Compañero de...

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-Guardia –grito con el rostro entre dos barrotes y mis manos sosteniéndolos –guardia merezco hacer mi llamada –en la pequeña edificación lo único que se escucha son mis gritos

-Cierra la boca revoltosa –grita el hombre en respuesta y escucho una nueva conversación con el hombre que recién ha llegado

-Guardia si no me deja hacer mi llamada en cuanto salga de aquí me aseguraré de hacer que lo despidan –grito ya bastante enojada pero al mismo tiempo sintiéndome débil, esta enfermedad me consume y si no me alimento en cualquier momento me desmayaré

Los guardias no responden a mi amenaza pero escucho nuevamente una conversación y pasos por el pasillo hasta que se hacen visibles para mí los dos oficiales, el segundo, el que acaba de llegar a su turno lo conozco, fue guarda espaldas de mi padre y mío por un tiempo, al verme sus ojos se ablandan

-Deja que haga la llamada –le ordena el hombre que reconozco al otro oficial

-Me ha llamado hijo de puta, eso es una falta a la autoridad y si quiero no la dejaré llamar –responde mal humorado

-Esta revoltosa –me señala el conocido- como tú la estas llamando es hija de un hombre muy importante y te aseguro que en cuanto salga de acá te hará perder tu trabajo por no dejarla hacer la llamada –replica el hombre severamente y el otro haciendo mala cara saca las llaves de su pantalón y abre la celda con pesadez

-Una llamada, solo tiene cinco minutos –dice autoritario y señala el teléfono en el pasillo

Corro al teléfono y al instante de descolgarlo pienso a quién llamar, mi padre probablemente me dé el sermón del año y aun con veintiún años sería capaz de castigarme, Maggi se preocuparía mucho y no creo que cuente con el dinero suficiente de la fianza… piensa Lina, piensa… ¡Zayn! No, él podría incluso chocar su auto en el camino hasta acá, a los demás me da vergüenza pedirles algo así. ¡Harry! ¿Cómo no lo pensé antes? Marco el número del rizado y espero que atienda. Uno, dos, tres, cuatro tonos y al quinto atiende.

-Hola –resuena su ronca voz y suspiro de alivio

-Harry soy Lina –respondo

-¿Lina? ¿en dónde estás? Todos estamos preocupados –algo de alivio se siente en su voz y al fondo escucho un montón de voces, todas de hombres

-Hey, no tengo tiempo, golpee al tipo del articulo y estoy detenida en la comisaría occidental; no les digas nada a los chicos necesito que vengas a recogerme y por favor pagues la fianza, discúlpame por hacer que estés metido en esto pero no tengo a nadie más –“un minuto” grita el oficial y se me estruja nuevamente el estómago- Harry me estoy sintiendo mal de nuevo, he vomitado bastante.

-Voy para allá y tranquilízate –dice el rizado y corta la llamada camino a la celda custodiada por el oficial que trabajó para mi padre, camino atrás de los barrotes y el hombre cierra la puerta.

-¿Qué fue esta vez? –pregunta con calma, es obvio que él sabe acerca de mis dos detenciones anteriores

-Volví a golpear al periodista –camino a la incómoda cama y me recuesto

-Por el artículo de hoy –afirma- espero que por lo menos lo hayas golpeado fuerte -¿se sorprenden? No deberían, este hombre es policía pero sabe cuán molesto ha sido para mi familia lidiar con los medios

-Le rompí la nariz, hubieras visto la tenia torcida y además creo que lo golpee tanto en su masculinidad que ya no podrá ser padre –me río un poco y el hombre también lo hace

-Entonces vale la pena que estés acá –él es realmente amable, claro que lo es, la primera vez que golpee a Flinn él aun trabajaba para mi padre y fue quien me saco de esa horrible comisaría y ni siquiera se lo mencionó a alguien. El oficial se retira y tengo un poco más de tranquilidad para desintegrar el nudo de mi estómago hasta la llegada de Harry.   

