Capítulo 1

4.5K 198 0
                                    

(Dafne)


-¡Somos! ¡Los! ¡Mejores! –gritábamos todas las animadoras mientras agitábamos los pompones, yendo al vestuario.

Nuestro equipo acababa de ganar por goleada, aunque las que más nos hemos lucido hemos sido las animadoras.

Entramos en los vestuarios, me duche, comencé a cambiarme de ropa.

-Los chicos nos han invitado a ir a la bolera, ¿Vas a venir? –me dijo mi mejor amiga, Amber.

-Claro, habrá que divertirse –digo en tono pícaro, mientras muevo las cejas de arriba abajo.

-Serás perra –dice negando con la cabeza.

-¿Cómo voy? Divina ¿Verdad? –digo dando una vuelta delante de ella.

Acababa de cambiarme llevo un vestido de tirantes finos, con bastante parte de la espalda al aire y algo de escote, de largo hasta mitad del muslo, es blanco con un estampado floral, y de calzado unos tacones blancos.

-Como siempre, perra.

-¿Vamos en mi coche?

-Hoy he traído mi coche, iré en él.

-Vale, nos vemos allí.

Le di dos besos antes de salir del vestuario, con la mochila. Llegue al aparcamiento, abrí mi coche, y metí la mochila en el maletero.

-¿Dafne?

Era un chico unos años más grande que yo, no lo conozco ni de vista ni de nada. El chico no está nada mal por otro lado.

-Con D de divina – le respondo- ¿y tú eres...?

-Javier –dice serio.

-Pues muy bien, lo siento pero me tengo que ir, he quedado –digo al ver que no decía nada más.

-Vas a tener que hacer un cambio de planes.

Sin decir nada más me agarra como si yo fuera un saco de patatas, le patee el pecho y le golpee la espalda con mis puños, mientras gritaba que me dejara en el suelo, que no sabía con quien se estaba metiendo, a lo que él solamente rio por lo bajo.

Me metió en los asientos de atrás de un Jeep negro, poniendo los seguros, ahora sí que no podía bajar, me estaba asustando es la primera vez que me secuestran, no sé cómo reaccionar, ni que hacer.

Javier, si es que ese era su verdadero nombre, subió en el asiento del conductor y arranco el coche.

-¿Dónde me llevas? –pregunte gritando.

-A un lugar seguro –el seguía con su tono serio.

-Lugar seguro y una mierda. ¿Cómo sabes mi nombre?

-Es parte de mi trabajo saber quién eres.

-¿Qué quieres de mí?

-Que me hagas caso y que te calmes.

-Cálmate tú cuando te estén secuestrando.

-No te estoy secuestrando.

-Entonces al hecho de llevarme a un lugar a la fuerza en contra de mi voluntad ¿Cómo lo llamas tú?

-En este caso, es retención por tu bien.

-Se cuidarme sola.

-Por eso estás encerrada en un coche –dice con sarcasmo.

-¡Te voy a matar!

Me lance hacia él tapándole los ojos con las manos, impidiéndole ver, haciendo que el coche fuera descontrolado.

-¡Para! ¡Vamos a tener un accidente! –empezó a gritar.

-Vas a dejar que me baje, en cuanto de destape los ojos.

-¡Si, vale, ahora para!

Le destape los ojos, puso el coche firme, pero no freno para que me bajara sino que acelero el coche.

-¡Eres un mentiroso, has dicho que me dejarías bajar!

-Y te dejare bajar, cuando lleguemos, además no queda mucho.

Mire por las ventanas para ver si reconocía por dónde íbamos, y si me sonaba, me sonaba demasiado, ya que es el mismo camino que uso para ir a casa. Ahora sí que estaba confundida, ¿Por qué un secuestrador me lleva a mi propia casa? ¿Acaso es retrasado?

Aparcó el coche frente a mi casa, y quito los seguros. Aproveché para salir del coche y entrar en mi casa sin esperar a Javier. Recorrí toda la casa hasta encontrar a mi padre, estaba en su despacho, entre sin llamar.

-¡Papa!

-Tesoro ¿Te importa llamar antes de entrar?

-¿Por qué? Es mi casa. Además un pavo me ha traído a casa secuestrada ¿Sabes algo de eso?

-Te he dicho que me llamo Javier – dijo desde detrás de mí.

No me había dado cuenta que me había seguido. Me gire un momento para mirarlo con cara de asco antes de volver la vista a mi padre.

-Papa, ¿me lo explicas?

-Tesoro, e contratado a Javier para tu protección. Va a ser tu guardaespaldas a partir de ahora.

-Estas de broma ¿no? –Dije indignada- papa no quiero niñero.

-Me han amenazado, Tesoro, no hay discusión posible, así que deja a Javier hacer su trabajo.

-Además mi coche se ha quedado en el aparcamiento del instituto por culpa suya ¿Qué hago yo ahora?

-Tranquila, ahora mando a un chico para que lo traiga.

-Pero no voy a dejar de salir con mis amigos e ir a los lugares que quiera.

-Por supuesto, tu seguirás haciendo vida normal, pero si Javier cree que hay peligro te traerá y tu aras lo que diga.

-Ya veremos –dije dando un golpe en la mesa.

Me gire, Javier tenía una sonrisa puesta en la cara, pase de largo, y salí del despacho dando un portazo. Mi padre se cree que soy una niña ¿o qué? Odio que me traten así.

Mientras me dirigía a la cocina mi móvil sonó, lo llevaba en el bolso, al mirar la pantalla vi que era Amber. Me acorde de que habíamos quedado en la bolera. Acepte la llamada.

-Perra ¿Dónde estás?

-En mi casa, una larga historia.

-¿No vas a venir a la bolera?

-No puedo, hoy me quedare en casa.

-Que planazo.

-Lo sé, es culpa de mi padre –puse a hacer unas palomitas al microondas.

-Mañana nos vemos ¿no?

-Por supuesto que sí, mañana nos vemos –en ese momento entro Javier a la cocina, quedándose apoyado en la pared al lado de la puerta.

-Vale, hasta mañana.

-Nos vemos, perra –me despedí antes de colgar.

Ignorando a Javier, serví las palomitas en un cuenco y me dirigí al gran salón, donde está la pantalla grande. Como no, Javier me siguió, se quedó al lado de la puerta del salón. Me senté en medio del sofá con el cuenco, mientras que con el mando buscaba una película interesante.

A mi maneraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora