Capítulo 11

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(Dafne)


Javier me llevo a casa, yo estaba enfada por dos motivos, el primero era que quería ir a la fiesta y la segunda por lo que me conto el señor Martínez sobre Javier.

Cuando estuve reunida con Martínez me conto que Javier acepto dinero para boicotear el coche de su propia madre y que así se estrellara. Lo acepto y ahora tanto su madre como su hermana están muertas. Me pregunto qué clase de persona es que es capaz de matar a su familia a cambio de dinero. ¿Por qué le habrá contratado mi padre? ¿Tendrán un trato a cambio del sueldo, aparte de protegerme?

Nada más llegar a casa me encerré en mi cuarto, me puse un pijama y a llorar, me sentía engañada por Javier, le había empezado a coger mucho cariño, incluso... más, y ahora enterarme de esto es como un hachazo en la espalda.

Pase la noche en vela pensando, llorando y durmiendo a ratos.

Hoy es domingo y tengo ganas cero de cruzarme con Javier así que para evitar tener que verle no saldré de casa.

Baje al salón para poder llamar a Amber desde el teléfono fijo y pedirle que me traiga mis cosas y ya que esta que se quede un rato.

-Buenos días perra –le saludé.

-Perra, estaba durmiendo –se queja con voz adormilada.

-Anda ven a mi casa un rato y me das envidia contándome lo que paso en la fiesta, y de paso tráete mis cosas, tengo mono de móvil –digo lo último riéndome.

-Vale... en un rato estaré allí.

-Hasta ahora, perra –nos despedimos antes de colgar.

Subí a mi habitación para cambiarme y ponerme unos short de tiro alto y un top que deja ver mi ombligo.

Me estaba mirando al espejo cuando picaron en mi puerta, suponía que era Javier, que querría hablar sobre lo de ayer.

-Pasa –dije un poco alto para que me escuchara.

Pero la puerta se abrió y el que estaba en el umbral no era Javier, era mi padre, estaba cruzado de brazos.

-Buenos días papa –dije acercándome y dándole dos besos en las mejillas.

-No tienes buena cara –dice algo preocupado.

-Espero que eso no sea un alago –digo riéndome- ¿Querías algo?

-Sí, podrías acompañarme a mi despacho.

-¿Va a tardar mucho? Lo digo porque he llamado a Amber a que venga un rato.

-Tranquila serán dos minutos.

-Vale vamos.

Fuimos juntos hasta el despacho de mi padre. Al entrar vi a un tío que parecía un armario de doble puerta de Ikea vestido de negro totalmente. Me lo quede mirando con los ojos súper abiertos.

-Tesoro, te quiero presentar a David.

-Ahh... pues encantada –digo ofreciéndole mi mano.

Como no la acepta disimulo poniéndome bien el pelo. Que corte me acaba de dar. Además de que no ha dicho ni una palabra. No tiene pinta de extranjero, así que creo que si nos entiende.

-Papa ¿Quién es? – le susurro.

-Tu nuevo guardaespaldas –me dice tan normal.

-¿Qué? –pregunto medio chillando- ¿Y Javier? ¿Ahora voy a tener que ir con dos? Papa...

-Javier renuncio ayer al puesto, David será su sustituto, tiene las mismas instrucciones que tenia Javier.

No me podía creer lo que estaba escuchando.

-Pero...

-Tesoro no me lo pongas más difícil.

-Como quieras –dije antes de salir del despacho.

Empecé a bajar las escaleras, note como alguien me seguía al girarme vi a David.

-No me voy a ir, estoy esperando a una amiga.

El solo asintió, me puse a ordenar el salón y preparar algo para picar cuando venga Amber. Lo que más me estaba enfadando era que no paraba de seguirme, si iba al salón venia, que iba a la cocina un momento detrás de mí que lo tenía.

Me estaba empezando a agobiar, es más pesado que Javier.

Por suerte sonó el timbre de la puerta y fui corriendo a por mí salvadora, pero estaba a punto de abrir cuando David me coge de la cintura y me levanta del suelo, mira por la mirilla y me suelta.

-Eres imbécil ¿O que te pasa a ti? –le suelto enfadada antes de abrir.

-Hola perra –dice Amber.

-Hola –me tiro a abrazarla.

Entro y me dio mis cosas.

-Muchas gracias por venir, ves al salón yo subiré esto y vengo.

Subí, seguida de David, como no. Volví a bajar y entre en el salón, me senté con Amber en el sofá, y David se quedó en la puerta con los brazos cruzados.

-¿Quién es? –me pregunta Amber en susurros.

-Mi nuevo niñero... -digo negando con la cabeza mientras miro a David.

-Esta fuerte –yo solo asiento con la cabeza.

-Te puedes sentar ehh, vamos a estar aquí un buen rato –le digo, pero no mueve ni un musculo- pues nada, haz lo que te salga de los huevos.

-Bueno te cuento –empieza a decir Amber.

Me conto como había ido la fiesta, divertidísima, lástima que me la perdiera. Se ve que Amber ligo con un tío y se lo tiro, si cuando digo que es una perra es que lo es.

-Esta tarde noche hay una fiesta en el polígono, ya sabes coches, música y bebida –dice bajando el volumen.

-Guay me gusta, pues allí nos vemos- al ver que David me miraba con el ceño fruncido añadí- si mañana en clase nos vemos y te doy el trabajo.

Amber captando la mentira me guiña el ojo y mira el reloj.

-Oye debería de irme para comer en casa que luego he quedado con unos amigos míos.

Suyos y míos perra. Pero no podía decirlo en alto. Amber se fue y me quede en el salón viendo una película hasta que se hizo la hora de comer.

Entre en mi habitación y al ver que David iba a entrar le pare los pies diciéndole que me iba a cambiar porque iba a ir al centro comercial. Mentira. Yo me voy a la fiesta si o si, y paso de que el sordomudo del armario que tengo como niñero.

En cuanto cerró la puerta, me puse un vestido corto y sin mangas y en el bolso puse algo de dinero, el móvil y mis llaves. Salí por la ventana del baño como la otra vez.


A mi maneraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora