Décima historia

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Shikamaru despertó sobresaltado, se limpió el sudor de la frente y suspiró. La guerra acababa de terminar, pero las pesadillas recién comenzaban. Escuchó ruidos afuera de la carpa, casi ningún ninja de la alianza se habían marchado. A estas horas estarían preparando las cosas para volver a las aldeas.
Decidió que era mejor levantarse y ver si alguien precisaba ayuda. Al salir se encontró con que todos estaban trabajando, algunos sonriendo y otros llorando. Se habían perdido muchas vidas y nadie sabía si era lo correcto celebrar o permanecer de luto.
- Que raro que estés levantado, vago.
- Pensé que estarías durmiendo.
- Soy de la Arena, me levanto ni bien sale el sol.
Ambos se sentaron en una de las rocas para poder ver el movimiento del campamento. Temari tenía entre sus manos dos tazas con té, una para ella y otra para el estratega.
- Me enteré de lo que hiciste. -Dijo él acepatando con una sonrisa la taza.
- Estoy segura de que hice más de una cosa en estos días, explícate.
- Que le diste un golpe a Madara, varios de mi división hablaban de una chica imprecionante que pudo hacerlo.
- Se que soy imprecionante.
Shikamaru y ella sonrieron, era agradable por fin tener un momento de paz, era algo reconfortante y placentero estar, simplemente, charlando.
- Tu padre... y Sensei, estarían muy orgullosos de ti.
Esas palabras lo atravesaron, no esperaba que la chica le dijera algo tan directo. La miró y le sonrió agradecido, ni siquiera esperaba que le dijera algo al respecto pero se sentía de una extraña manera, muy cálido que ella, particularmente ella, le dijera algo así.
-Tus padres también...
- Ellos no lo estarían. -Temari lo interrumpió y Shikamaru la miró pidiendo explicaciones- una de las últimas cosas que me dijo mi madre antes de morir fueron que cuide a mis hermanos y que me aleje del mundo ninja, no cumplí la mitad de lo que dijo. Ya sabes cómo era mi padre y no interesa lo que habló con Gaara cuando pelearon. El siempre será un monstruo. Y a mis hermanos les da igual lo que haga, así que no hay alguien que esté orgulloso de mi.
A Shikamaru le hubiese gustado decir que él si lo estaba pero las palabras no salieron de su boca, no sabía que contestarle a semajante confesión. Temari sonrió apenada y con una escusa tonta se fue con los demás ninjas de la arena.
Él se quedó meditando las palabras de la rubia, era algo triste que nadie esté orgulloso de lo que uno hace, se dio cuenta que Temari de verdad era una kunoichi por propia elección. Ella no peleaba porque era su deber, peleaba porque era lo que ella quería, proteger a las personas, sentirse útil.

Años después, Shikamaru volvía de una misión a su casa recordando esa charla, nunca le había pasado de extrañar su hogar mientras estaba en combate, pero una vez que se casó con Temari, la idea de estar con ella era la que reinaba su cabeza. Ese pensamiento se hizo perpetuo cuando nació Shikadai, había asumido toda la responsabilidad sobre su hijo y sobre su esposa mientras ella se recuperaba del traumático parto.
Al entrar a su casa y no recibir respuesta, prácticamente corrió hasta la puerta trasera y salió al patio. Allí se quedó petrificado admirando la vista.
Temari estaba sentada contra uno de los árboles, sentado entre sus piernas estaba Shikadai muy interesado en los dibujos del libro que su madre le leía.
- Hola...
El niño al escuchar la voz de su padre soltó una carcajada y sin perder el tiempo se puso de pie y con pasó tambaleante corrió a su encuentro. Shikamaru lo alzó y besó su mejilla, estaba muy contento de haber vuelto sano y salvo, Temari se paró de su asiento y también fue a saludar a su esposo.
- ¿Estas bien?
La rubia vio un brillo especial en los ojos de su esposo, iba a preguntar pero se vio imposibilitada al sentir unos labios contra los de ella.
- Te amo y recuerda siempre que hay muchas personas que dependen de ti.
- ¿A que viene eso?
- Cosas que recuerdo.
Temari río y los tres entraron a la casa para que Shikamaru descansara y, por qué no, tomar todos una merecida siesta.

Shikamaru y Temari Donde viven las historias. Descúbrelo ahora