PELIGRO

25 2 0
                                    

¿Cómo me explico..?
  Bueno, prefiero realmente dar una alerta válida que una explicación pobre.
  Y advierto que esta carta puede dolor un poco, pero, si tengo suerte, dolerá mucho.

   Es lamenteble ver que te pones en una situación tan penosa, pareces haber perdido la cabeza o quizás tenerla metida en el.....

    Casi, pero no.

     Y hace poco tiempo habría dicho que mi problema estaba dirigido a tus actos y a sus consecuencias, que son familiares al suicidio; pero hoy día, te consedo la tregua en dicha guerra, pues no es por dichos cargos que vengo por tu botas de gato, este alguacil, esta vez viene debido a un daño que causas y que quizás, y solo quizás, ni siquiera ves que haces.

   Es muy lindo querer sentir que tienes soberano y absoluto dominio sobre tus actos y costumbres y, más allá, sus consecuancias; pero a decir verdad, no es así, no tienes un ápice de control sobre nada y no eres, siquiera, capaz de entenderlo, te encuentras de pie en el extremo directamente opuesto a la razón, el entendimiento y el control. Aún más directamente hablando, te explico:
Tu falta de control solo se iguala a tu falta de conocimiento y de astucia.

   Pero ¿Por qué te escribo con enojo, en lugar de explicarte pacientemente?

    Pues porque te niegas directamente a entender razones, no importa cuántas bocas sabías aconsejen tus oídos zordos, el sonido, aún el de un grito, no podría penetrar esa debsa coraza de ignorancia, impaciencia e inexperiencia; que cubre esos oídos tuyos.

      Y no me malinterpretes, quisiera poder hablarte en mayor calma y tener la certeza de que escucharas, aprenderás y ejecutarás; pero has sacado un doctorado en ignorancia, por lo que nada sería capaz de lograr sin un método contundente.

        Y ¿Por qué, entonces, te escribo aún sabiendo que harás caso omiso de mis palabras?

      Necesito sentir que me he dirigido a ti y te he advertido sobre tu curso de impacto.
       Porque, lamentablemente, aún guardo algo de esperanza en que puedas reaccionar a tiempo, si por alguna coincidencia llegas a leer mis palabras.
        Porque Hanzel es más capaz de ayudar a Gretel a salir del bosque, que su padre quien no ha entrado al bosque.
        Y más importante, porque en tu camino con dirección de impacto, podrías arrastrar contigo a quien más valor tiene para mí en este mundo, y,  definitivamente si no te importas suficiente para salvar tu propio pellejo, yo no estoy a disposición de permitir que causes daño a alguien importabte para mi, solo porque eres demasiado cabeza dura para aceptar tu error y corregirlo.

        Y te advierto:
        Daña lo que más quiero, y te aseguro que, para ti, tu punto de colisión parecerá la cima del monte everest, en comparación con el infierno profundo que conseguirás conocer.

         Soy muy capaz de comprender que todos cometemos errores, y soy fiel creyente de que en los fracasos está el aprendizaje, pero ya has aprendido bastante como para buscar tanto. Y, hasta donde sé, no eres docente, así que no te recomiendo compartir conocimiento y mucho menos bajo ese método.

        Y, esta vez, mi carta lleva algo de desesperación en ella, lleva algo de temor y, te lo aseguro, una buena suma de ira.
        Lamento que debas estrellarte así, pero no quieras llevar pasajeros.

        Has conseguido alejar a todos quienes estaban cerca de ti, alguien más se acercó, trata de no causar daño a quien está de tu lado, porque de ser mi voluntad, te libraria de toda compañía, pero tu magnetismo es mayor que el razonamiento promedio.

          Representas peligro a quienes están cerca y todos los que lo hemos captado hemos alejado nuestros rumbos de ti, quienes no, permanecen cautelosos; pero tú aprovechas a los incautos, a esos que no son capaces de sospechar, porque aunque saben qué sucede, no son capaces de verlo.
         Alejate de quienes puedes dañar, pues tu segundo nombre es peligro y definitivamente le haces honor.

Great Master.

         Consternado, alterado y desesperado:

Atentamente
Un escudo punsocortante.

Cartas de ira a un incógnito receptorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora