(Dafne)
En cuanto llegamos a casa, baje del Jeep y entre en casa sin esperar a Javier. Me encontré con que mi padre me estaba esperando en la entrada.
-¿EN QUÉ PENSABAS? –fue lo primero que me dijo mi padre al verme.
-¡PENSABA EN AYUDAR A UNA AMIGA! –le chille.
-¡¿Y SI TE HUBIERA PASADO ALGO QUE?!
-¡PERO NO HA PASADO NADA ¿NO?! ¡PUES YA ESTÁ!
-NO SEAS INSOLENTE –dijo antes de darme una bofetada en la cara.
Fue tan fuerte la bofetada que me giro la cara, eso hizo que me quedara con la cabeza gacha, sin atreverme a mirarlo, en silencio, mientras ponía una mano donde me había dado para intentar aliviar el dolor.
Es la primera vez que se atreve a levantarme la mano, ahora mismo siento como que se me ha caído el mito al suelo. Quería pensar que eso no ha pasado pero me había dolido tanto que estoy segura que no es un sueño.
-Tesoro, yo... -empezó a decir en tono de arrepentimiento.
-Necesito tomar el aire –dije seria.
Me di media vuelta encontrándome con Javier, que había estado todo el rato detrás de mí, y había presenciado la bofetada. Lo esquive y empecé a caminar hacia mi lugar favorito para pensar.
Note como alguien caminaba detrás de mí, gire a mirar y vi que era Javier, así que seguí caminando, no valía la pena pelear con él ahora.
Llegue al parque abandonado, que de parque queda poco, ya solo es una explanada de césped rodeada de árboles enormes. Fui hasta el centro de la explanada y me senté poniendo los codos en las rodillas y las manos en la cara, Javier se quedó en pie unos metros detrás de mí.
-Puedes ir a darte una vuelta, voy a estar aquí un buen rato.
-Tu padre se preocupara.
-Pues que lo haga.
-El dolor que sientes es temporal, se te pasara.
-¿Esa es tu manera de animarme? –pregunta irónica.
-Solo te he dicho un hecho.
-El hecho es que mi padre me ha pegado, y eso no lo voy a aguantar.
-Entiendo, a nadie le gusta recibir una bofetada.
-Lo odio –susurre para mí con rabia.
-No creo que lo haya hecho queriendo.
-¿A no? ¿Me estás diciendo que me ha pegado por descuido? Si vas a decir tonterías mejor cállate.
-Me he explicado mal. Lo que quiero decir es que sus nervios le han pasado una mala jugada, está preocupado de lo que te pueda pasar.
-Estar nervioso no perdona el levantar la mano a nadie –digo tumbándome boca arriba en el césped.
Javier se sentó a mi lado, mirando el cielo, no dijo nada, dejándonos en un silencio que no era incomodo del todo, pero tampoco podía pedir más.
Estaba mirando las estrellas mientras pensaba en que haría cuando volviera a ver a mi padre, lo más seguro es que lo ignoraría. También pensé en qué hacer para vengarme a Samuel, aunque la venganza la tendría que hacer Amber, pero es demasiado buena, no como yo.
-Es tarde, además hace frio. Toma –dije Javier sacándome de mis pensamientos mientras me pasaba su chaqueta de cuero.
-No tranquilo estoy bien –digo rechazando la chaqueta.
-Insisto –me puso la chaqueta sobre los hombros- estás helada.
Me toque los brazos y era cierto, estaba helada, no lo había ni notado.
-Gracias.
-¡Guau! –exclama mirándome.
-¿Qué? –pregunto confundida.
-Sabes dar las gracias ¿Quién lo diría?
-Idiota.
-Ya has estropeado el momento niña buena. Vamos.
Javier se levantó y me ofreció la mano para levantarme, la acepte. Una vez en pie empezamos a caminar en silencio hacia casa.
-Cualquier salida nocturna más, me avisas, estaré en mi cuarto –dice Javier nada más llegar a casa.
-Buenas noches.
Javier se despidió y se fue a su habitación, yo fui a mi cuarto y me tumbe sobre la cama, entonces me di cuenta que aún tenía la chaqueta de Javier, la coloque en la silla del escritorio y me cambie, me puse el pijama y me tumbe otra vez sobre la cama.
Mi padre estaba en su cuarto, y no salió cuando nos escuchó entrar, lo agradecía porque no quería enfrentarlo esta noche otra vez, y si podía ser nunca más. En estos momentos no quería verlo nunca más, aunque sé que eso es imposible que se cumpla.
No logre dormir ni una hora, de tanto darle vueltas a las cosas. Me levante de la cama muy temprano, frustrada, me duche y me cambie.
Cogí la mochila y como rutina me dirigió a la puerta para irme al instituto.
-Dafne.
Me gire al escuchar mi nombre, era Javier cruzado de brazos.
-Con d de dormida –digo sonriendo.
-Normal vinimos muy tarde. ¿Adónde ibas? –pregunta divertido con curiosidad.
-A dejar mis cosas en el coche y a avisarte de que me voy –era mentira.
-¿Y me lo tengo que creer?
-Perdona, ten paciencia nunca tenía que avisar a nadie de adónde iba ni de que hacía, me tendré que acostumbrar.
-Eso me cuadra más.
-Anda vamos. ¿Me llevas? Es que estoy algo adormilada.
-Por supuesto te llevo, pero que sepas que te sentaría bien desayunar un café o algo.
-No soy de desayunos.
Abrió el Jeep, tras colocar mi mochila en la parte de atrás me subí de copiloto y Javier arranco el coche.
-Por cierto, hoy saldré más tarde, tengo entrenamiento de animadoras.
-Que cliché.
-Mi madre era capitana de animadoras, además siguiendo sus pasos, siento que estoy más cerca de ella.
-Es una bonita manera de recordarla.
Eso me hizo sonreír porque es la única persona que no me ha dicho que es una chorrada. Mi madre murió siendo yo muy pequeña y lo único que me acuerdo es de sus historias sobre ser animadora y lo feliz que le hacía animar. Y a mí me hace feliz poder seguir algunos de sus pasos.
-Bueno me voy.
-Estudia mucho.
-Imbécil –dije riéndome antes de bajar del Jeep.
Hoy iba a ser un día entretenido, tenía pensado una venganza contra Samuel tras el entrenamiento, iba a ser divertido, pensé con una sonrisa malvada en la cara.
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A mi manera
RomanceDafne con de D de divina es una estudiante, capitana de animadoras, popular, ego subido, rica... lo tiene todo en esta vida, o eso creía ella. Ahora tendrá que soportar al sexy y serio guardaespaldas que su padre le ha impuesto y ella se niega a ace...