Mi amigo llega unos veinte minutos después y en cuanto paga la fianza exige verme y que me saquen de aquella celda, el oficial que conozco me regala una pequeña sonrisa cuando entrega a Harry las llaves de mi motocicleta y se disculpa por que su compañero la haya aboyado momentos antes.

-¿Cómo llevaremos la moto? –le pregunto al rizado ya estando fuera de la estación y después de darle un gran abrazo por venir en mi rescate. Él me observa un poco raro.

-Nos iremos en ella –dice obvio agitando las llaves –pero yo conduzco –asiento a su exigencia, pues no es como si deseara conducir mientras siento que el estómago se me retuerce

Con los cascos sobre nuestras cabezas y yo abrazada a la cintura de Harry partimos a la casa de Zayn ya que los demás chicos están allá, el rizado me dijo que habían estado muy preocupados y que cuando lo llamé y dijo que iba a recogerme los chicos se escandalizaron y la única forma en la que consiguió que se quedarán en casa fue pidiendo que cocinaran algo para mí ya que según Harry debía tener mucha hambre.

No quiero comer, de hecho no sé si pueda comer con el nudo que tengo en el abdomen, y con cada movimiento de la motocicleta para cambiar de calles o incluso parar en los semáforos me están dando deseos de vomitar nuevamente.

-Acelera –grito a Harry por sobre el ruido del motor

-No sé conducir bien, además ya falta poco –responde esquivando un auto

-¡Acelera o vomitaré encima de ti! –respondo y aprieto el agarre en su cintura, eso es como un interruptor pues de inmediato el castaño obedece y en pocos minutos estamos frente a la puerta de la residencia Malik

-Mierda, que abran rápido o vomitaré la puerta –murmuro tapando mi boca con la mano

Pocos segundos después la puerta se abre y veo a Zayn tras ella pero siento el familiar hormigueo en la tráquea y corro a través de la casa ya conocida para mí, en busca del baño. Solo basta con estar frente a la cisterna para descargar el poco contenido estomacal que me quedaba.

En la sala se escuchan las voces de todos los chicos pidiéndole explicaciones a Harry y él respondiendo con evasivas, me levanto del suelo y bajo la cadena. Frente al espejo veo mi reflejo, ese que no veía hace bastante tiempo, una Linabet con pequeñas manchas violeta bajo sus ojos cansados y la piel uno o dos tonos más pálida; me lavo la boca y salgo del baño al escuchar que la conversación de los chicos ha subido de tono.

-No me importa si no crees conveniente que sepa lo que sucedió, te lo estoy exigiendo. Ha estado toda la mañana y parte de la tarde sin dar señales de vida y cuando lo hace solo te llama a ti y tampoco dices nada pero cuando llegas con ella sale corriendo directamente al baño –grita Zayn obviamente a Harry

-No te lo diré, si ella lo quiere decir pues bien, pero de mi boca no va a salir una palabra justificando su pequeña desaparición o el que este vomitando –responde el rizado en el mismo tono, están en la cocina y yo estoy en el umbral de esta en silencio; al igual que Liam Louis y Niall que observan a sus amigos de cerca

-¡Que me digas carajo! –grita iracundo el moreno cerca del rostro de su amigo- tengo derecho a saber ella es mi…

-¿Tu qué? Ella no te hace caso; solo eres su compañero de follar –estalla el rizado y el moreno intenta abalanzarse sobre él pero Liam y Louis son más rápidos y lo detienen

-¡Harry eres un rastrero! –le grito desde la puerta completamente indignada… ¿en serio tenía que gritar eso? Hacer que todos se enterarán de nuestra intimidad, la que yo le confié  él por ser mi supuesto amigo.

-Lina yo…yo… -él no encuentra palabras, yo no las tendría si hubiese sido quien jodió nuestra amistad

-Que te den Harold, yo confié en ti y resulta que te cabreas y entonces abres la bocota –un suspiro pesado cae de mis labios y por un momento todo a mi alrededor se mueve. Niall que es el que está más cerca de mí me toma de un brazo y pone su otra mano en mi espalda  

Nuevo dulce infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora