Prólogo

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Era un día lluvioso en la Ciudad de Puerto Ordaz, ubicada en el país de Venezuela, ya  las 12:00 am del 21 de Septiembre de 1977.

El hospital Azul cielo se encontraba con pocos pacientes, existía un silencio descomunal en los grandes pasillos iluminados por largos bombillos blancos, el piso de cerámica  relucía, enfermeras paseaban de un lado a otro con sus uniformes blancos, súper maquilladas, usando medias pantis blancas y de calzado zapatos del mismo color. Con carpetas en mano, que contenía información de los pacientes recibidos esa noche.

Cada familiar yacía durmiendo en el piso frío de la sala de espera y otros en las sillas de metal. Entre todos ellos, había un hombre llamado Nehemias Rodríguez, el cuál estaba más despierto que nunca, con el oído bien atento hacía la sala de parto; era su primer hijo, después de haberse enamorado ya hace dos años de una joven llamada, Carolina Beltran.

Mientras se encontraba en la dulce espera, su mente estaba en todo los acontecimientos pasados durante esos dos años.

Había conocido a Carolina en su trabajo, era una chica de solo 18 años en aquel entonces, piel morena, cara redonda, ojos color miel; alta, media 1.68, tenía el cabello largo, color negro, jamás había sido pintando y en las puntas del mismo se le solían enrollar eso la hacía ver coqueta, rellenita de igual forma ella siempre deseaba verse más flaca, con unas buenas piernas lo cuál la hacía verse muy sexy, es por ello que a donde llegara llamaba la atención, era esa típica venezolana por la cual los extranjeros se suelen volver locos.

Carolina se encontraba estudiando Derecho y laborando en el Tribunal como ayudante de una Abogada Civil llamada, Jorgelis Amundarai, muy conocida por su reputación, impecable durante todo sus años de trabajo, la misma que todos admiraban por haber salido de un barrio y haberse graduado con esfuerzo y honores, deseaba lo mismo para su ahijada Carolina la cuál se encontraba becada en la universidad y ella orgullosa de ello la coloco a trabajar en el tribunal para que se fuera familiarizando con su carrera y teniendo dinero para pagar sus estudios.

Todo paso un 14 de agosto de 1973, trabajando en un caso con su madrina sobre una empresa a la cual le habían descubierto que invadían impuesto, Carolina estaba leyendo las declaraciones hechas por los funcionarios del Seniat, de repente escucho tocar la puerta.

-Top top.

-Un momento por favor-.

Termino de leer la última línea del párrafo y se dijo en voz alta: -"Ricos capitalistas"- meneando la cabeza se dirigió hacia la puerta, al abrir vio a un hombre cuyos ojos azules la hipnotizaron.

-Dígame Señor en que podemos atenderle-.

Jamás pensó qué ese día estaba conociendo al abogado que defendería a esos millonarios capitalista que acaba de mencionar y al mismo tiempo al amor de su vida.

Los padres de Carolina se encontraba muy felices de que su única hija se allá casado con un hombre que había sacado una carrera universitaria, Era un abogado muy prestigioso, se graduó a los 21 años y ya a los 25 era un juez de casos civiles. Alto, ojos azules, blanco como la leche con muchas pecas en el centro de su nariz, delgado, de buen cuerpo por ser atleta en su juventud y llevar una buena alimentación, de tres hermanos era el hijo mayor de una pareja disfuncional.

El padre de Nehemias en aquella época era doctor de la especialidad cardiología, uno de los mejores de la ciudad y a su edad ya era un hombre maduro pero con ínfulas de lo que se dice coloquialmente "carajito" ya que desde que el tenía uso de razón le era infiel a su madre con mujeres menores que el, durante muchos años Nehemias aprendió a no llamarlo "padre" ya que después de haber visto el primer golpe hacia su madre y como luego lo hacía con sus hermanos, decidió jamas llamarlo padre solo se refería con el pronombre "el"sin mencionar tan siquiera su nombre.

Su madre se llamaba Francisca, pero todos le decían Francis, Ella era una mujer de la alta sociedad, que durante muchos años se organizo para atender a su esposo, sus 3 hijos, su trabajo y mayor aun su vida la cuál "él" la había hecho insoportable por tantas infidelidades, a Nehemias le hubiera gustado que ellos estuvieran presente ese día en el hospital, pero ellos por ser su primer hijo, querían que se casara con alguna joven de familia adinerada de la alta sociedad o una doctora, no con una muchacha de barrio la cual la catalogaban como "vividora".

Su mamá lo apoyaba en la relación y había aceptado ha Carolina después de varios acontecimientos, sin embargó al enterarse que se casaría con esa chica dijo que moriría entre lágrimas y sollozos a lo cuál Nehemías no le hizo el más mínimo caso ya que durante años había visto a su mamá usar esa táctica con "el" cuando este deseaba salir los viernes por la noche con algunas de sus tantas amantes, era una mujer blanca de estatura pequeña, tenía el cabello naturalmente color negro pero durante muchos años lo tiño de amarillo para así parecer rubia, tenía ojos azules lo cuál de sus tres hijos solo Nehemías los había heredado, estaba operada de los senos, usaba maquillaje excesivo y tenía una voz chillona lo cuál su padre no soportaba.

"EL" era alto media 1.72, blanco, cabello negro y desde que Nehemías era niño nunca lo había visto sin bigote, cuando hablaba parecía escuchar a un locutor ya que tenía un tono de voz llamativo, por lo cuál las mujeres se volvían locas aparte de su billetera claro está, su padre era un mitómano porque ya Nehemias había perdido la cuenta de cuantas veces le había mentido a su mamá de la forma más descarada para escabullirse con sus amantes. En cambio "EL", ese día que Nehemias le dijo que se casaría, términando de fumar un cigarrillo y colocándolo en la cenizera se mojo los labios y exclamo:

-¡Acabas de perder tu herencia y mi respeto, nosotros teníamos planes para tí muchos mejores, sin cambias de decisión, serás bienvenido pero si no, te agradezco no vuelves a venir a está casa!.

Y con esas últimas palabras Nehemías no supo más de sus padres por un largo tiempo.

Lean sin miedo, que les encantara.

Venezuela hoy 04/08/2017 se declara practicamente en dictadura y mi corazon se pone chiquito al leer esas noticias.

Milagro de DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora