ASHTON.
"Hey"
Clarisse me vio entrar a la habitación y sonrío de inmediato.
"Hola" tosió un par de veces y me indicó la silla en la que podía sentarme.
"¿Cómo te sientes?" Pregunté y ella enarcó una ceja, divertida.
"Mal" dijo riéndose, cómo si no fuera más obvio y tando de ocultar lo triste que me sentía, reí con ella.
"Perdón, fue una pregunta idiota" rasqué mi nuca mientras tomaba asiento y ella asintió.
Miré su rostro detendamente. Es cierto, lucía demacrada, pero algo la hacía lucir perfecta.
"Sabes que me da miendo cuando me miran así" pasó una de sus manos frente a mis ojos y entrelacé mis dedos con los de ella, bajé su mano para poder verla y sonreí.
"¿Nunca dejas de ser preciosa?"
Ella me miró confundida.
"Tienes una novia afuera de la habitación, Irwin."
"Eres mi ex-esposa, tengo ciertos derechos"
"¿Qué tal los niños?, ¿Se llevan bien con Lenn?" Cambió de tema.
Ahora fui yo quién la miró, llevé la mano a mi boca tratando de no reír.
"Hasta ahora parece muy difícil que eso pase"
"Pensé que Aaron se llevaba bien con ella"
"Él se está acoplando, para Audry es un poco difícil"
Tomé su mano y la acaricié lentamente, hablar con ella sobre Lenn me ponía nervioso.
"¿Cuántos años le llevas, Ashton?"
Hice cuentas y hasta yo me impresioné.
"Doce" susurré. Era mucho, casi la edad de mi hijo menor.
"¿Eres feliz con ella? Los días que han pasado juntos, ¿Los disfrutas?" Comencé a jugar con sus delgados dedos, levanté la vista y la miré a los ojos durante unos segundos.
"Son increíbles" sonreí y ella hizo lo mismo.
"Es lindo que tengas a alguien contigo después de esto" susurró y bajé la mirada.
Un nudo en la garganta me impidió hablar y acarició mi mejilla con la mano que minutos antes estaba entrelazada con la mía.
"Le conté a Lenn cómo nos conocimos" aclaré mi garganta y cambié de tema repentinamente.
Clarisse frunció el ceño al principio y me sonrió.
"Es extraño" cubrió su boca mientras tosía y asentí.
"Lo sé" reí y la miré.
Observé los aparatos a mi al rededor y todo lo que estaba en aquella habitación, el sonido de las máquinas era lo punico que podía escuchar hasta que ella volvió a hablar.
"¿Qué es lo que dijo?" preguntó.
"¿Lenn?" asintió. "No me dijo nada, sólo reía y hacía pequeños comentarios, nada importante en realidad"