Milagro de Dios

La honestidad es un valor menos en la politica

Puerto Ordaz 5 de junio de 1977

Nehemías.

Recuerdan cuando les dije ¿Qué "EL" tenía la voz como de locutor? Pues así era, mi madre abrió tanto sus ojos que se me ocurrió hasta decirle un chiste como "mamá tus ojos parecen dos huevos fritos", pero no era el momento, la hora, ni el lugar.

Esta demás decirles quien era.

No quise voltear a ver ni a Alex ni a Camilo, me daba pena con ellos porqué sabía el miedo que sentían ante ese hombre que ellos aun llamaban papá.

- ¿Quien dejo un maldito carro rojo estacionado en la entrada del garaje?-.

Al entrar a la terraza y observarnos su semblante cambio y dejo de gritar.

- Vaya, vaya así que aquí tenemos la viva imagen de una familia feliz-.

Mamá hablo en ese instante.

- Hay por favor, No comiences con tus comentarios ¿si?- Colocando los ojos en blanco.

- ¿Pero cuáles comentarios cariño? Sólo digo lo que mis ojos observan-

Tenía la camisa desabrochada, unas grandes y profundas ojeras y a lo lejos apestaba, se notaba a leguas que venía de tomar alcohol con algunas de sus amantes.

-Apartarte de mi camino mujer, ¿Quien está sentado al lado tuyo?- Empujo la silla donde se encontraba sentada mamá hacía un lado, tenía tantas ganas de golpearlo pero al verla me calme, se puso pálida, sin embargo no artículo palabra alguna, así que fui yo quien dio inicio a la tercer guerra mundial en esa casa.

- Fui yo quien dejo el carro estacionado en la entrada del garaje, disculpe-.

No se ni por que dije eso; incluso no me salió ni tutearlo. Tenía en mente solo como golpearlo después de lo último que le hizo a mamá.

-¿Hijo, eres tu? Si viniste eso solo quiere decir que te dejaste de la vividora, en hora buena-.

Su rostro era un poema, tenía una sonrisa de oreja a oreja, como quise quitársela, sin embargó tenía una mejor manera de hacerlo.

-Pues, estas bien equivocado-.

De pronto la sonrisa paso hacer a una cara seria y llena de odio, pude sentirlo, todos los sentimos, en ese momento.

-¿Entonces me puedes decir a que se le debe el honor de tu visita?-

Se sentó al lado de mamá y saco del bolsillo de su camisa un cigarrillo, lo encendió, cruzo las piernas e hizo un gesto con la mano haciéndome saber que podía contestar su pregunta.

¿Nunca les ha pasado que se imaginan como pueden actuar ante una situación y de repente despiertan y solo ven que están soñando? Pues así me sentí, ya lo había golpeado y lo tenía arrodillado delante de mamá para que le pidiera disculpa por todo sus errores.

-Habla Nehemías, no tengo todo el día-.

Pero el muy idiota me saco de mi sueño.

-Vine ya que deseaba darles la noticia de que serían abuelos-.

Mamá por lo menos ya lo sabía, ahora faltaba la reacción de "EL".

Inhalo el cigarrillo, expulso el humo y entre cerró los ojos.

-Aja, ¿Y que deseas que hagamos nosotros con esa información?-.

Trague antes de contestar y sentí la mano de mi madre sosteniendome el brazo, ella sabía lo impulsivo que podía ser en algunos casos por ello al ver mi movimiento me tomo para transmitirme paciencia.