Capítulo 20

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Jacob permaneció pasmado contemplando a la imponente loba surgida de la menuda figura de Lara. Pero Jacob no era el único, Billy, Sam y el resto de la manada también observaban en silencio a la bestia de pelaje blanco como la nieve y ojos azules como el cielo en verano, quien les miraba arisca y amenazante, inspeccionando desde la altura a ese reducido grupo de humanos.

_Finalmente lo logró_ masculló el viejo Quil con sorpresa _Su espíritu lobo venció la barrera humana_

Lara se sentía tan a gusto, tan emocionada, llena de energía y entusiasmo, que olvidó la irá que la obligó a transformarse. Desde su cuello provino un sonido agudo y profundo, un aullido que manifestaba felicidad. No esperó más y se abrió camino a través de la oscuridad del bosque para probar qué tal resultarían el resto de sus habilidades; corrió y corrió sintiéndose tan ligera que le parecía inaudito, la brisa helada hacía ondear su pelaje, lo que le resultaba agradable, en su avanzar algunas aves salían volando desde las copas más altas de los árboles, no le importó, su visión era lo suficientemente aguda para transitar libre por el intrincado terreno y desplazarse con comodidad. Le resultaba tan extraño y mágico a la vez, mientras andaba se sentía fuerte, plena, conectada con ese bosque, con la vida que se manifestaba en él, se detuvo y aulló un par de veces más con dicha, dio brincos de un lado a otro jugueteando, pero sin medirlo derribó un par de gruesos troncos, entendió entonces que debía aprender a manejar sus proporciones y su fuerza. De pronto, de un instante a otro su cuerpo pareció congelarse, sintió un dolor punzante desde la punta de su nariz hasta el último pelo de su cola, se detuvo sintiendo cansancio y un peso enorme sobre su lomo que le recorría la columna. Entonces sin saber cómo, aterrizó de golpe boca abajo sobre la hierba a la orilla de un pequeño riachuelo, y allí se quedó, inmóvil, casi sin energías, sintiendo la brisa ligeramente fría sobre la desnudez de su cuerpo.

Pasados unos minutos la primera persona en dar con ella fue Leah, quien al encontrarla en tales condiciones de abatimiento y semiconsciente no tardó en socorrerla, afortunadamente para Lara ésta cargaba un trozo de lienzo grueso entre sus ropas, lo bastante ancho para cubrirle desde la cintura a las rodillas. Instantes después apareció el resto de la manada.

_¡Lara!_ exclamó con preocupación Jacob saliendo de entre el grupo.

_Ella está bien_ le tranquilizó Leah _Sólo agotada_

Lara era capaz de escuchar cada palabra, pero se sentía lo suficientemente débil como para no querer articular ni el más mínimo sonido que ratificara que en general estaba bien.

_Dame tu playera_ le pidió en seguida Leah a Jacob haciendo referencia a su espalda descubierta _Yo le ayudaré a levantarse y la llevaré hasta la reserva_

_No es un trecho muy corto_ le recordó él quitándose la prenda.

_Nos las arreglaremos, descuida_

_Entonces es mejor regresar_ indicó Sam al resto _Ellas estarán bien, Jake, deja que Leah se encargue_

Dicho esto, todos los muchachos de la manada, e incluyendo a regañadientes Jacob, emprendieron el regreso dejando a las dos chicas solas.

Lara sintió como las manos de Leah le cogían con cuidado de los hombros para poder levantarle y cubrirle con la playera de Jacob. Mas cuando Leah le enderezó encontró un pequeño charquito de sangre proveniente de la oreja izquierda de Lara, la cual estaba apoyada contra la hierba.

_No se los digas_ le pidió con voz débil Lara.

_¿Estás segura que te encuentras bien?_ le miró con suspicacia.

Ocaso de MediodíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora