Fin de semana en New York

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El fin de semana había pasado demasiado rápido, en opinión de Lauren. Ya era domingo por la mañana, lo cual significaba que por la tarde tendría que despedirse de sus amigas y tomar un tren que la llevase de nuevo hasta New Haven, pero no era eso lo que quería, no quería despedirse aún de sus amigas. Lo había pasado tan bien desde su llegada que ahora no quería irse.

No hicieron nada fuera de lo común, de hecho solamente se quedaron en el departamento, exceptuando Vero y Dinah que salieron por que tenían “algo” que hacer, dejando solas a Lauren y Camila.

Después de la escena que la joven de ojos verdes presencio entre la más pequeña y aquel chico de ojos claros, hablaron poco y nada. Parecía que habían vueltos a sus primeros años de secundaria donde lo único para lo que se dirigían la palabra era decirse algo hiriente.

Su corazón respiro con alivio cuando vio que, después de la cena, Camila no se había ido al departamento de Brody, como Dinah les había dicho cuando regresaron a la cocina tras dejar las cosas de la joven en la habitación de Vero. Alivio que se convirtió en mal humor al recordar la escena de la joven de ojos marrones y el hombre de plástico, como le decía Vero.

Durante aquella cena Lauren había hablado muy poco con Brody. Los habían presentado formalmente, obviamente, pero después de eso solo fueron caricias inocentes y bromas de Weston para con Camila y ceño fruncido y miradas amenazantes de parte de Lauren para con el chico.

Vero y Dinah miraban todo desde segundo plano pero sonriendo como lo hace un niño pequeño cuando lo llevan a una juguetería o a una tienda de caramelos. Lauren se sorprendió de la complicidad que había entre ambas y comenzó a sospechar que algo se traían entre manos. Rezaba por qué ese “algo” no fueran problemas.

El sábado fue el día en que Dinah y Vero salieron unas horas del departamento para hacer ese “algo” que incomodaba a Lauren. Fue en ese momento que ella y Camila habían quedado a solas. Había presenciado uno de los vómitos matutinos propios del embarazo por parte de la morena. Le preguntó a la más pequeña si estaba bien con la esperanza de que por fin le dijera que estaba embarazada pero esta se excuso diciendo que a lo mejor había comido algo que le cayó mal la noche anterior.

-Somos amigas, ¿No, Camila?- le preguntó Lauren después de aquella respuesta por parte de la más pequeña.

-Algo así.-Bromeo Camila.

-Puedes confiar en mí, Camz.-aseguró la joven de ojos verdes mirándola directamente a los ojos , dándole una nueva oportunidad para que se lo dijera-Puedes contarme lo que sea que te este pasando y te apoyaré sin importarme nada.-

Como respuesta, Camila simplemente la abrazó. Se sentía mal no diciéndole a Lauren que estaba embarazada, pero creía que era mejor que Jauregui no sepa nada al respecto.

-Si yo te llamara uno de estos días, sin importar la hora, y te dijera que te necesito aquí…conmigo ¿Tú qué harías?- le cuestionó la más pequeña en un susurro apenas audible, aún en los brazos de Lauren.

Se sentía tan bien estar allí. Dicen que cada uno tiene su lugar favorito en el mundo. Bueno, Camila Cabello ya lo había encontrado. Los suaves brazos de Lauren rodeándola por el cuello mientras ella la rodeaba por la cintura, era todo lo que pedía y todo lo que necesitaba para sentirse bien.

-¿Sin importar la hora?-preguntó Lauren tomando el rostro de Camila y mirándola a los ojos. Cabello solamente asintió. Las palabras se esfumaron al mirar los ojos de verdes de la joven-Dejaría todo lo que estoy haciendo y vendría corriendo, nadando, volando, en taxi, en bicicleta, en moto, en lo que sea, pero vendría por qué sé que tú me necesitas.-

-¿Somos amigas?-Algo así.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora