Saber la razón por la cual se habían distanciado era demasiado obvia, pero admitirlo dolía.
Los siete chicos se habían distanciado con el pretexto de aclarar sus pensamientos y buscar una mejor solución a su situación, todos estaban desesperados po...
Lo primero con lo que se cruzó cuando entró al laberinto fue con medicamentos, no recordaba que en un principio eran grises y apenas lograban verse.
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¿Cómo había pasado de esas pastillas a las naranjas? ¿A caso su tristeza era demasiada que tuvieron que darle una dosis extra?
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Hoseok se acercó a la alambrada recargándose ligeramente para poder encontrar una salida, desde que se adentro supo que iba a enfrentar a su demonio interior; el laberinto les estaba mostrando sus más oscuros y profundos secretos de su persona.
Se dio cuenta que había plumas esparcidas en su lado del laberinto y las miro atento, sonreía al ver cómo éstas volaban para ser libres. Era como ver las plumas de un pájaro.
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Cerró un poco los ojos y recordaba cómo había gritado a tal grado que al día siguiente tenía la voz ronca y rasposa.
Recordaba el efecto de las pastillas.
-¿Por qué no podemos estar juntos? – Le preguntó al viento con la esperanza que sus palabras fueran arrastradas a alguno de sus amigos-. ¿Por qué cuando ya estoy tocando el cielo tengo que caer? – Antes de dar otro paso y alejarse agregó-. ¿Por qué siempre me debe tocar la oscuridad?
