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Al entrar, se veían las vidrieras y las estatuas de santos en pedestales.
Mi espalda se irguió y me tensé, nunca había ido a misa, y si visitaba iglesias era puramente con motivos culturales , ya que mis padres no eran creyentes. Pero mi abuela Sí lo es, así que desde pequeña me intentó inculcar la fe del cristianismo. Y ahora, siempre que entro a una iglesia me entra una sensación de respeto.
Nos adentramos más, era muy grande, y como cada uno tenía interés por ver cosas diferentes, nos separamos.
Yo me quedé observando las velas de los deseos. Veía como la llama de las velas recién colocadas chisporroteaban con energía, brillaban, e incluso se movían suavemente al ritmo de la brisa que llenaba la estancia, parecía que bailaban, y las que más tiempo llevaban ahí, se consumían lentamente, mientras expiraban y el deseo pedido se hacía realidad. Recordaba, que, una vez, cuando tenía 13 años, puse mi primera vela, fue con Silver, en el monasterio de Montserrat. Se suponía que era para velar por los que ya no estaban. Yo la puse pensando en mi abuelo, cómo lo echaba de menos. Una lágrima traicionera se me escapó.
Yo no era como las chicas de los libros, tan fuertes que no lloraban, tan fuertes que no les afectaban las críticas, yo no. Este era el efecto de las iglesias en mí, me ponía filosófica.
Comencé a pasear admirando los frescos del techo para dejar de pensar.
- No hagas caso a la yaya interior, no dejes que te lie.
- Jajaja, ¿ Cómo es que tú no sucumbiste a la tentación?
- Yo ya tenía criterio formado
- Siempre has sido el que iba por delante de todos nosotros.- Le di un abrazo. Sergio siempre había sido el más listo de los tres.
- No es cierto, tú siempre has sido la más lista, solo que también eres muy crédula.
- Vaya.- ¿Ves?, está demostrado, la iglesia te hace reflexionar.
- Anda, sor Andrea, vámonos que ya veo Cómo te sale la aureola.
- Uyy, yo de Santa tengo poco.
- El incesto no es algo que ayude.- Bromeó. Me paré en seco.
- ¿Qué?
No contestó, me revolvió el pelo, me guiñó un ojo y se alejó hacia la entrada.
- ¿Qué acaba de pasar?
- Ah, ¿no te comenté que mi hermano lo sabía?-Marc se acercó por la espalda.
Le di un pisotón lo más fuerte que pude
-Lo siento Marc, ¿No te comenté que te iba a pisar?
-Auch, ¿Por qué te lo tomas así?
- Porque no me hace gracia que mi primo sepa lo que hago con mi otro primo.
En ese momento un cura pasó por nuestro lado , y nos miró escandalizado.
-Creo que esto no es un tema para hablar aquí.
-Chicos- Nos llamó Sergio- Vamos, he visto un sitio al que quiero ir.
Le seguimos Hasta una tienda donde vendían Berlinas y pretzels.
Nos compramos uno de cada y nos fuimos a visitar los al rededores.
Llegamos a un restaurante, y como ya era la hora de comer, entramos a ver que había. Nos sentamos en una mesa y pedimos la bebida, como el agua era demasiado cara (6.50€ una botella de 700cl) pedimos cerveza. Nos trajeron una tras otra, ya que ahí era lo normal y lo más económico. Tres cervezas más tarde, nos sirvieron la comida. Marc y Sergio se pidieron codillo; las típicas comidas de los dibujos animados de una bola gigante de carne pegada a un hueso, era enorme y pesaba 1kg 200gr, y yo me pedí un schnitzel, que era un filete empanado. Salimos con 5 kilos más y con ganas de llegar al hotel, ya que tras tal cantidad de comida, lo que más nos apetecía, era dormir la siesta.
- Lo que no entiendo es , que después de comer, no se descansa, la gente sale a correr,a pasear,a montar en bici...Que esa es otra, ¿qué obsesión tienen por montar en bici?
-Sí, sobre todo con esos cochazos que tienen.
-A mí no me importaría que alguno se parase y me dijera " Oye nena, soy un modelo recién licenciado en filología, ¿subes en mi BMW? ".
-Sigue soñando Adi.- Así me llamaba mi primo mediano ya que de pequeño no sabía decir Andy (que curiosamente el único que me ha llamado así hasta ahora, ha sido César.
-Cállate caraculo- Sí, de pequeña era súper creativa.- Mi Darcy vendrá a por mí.
-Sabes que Darcy era de el centro de Inglaterra, no se Alemania.
-El vendrá a buscarme.-Le lancé una mirada asesina.
-Vale,vale...
-No te metas con la literatura clásica Sergio, y menos con los personajes preferidos de la pantera.
-Ja ja. Y tú no te metas con la pantera, conejito.
-¿Me estás llamando playboy?- acercó su cara a la mía.
- No, te estoy llamando insignificante para mí.
-Ah, ¿Sí?, pues yo creo que no. Creo que me necesitas más de lo que crees.
- Ejem, chicos, ¿os dejo solos?
- Idiota - Me sonrojé.
El resto del camino, lo hicimos en silencio, pero no uno incómodo, sino que un silencio calmado, de paz, y de pensamientos propios.
Al llegar, nos fuimos cada uno a su respectiva habitación. No sé qué harían los chicos, pensé en Marc y la bañera, algo que me hizo reír.
Poco a poco, mis párpados se fueron cerrando.
Las 7pm, ¡había dormido tres horas!
Miré el móvil y vi que Sergio y Marc me habían enviado un mensaje. Se habían ido a pasear, sin mí. No sabía muy bien qué hacer, pero en la habitación no me podía quedar. Así que abrí la puerta para irme, pero algo impactó contra ella.
-Dios, le he dado a alguien.- Cerré la puerta para ver el rostro de la persona a la que había agredido.- Perdona.
-Joder, menudo día de golpes.- Reconocí esa voz de inmediato. Así que me dirigí, más rápido a ayudar.
-¿Estás bien?.
- Ey, la chica de los insultos.- Me sonrió - ¿Por qué no me extraña que seas tú?.
-Porque estarías pensando en mí.
- ¿Quién en su sano juicio no lo haría?
Intercambiamos sonrisas, me ofreció su brazo y yo se lo acepté.-¿Dónde desea ir la dama?
- Donde sea, me fio de ti.
Y cogidos del brazo, nos dirigimos fuera del hotel.

Si la vida es una caja de bombones, no vuelo a probar el chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora