Capítulo 3

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(Dafne)


Eran las tres de la mañana, como no tenía nada de sueño estaba viendo crónicas vampíricas en mi ordenador, tengo una obsesiona con Damon que no es normal, me parece exageradamente guapo, me enamore en cuanto lo vi, no sé si por el hecho de ser vampiro y estar bueno o por manera de ser y lo bueno que esta.

Suena mi móvil, en cuanto miro la pantalla veo que es Amber, así que descuelgo.

-¿Has visto lo tarde que es, perra? –pregunto sorprendida por su llamada.

-Dafne te necesito, ven corre –decía entrecortadamente, por su respiración agitada, sonaba asustada.

-¿Dónde estás?

-En mi cuarto, entra por detrás, estará abierto.

-Voy, en unos minutos estoy allí.

Colgué y fui a mi armario, mientras me ponía unos short y una camiseta de manga corta, me acorde de Javier, y que no podría irme de casa sin que él se enterara. Menos mal que soy una chica lista y sé que desde la ventana del baño puedo pasar y saltar sin hacerme daño y así lo hice. En cuanto toque el suelo corrí y salte la valla por detrás y salí corriendo calle abajo para que nadie me viera y estar a cierta distancia si descubrían que me había ido.

Tuve que correr hasta casa de Amber porque no podía usar el coche, que aunque lo habían traído a casa desde El Cruce, si lo usaba escucharían el motor y me habrían pillado antes de salir del parquing.

Entre por donde Amber me había dicho y subí en sigilo a su habitación, en cuanto abrí la puerta, me la encontré hiperventilando mientras lloraba. Cerré la puerta de su habitación con llave y fui hasta ella.

-Amber ¿Qué pasa? –le pregunte acariciando sus brazos.

-No puedo... -hacía gestos hacia su garganta.

No podía respirar, estaba teniendo una crisis de ansiedad. Rápidamente me puse a buscar una bolsa de plástico y se la di.

-Respira en la bolsa poco a poco –mientras Amber intentaba controlar su respiración, yo la iba animando y acariciando su espalda- así muy bien, expira, espira.

Cuando Amber ya estaba más calmada, empezó a respiraba de una manera más normal. Entonces me di cuenta que aun llevaba la misma ropa con la había ido al Cruce.

-Cuéntame que ha pasado.

-Cuando estaba viniendo a mi casa, unos atracadores me cogieron por la espalda y-y...

-¿Y qué? –la animé a seguir hablando.

-Me agarraron y me robaron todo mi dinero, yo estaba tan asustaba que no podía hacer nada, por suerte sonaron unas sirenas a lo lejos y salieron corriendo, dejándome allí tirada. Me vine corriendo a casa y en cuanto llegue te llame.

-¿Y que hacías tan tarde en la calle?

-Samuel me invito a ir con él y sus amigos, en cuanto me di cuenta que no conocía a las calles por las que íbamos y pregunte a dónde íbamos, se rieron de mí y me preguntaron que hacia siguiéndolos.

-¿Y Samuel no dijo nada?

-Se rio con ellos.

-¡No me lo creo! ¡Qué asco de pavo! ¿Qué hiciste luego?

-Me enfade, estaba indignada y me vine a casa.

-Tranquila, todo ha pasado ya –dije abrazándola.

-¿Te quieres quedar a dormir?

-Claro que sí, perra. Voy a llamar a mi padre para que lo sepa.

-¿No causaras problemas a tu canguro?

-No lo había pensado, pero Uff... Qué pena ¿No? –digo con ironía.

-Voy a avisar a mis padres de que estas aquí y pasaras la noche.

En cuanto se fue cogí mi móvil y marque a mi padre.

-¿Tesoro? ¿Por qué me llamas si estas en casa? –pregunta mi padre confundido.

-Estoy en casa de Amber, pasare la noche aquí.

-¿Cómo que estas en casa de Amber? ¿Cómo has llegado?

-Caminando, bueno solo te llamaba para avisarte que me quedare aquí a dormir.

-No.

-No ¿Qué?

-Ahora mismo voy a mandar a Javier a buscarte.

-Dijiste que hiciera vida normal, y dormir con mi amiga no es nada raro.

-Tesoro, obedece y no me hagas enfadar.

Colgó sin dejarme responder.

-Te odio –susurre a la pantalla apagada de mi móvil.

-¿A quién odias? –pregunto Amber entrando en la habitación.

-A nadie –digo sonriendo- al final mi padre no me deja, ha mandado a Javier a buscarme, me tendré que ir.

-Siento haberte metido en problemas al hacer que vinieras.

-Tranquila, para algo estamos las amigas, y por Samuel no te preocupes yo me encargo de hacer que lo page.

-No te pases Dafne, tampoco quiero...

-No pienso dejar que tú lo pases mal por un pavo como él, solo porque sientas algo por él, eres mi mejor amiga y no permitiré que te hagan daño.

-Gracias, perra, yo también te quiero –dice abrazándome.

Estuvimos un rato hablando y planeando algo contra Samuel, hasta que el padre de Amber apareció avisando que Javier había llegado. Me despedí de ellos y salí de la casa, encontrándome a Javier apoyado en su Jeep.

-Dafne.

-Con d de...

-Con d de deficiente –me interrumpe.

-¿Qué me has llamado, imbécil? –dije encarándole.

-Sabias que no podías salir sin vigilancia, ¿Qué habría pasado si te pillan?

-Pero no ha pasado, así que relájate. Además, para mi es normal ir a ver a una amiga que te llama cuando está mal, es mi manera de hacer las cosas.

-Pues tendrás que cambiarlas y aunque sean las cuatro de la mañana, me despiertas y te escolto.

-Si me quieres seguir a todas partes, tú mismo, pero yo voy a seguir haciendo las cosas a mi manera.

-Muy bien, pues yo hare las cosas a la mía, y recuerda que tengo el consentimiento de tu padre. Ahora sube –dice abriendo la puerta del copiloto Jeep

Sin decir una palabra me subí al coche e hicimos el viaje en absoluto silencio, aunque en mi cabeza pasaban mil maneras de matarlo a cada cual más vengativa que la anterior. ¿Quién se creía que era para hablarme así? Ni mi padre me habla así, y por supuesto no voy a dejar que Javier sea la excepción, las cosas se harían a mi manera.


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