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Era lunes, otra vez, y lo detestaba. Era el día de la semana más largo, con las asignaturas más pesadas y con los peores profesores.

Acabamos las clases y, como de costumbre, salí con Silvia. Esta, no paraba de comentarme cosas sobre lo sucedido aquel viernes.

-Pues se ve que a Leo, ¿sabes a quién me refiero? El surfista ese pelirrojo tan mono del otro día, le dio plantón una chica.

- ¿Cómo lo sabes? No parece la clase de chico que va contando por ahí que alguien le ha dicho que no.

-A ver, no lo dijo él, pero sus amigos nos comentaron que sabían cuándo estaba enfadado por eso, y llegó dando voces y pateando cosas.

- Y ¿Eso cuándo fue?, no lo recuerdo. -No quería que se enterase de que yo era esa chica.

-Justo después de que Marc y tú os fuerais. - Sí, la capacidad de relacionar términos de mi amiga, brilla por su ausencia.

-Ah, por cierto, ¿Qué tal con Marc?

-Tía, ¿quieres saber lo que hice con tu primo? Que morbosa eres.

- Ja ja, no me refiero a eso, es que Marc no es el típico modelo de príncipe azul.

-Lo sé, una pena, oye, hablando de príncipes azules...-De repente, vimos la figura de Adrián aproximándose hacia nosotras.

-Hola chicas- Su tono era tímido y sonrisa dulce.

-Hola Adrián.

- Bueno, chicos, yo me voy, que me llaman. Adiós -Y Silvia se fue dejándonos solos.

-Esto... ¿Qué tal?

-Bien, ¿Y tú? Siento no haberte podido contestar el otro día, sé que fue un día muy complicado, pero Marlene...

-Adri, no importa, tienes novia y tienes que estar para ella, ya hiciste suficiente por aguantarme.

-No digas eso, somos amigos. -Ese comentario, llegó directo a mi autoestima.

- Sí, lo somos-Sonreí forzadamente, y él me devolvió la sonrisa. Dios, me derretía por él, y creo que lo sabía.

-Bueno... ¿qué tal las clases?

-Uff, horribles, tienes suerte de no compartir conmigo matemáticas, fue un completo error.

- Jajaja, ya te dije que latín y griego era mejor opción.

-Mmmm, un chico intelectual, que sexy- Nuestro cambio de humor era legendario, podíamos ser los amigos más tímidos el uno con el otro y al minuto podíamos estar tonteando como una pareja, eso me confunde, y mucho.

- Sí, y, ¿Sabes con quién pegan los chicos así?

- ¿Con quién? - Puse un tono provocativo.

-Con las chicas a las que se les dan fatal las matemáticas. -Ambos reímos. De repente, nos dimos cuenta que nuestros rostros estaban demasiado cerca. Sonó el móvil de Adrián, este lo cogió. -Marlene, sí, ya he salido. Fuera, en el olivo. Vale, voy para allá. -Y colgó. - Yo..., lo siento mucho Andrea, me tengo que...

-Lo entiendo, te necesita.- Sonreí lo más sinceramente que pude.- Adiós Adri.

Me alejé y a salir por la puerta, vi un Ford Focus de color negro.

-No puede ser...- Abrí la puerta y dejé la mochila debajo del salpicadero. - ¿Qué haces aquí?

- Hola, ¿eh? - rio.

- Marc, ¿a qué has venido?

- A recogerte, ¿No es obvio?

- Vale, lo que digas, arranca.

-Vale, vale. -De camino a casa, se le ocurrió preguntar- oye ¿qué te traes con el chico ese de la fiesta? Con ese tal Adrián.

-Nada, ¿por qué lo preguntas?

- Nada, por la escenita de cara a cara.

- ¿Nos has estado espiando? -Volvió a reír.

-Lo ha visto todo el mundo, incluido tu amiguito Alex y esa chica tan guapa de pelo rubio y ojos verdes.

Me quedé helada. ¿Marlene había visto la conversación? y lo peor, podría haberlo malentendido.

Si la vida es una caja de bombones, no vuelo a probar el chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora