Tercer historia

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Temari esperaba llegar a la aldea, entregar un papel e irse a ver a Shikamaru. Pero nada resultó según lo esperado, había entregado el papel a Kakashi Sama, pero no había podido irse con su novio, Sakura e Ino la vieron salir del edificio y la llevaron a una "salida de grupo" donde estaban todos los miembros del resto de los equipos.
Fueron al bosque Nara a pasar la tarde, decían que hacía más de un año que no coincidían todos en un día libre. Hablaban de las misiones que habían tenido, la vuelta de Sasuke y por donde había estado, de lo grande que estaba Mirai y las cosas que habían pasado en la boda de Naruto y Hinata.
- Parece que alguien ganó en grande esa noche. -Dijo Naruto codeando al dueño del bosque.
- ¿A que te refieres?
- Todos los vimos muy juntos. -Ino se acercó a Temari y le sonrió de forma pícara para que ambos se sonrojaran.
- Naruto-kun no creo que ellos quieran hablar de eso.
- Lo mismo digo, Ino ya dejenlos. -apoyó Sai. Ambos rubios bufaron pero no dejaron de insistir.
- Hablaremos sobre el tema, si pueden levantar mi abanico.
Temari se paró y dejó caer al suelo su arma causando un gran estruendo. Shikamaru sonrió de lado y miró divertido la cara de los demás. No era fácil levantar el abanico y estaba casi seguro de que ninguno de sus amigos lograría el objetivo.
Recordaba cuando él intento hacerlo y término con un terrible dolor de cintura, cosa que valió la pena para ganar los masajes de su hermosa rubia. Ambos se sentaron contra el árbol a disfrutar del espectáculo.
El primero en intentarlo fue Naruto, lo tomo por un extremo y se incorporó. No despegó el abanico ni un sentimetro del suelo.
- Esto es mucho más pesado de que lo imagene.
El rubio se rasco la cabeza y dejo que Sakura lo intentara. La chica tampoco pudo y así fueron pasando todos y ninguno lo logró.
- ¿Cómo se supone que puedes levantarlo?
- No sólo usa el chacra para los ataques, sino que lo utiliza también para usar el abanico. -Shikamaru explicó todo con cansancio desde abajo del árbol mientras Temari se paraba y daba una demostración de como se hacía.
- Eso es genial.
- Asombroso.
- Temari es mucho más fuerte de lo que creía Dattebayo.
Así todos se despidieron yendo a realizar distintas tareas. Temari se quedó atrás y se colocó el abanico en la espalda.
- Sabes que eres mala...
- No fui yo la que explicó cuán asombrosa soy, bebé lloron.
Shikamaru se paró, tomó a la rubia por la cintura y la miró de manera desafiante.
- ¿Qué me gano por hacerte quedar más fuerte que el futuro Hokage?
- Lo que tu quieras...
Shikamaru se acercó y atrapó sus labios entre los suyos, ella se agarró de su nuca y movió los suyos, chupando el superior de él, dejó que su lengua entre y se mantuvieron así durante unos segundos.
- Dejaré la ventana abierta este noche, ya es muy tarde, como para que me vaya a Suna ahora.
Temari le susurró eso y se fue del lugar rumbo a la posada del centro, dejando a su emocionado novio solo en el bosque.
Hizo una nota mental para nunca revelar el secreto del abanico de la rubia de la arena. Esa noche valdría la pena la duda de sus amigos.

Shikamaru y Temari Donde viven las historias. Descúbrelo ahora