VIII

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Un par de días después, la noche de la gran fiesta del barón de Blandford, Jimmy se encontraba frente a la gran puerta intentando ingresar desde hacía algunos minutos.

-Soy el padrino del barón- gritó exigiendo entrar al palacio después de algún rato de lucha verbal.

-Lo lamento, sin invitación no puede entrar- afirmó uno de los guardias del barón.

-Llamen a Pete, él me dejará pasar- ordenó bastante irritado.

Era el anuncio del compromiso de su amigo y el futuro padrino debía estar ahí, pero la invitación no llegó a sus manos.

-Ya se lo dije señor. Sin invitación...

-Sí, sí, ya lo sé. Agh, cuando Pete se entere de esto ambos serán azotados en la plaza pública- amenazó antes de marcharse de vuelta a su palacio.

-Buenas noches, caballero. Invitación- pidió uno de los guardias al joven de la pareja que se acercó. El hombre, acompañado por una dama, extendió la invitación- Adelante... duque de York- leyó el mozo permitiendo el paso.

Robert con un amplio sombrero, adornado con una pluma roja, que cubría su rostro cuando lo inclinaba ligeramente ingresó con sonrisa triunfante, suplantando a Jimmy en el evento.

-Janis- susurró a la chica a su lado- ¿Recuerdas el plan?

-Al comenzar el minué* damos la señal para que el resto de descubra, los asaltamos, salimos por atrás y llegamos a los caballos que nos esperan para volver a la aldea, todo en menos de diez minutos. Sencillo- aseguró la mujer.

-Perfecto- sonrió Percy tomando la copa que le ofrecía un mozo.

Se mezclaron entre los nobles hasta que llegó el momento. Cubrieron sus rostros con mascadas, Robert disparó una flecha hacia los músicos que pararon de tocar; en un parpadeo gran parte de la servidumbre se convirtió en encapuchados ante la mirada atónita de los presentes. Cerraron las puertas y mostraron sus armas como intimidación; la pista de baile se despejó por completo.

-Buenas noches damas y caballeros de la corte- saludó Robert subiéndose a la mesa para observar a todos- Tal vez ya me conozcan: soy "el dios dorado" a su servicio- se burló levantando su sombrero.

Entre los nobles se escucharon murmullos y un par de damas que parecían a punto de desmayarse.

-Hoy tendrán el privilegio de ser asaltados por mi; así que quiero todo el oro, joyas y cosas de valor dentro de los sacos o el comisario tendrá que enviar condolencias a sus familias- exigió Percy con un rotundo cambio de voz amenazante mientras sus compañeros acercaban los sacos vacíos que se llenaban de prisa debido al miedo que los nobles le tenían al bandido.

-¿Cómo se atreve?- gritó Pete en un arrebato de valor.

Robert sonrió debajo de su mascada y se acercó al burgués bajando de la mesa de un salto y lo contempló esperando más insultos.

-¿Tiene algo que decir, barón?- cuestionó Plant alzando una ceja. Pete se limitó a observarlo con ira contenida. Robert le dio un par de palmadas en las mejillas para provocarlo dejando escuchar el sonido de sus golpecitos.

-¿No? ¿Ésto no lo hace enojar?- inquirió socarrón continuando con su provocación- ¿Qué pasa? ¿No es tan valiente?- preguntó sonriente.

-Tome las cosas y lárguese de mi palacio- ordenó Pete apretando los dientes.

-¡Oh! gracias por su permiso, barón. Me preocupaba que no estuviese de acuerdo con ésto- señaló sarcástico.

Como toque humorístico Robert obligó a los nobles a despojarse de sus vestimentas dejándolos a todos en sus vergonzosas ropas interiores. Pudo escuchar a algunas cortesanas musitar insultos a sus espaldas por tan "perversa" exigencia.

Jimbert -El dios dorado del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora