Capítulo 12.

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El tacto de Ashton era suave y tímido, como si tuviera miedo de que por prisa, me separara de él. Recorrió lentamente con la punta de los dedos la piel desnuda de mis brazos, una corriente eléctrica pasaba por mis extremidades ocasionalmente, provocando leves risas de mi parte.

Su piel tocando la mía hizo que la noche fría se tornara cálida, como si con sus roces hiciera florecer algo en mi que nunca había sido capaz de notar con ninguna otra persona.

Toqué su cabello, jugué con él y lo jalé levemente para molestarlo. Sus risas eran de los sonidos más melodiosos que todo crítico de arte debería escuchar, y el sentimiento de poder escucharlas aún sin tener el mínimo conocimiento que ellos poseían logró hacerme sentir como la mujer más afortunada de todo el mundo.

Acaricié su abdomen, el cual se encontraba descubierto debido a la ausencia de su camisa antes empapada. Recorrí un poco la manta que ocultaba de mi vista la parte baja de este y pasé la mano suavemente por la zona.

Reí cuando lo escuché maldecir por lo bajo antes de contestar el celular del cual provenía un molesto sonido.

—¿Hola?—me miró con el índice apoyado en sus labios. Bufé en silencio cuando escuché la voz de Audry atravesar la bocina.

Miré hacia afuera y arreglé mi camiseta, ésta se había levantado al incorporarme de la cama.

Las gotas de lluvia habían cesado hasta convertirse en una fresca brisa que entraba por la ventana para que momentos después chocara con delicadeza en mi rostro, sonreí cuando los brazos de Ashton  rodearon parte de mi cintura  y haló de mi pegándome a él.

—Me tengo que ir—susurró en mi oído lentamente. La brisa de afuera golpeó contra mi rostro una vez más, mis brazos apoyados en el marco de la ventana recibieron suaves caricias de su parte y recargué mi nuca en su hombro.

Asentí.

—A menos que quieras ir conmigo...—apoyó el mentón en mi hombro y esperé algunas risas que me indicaran que eso había sido una broma, pero nunca llegaron.

—¿Es en serio?—murmuró una afirmación y besó mi cuello lentamente, sus manos acariciaron mi cadera de forma delicada antes de apartarse.

—Puedes ir y quedarte en mi casa unos días—fruncí el ceño ante su petición.

Giré el cuerpo para verlo. Sus cejas ligeramente arqueadas me dieron a entender que esperaba ansioso una respuesta.

—No creo que sea...una buena idea

—¿Por qué?—tomó asiento en la cama, sus músculos se tensaron al estirarse para alcanzar la camisa que se encontraba ahora doblada y seca sobre un pequeño buró.

—No le agrado del todo a los niños...—reí nerviosa, él se levantó y lo miré buscar sus zapatos.

—Aaron te adora y Audry...

—Audry me detesta...—él rió al escuchar mi respuesta, no era un chiste.—¿De qué te ríes?

—Lenn, Audry no te detesta.

—Además, no creo que sea un buen momento—lo miré extender los brazos dentro de la fina camisa y comenzar a abrochar cada uno de los botones desde abajo.

Family Issues. a.iDonde viven las historias. Descúbrelo ahora