La cena había sido agradable. Habían estado hablando de las travesuras e ideas que tenían de pequeños. A pesar de todo, _____ había notado que su mejor amigo seguía algo distante con ella.
- _____ ¿te acuerdas de cuando una vez le di un beso a Harry? Te tiraste encima mía porque te pusiste muy celosa.
Harry sonrió con sorna y miró a _____ a los ojos por primera vez desde por la mañana. Ella se echó a reír.
- Éramos niñas, Annabeth. Tal vez me pensaba que me ibas a quitar a mi mejor amigo o algo asi.
- O a tu futuro marido- añadió Ann, sonriendo.
- Ejem...- carraspeó _____, con un ligero rubor de la vergüenza.
- No tenías por qué preocuparte, _____- comentó su amigo con un tono dulce que algunas veces había oído antes- Tú siempre has sido la niña de mis ojos, a pesar de que Annabeth es encantadora también, y muy guapa.
_____ intentó disimular lo nerviosa que estaba por aquellas palabras. Le habían llegado tan adentro... había deseado por un momento ser en realidad para él lo que le había dicho, ser la niña de sus ojos. Annabeth miró al cielo oscuro, suspirando, con una cara de felicidad. Por el brillo de sus ojos, _____ intuyó que estaba tramando algo.
- Bueno- bostezó- creo que será mejor que yo ya me vaya a dormir. No me gusta acostarme tarde, y lo siento, pero hoy tampoco haré una excepción.
Se despidió con una sonrisa y se metió en su tienda, guiñándole un ojo a su amiga. Ahí estaba, pensó ella. Ann había detectado que Harry y ella no estaban del todo bien el uno con el otro y que necesitaban estar solos para arreglarse.
Permanecieron en silencio un buen rato, tumbados sobre una manta en la hierba, mirando fijamente la luna que los iluminaba. Finalmente, _____ rompió la tensión:
- Harry, ¿te pasa algo conmigo?
Él se mordió el labio, como siempre hacía cuando dudaba algo y luego volvió la cabeza para mirarla.
- No, nunca podría estar enfadado contigo, ____
Ella suspiró y le clavó la mirada.
- No puedes, pero dime por qué estás así de raro conmigo desde esta mediodía.
Más silencio.
- Nunca me habías dicho que estabas enamorada.
______ se quedó muda. Así que era eso. Estaba molesto, incluso puede que sospechara algo.
- Bueno... ni siquiera yo estaba segura...
- Sin embargo sí lo parecías cuando respondiste. No me lo niegues, ______, te conozco.
- ¿Y por qué te molesta tanto?- preguntó irritada , incorporándose.
- Porque soy tu mejor amigo. Pensé que nos lo contábamos todo. