme dónde puedo ubicar al jefe de policía Swan?_

_¿Necesitas ayuda, es algo urgente?_ la mujer le miró intentando encontrar su rostro bajo la capucha.

_No_ se defendió ella _Sólo necesito encontrarle por una cuestión doméstica_ se apresuró a corregir.

_¡Ah!_ suspiró la mujer y le dio una mirada al hombre calvo que se apoyaba en la barra metros más allá.

_Charlie no tiene turno hoy en la mañana_ alegó con voz cansina éste volteándose _Ha de estar en su casa ahora_

_De verdad necesito encontrarle_ insistió con voz cautelosa y sin moverse ni un centímetro.

Sus interlocutores intercambiaron un par de miradas silenciosas antes que la mujer resolviera darle la dirección que la chica solicitaba.

En tanto en casa, Charlie se encontraba bebiendo café y leyendo el periódico cuando llamaron a la puerta. A regaña dientes, por ser interrumpido en uno de sus momentos sagrados, se dirigió a abrir.

_¿Si?, diga_ murmuró al no reconocer a la muchacha que tenía en frente.

La interpelada levantó la vista del suelo mojado y al fin se quitó el capuchón para mostrar su rostro.

_Padrino, soy Lara_ contestó con una sonrisa tímida, pero que a la vez expresaba el haberse quitado un peso de encima.

_¿Lara?, ¿la pequeña Lara Kingston?_ balbuceó sin salir de su asombro _¿Es verdad?_

_¿Acaso no ha llegado la carta?_ la chica correspondió a su sorpresa al tiempo que ponía su mano para proteger sus ojos de las frágiles gotas que caían.

_¿Carta? No, pero entra por favor_ respondió él despabilando.

_Me siento muy apenada, se suponía que mi madre envió una carta donde explicaba mi visita_ y sus mejillas hasta ahora pálidas, se ruborizaron.

_Debe de haberse extraviado _ mencionó Charlie sin darle mucha importancia _¡Pero vaya qué sorpresa me has dado, Lara!_ exclamó desbordando alegría _¿Puedo darte un abrazo?_

La chica sonrió también, asintiendo a su petitorio.

_Creo que no te veía desde los seis o siete años, ¿cuántos tienes ya?_

_Diecisiete_

_Vaya, cómo pasa el tiempo_ rió soltándola _Acompáñame, te serviré algo caliente de beber_

Ella le siguió hasta la cocina luego de quitarse el empapado abrigo, sólo ahora su larga cabellera negra salió a relucir.

_Me alegra mucho haberte encontrado, padrino_

_Charlie, sólo dime Charlie_

_Aunque no pensaba tomarte tan de sorpresa_

_Qué va, eso no importa_ contestó sirviéndole una taza de chocolate _¿Y tu madre, qué tal está, por qué no viene contigo?_

_Ya sabes que a ella siempre le resultó todo un reto volver a Forks, padrino_ dijo con algo de pesar en su tono.

_Charlie, dime Charlie_ volvió a corregirle.

Ocaso de MediodíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora