Segunda historia

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A Mirai le gustaban muchas cosas, que Ino le peinara el cabello, que Choji la lleve a comer, que Hinata la lleve a pasear, que Shino Akamaru y Kiba le enseñen sobre sus animales, estar con su mamá y que Shika pase la tarde con ella.
También odiaba muchas cosas, pero la que mas odiaba era que la chica rubia de Suna viniera a la aldea de visita.
No le molestaba que Ino, Choji, Kiba e incluso Hina tuvieran pareja. Pero no aceptaba bajo ningún concepto que Shika tuviera novia. Era algo ilógico que haya más mujeres en su vida.
Así que esa tarde cuando llegó a su casa para darle unos paquetes a Kurenai, la pequeña Sarutobi lo miró con el ceño fruncido y lo llamó para hablar a solas.
- No me agrada Temari.
Shikamaru se la quedó viendo perplejo. No esperaba que la simpática y adorable niña tuviera problemas con la rubia de coletas.
- ¿Por qué no?
- Ella es mala. Ella te usa.
El suspiró y dedicó buena parte de la tarde a explicarle que él y Temari de verdad se querían.
- No me convence.

Los meses pasaron y nadie entendía por qué Mirai no quería a la rubia, pero todo cambió cuando Shikamaru y Temari anunciaron que vivirían juntos por un tiempo hasta que estén seguros que querían casarse.
Convocaron una cena con las personas más allegadas a los dos y allí anunciaron el gran acontecimiento. Claro que Yoshino, Gaara y Kankuro ya sabían la noticia, para no armar un alboroto en la reunión.
Todos se pararon a felicitar a la pareja y expresarles sus buenos deseos. Era un clima cálido, todos felices y entusiasmados. Hasta que Kurenai pidió el silencio de los presente.
- ¿Alguno vio a Mirai?
Asi empezó la búsqueda por el local de comida y luego los alrededores. La nariz de Kiba y Akamaru rastrearon que la niña se había alejado del lugar. Todos los ninjas se dispersaron y buscaron por los alrededores del centro poblado de la aldea.
- No puedo creer que se haya enojado tanto...
Shikamaru miraba angustiado a su novia y a la esposa de su difunto Sensei, se sentía muy culpable por la desaparición de la niña.
La noche dejó el paso al día y nadie encontraba a Mirai. Los olores se habían mezclado y el Byakugan de Hinata era limitado por su embarazo, debía usarlo con moderación para no esforzarse de más.
Kurenai no sabia que hacer, el Hokage estaba notificado de la desaparición y había designado a varios Chunin para seguir con la búsqueda.
Nadie podía creer que la pequeña niña era tan buena escondiéndose.
Temari miraba la cara de angustia que tenia su novio, ella también se sentía la causante de todo, no se había propuesto a caerle bien a la niña como para evitar lo que estaba pasando.
Recordó cuando Shikamaru le había contado que no le caía bien a la pequeña, le causó gracia en su momento pero tendría que haber hablado con Mirai sobre lo que le pasaba.
Sus ojos se iluminaron y sin perder tiempo ajustó mejor su abanico y corrió al bosque Nara. Había estado tanto tiempo en el que ya estaba acostumbrada y sabía orientarse perfectamente.
Llegó hasta el final, donde años atrás se había librado la batalla de Kakuzu y Hidan contra el equipo 10 y parte del equipo 7.
Se detuvo entre medio de los árboles secos y medio caídos. Agudizó el oído y escuchó los suaves sollozos provenientes de la sima de un árbol.
Concentró el chacra en sus pies y subió por el tronco sin problemas. Dentro de un hueco encontró a Mirai hecha un ovillo, seguramente con frío y la cara roja por el llanto.
- Mirai...
-¡Detrás de ti!
Temari reaccionó y esquivo por poco el ataque de un ninjas del sonido.
Cayó hasta el suelo donde recobró el equilibrio y con su abanico cerrado golpeó a otro de los ninjas dejándolo inconciente. Subió hasta la altura en que se encontraba Mirai y le dio la espalda.
- Súbete.
La pequeña niña hizo lo que dijo y se aferro a sus ropas lo más fuerte que pudo. Saltando de árbol en árbol Temari pudo llevar a los ninjas hasta un claro, sin piedad usó su invocación y abriendo el arma hasta la tercer luna golpeó a los dos shinobis restantes.
Temari suspiro y miró por encima del hombro a Mirai que miraba la escena muy asombrada. Emprendieron el camino de regreso y todos se alegraron de ver a Mirai en buen estado y sin ningún rasguño. Luego vinieron todos los regaños.
Se habían ido ya todos de la casa de Kurenai menos Shikamaru que se encontraba en la cocina ayudando a la Jounin a arreglar el papeleo para la inscripción de Mirai en la Academia y Temari se encontraba con la pequeña Sarutobi en la sala.
- ¿Todo bien?
- Si... gracias por salvarme. - Dijo con rubor en las mejillas y desviando la mirada.
- No fue nada. Me alegra que no sea la única cuidando a Shika. Yo también te agradezco.
Mirai sonrió a Temari de forma sinsera y luego de descubrir que la naturaleza del chacra de la niña era el viento, ambas se hicieron inseparables.

Shikamaru y Temari Donde viven las historias. Descúbrelo ahora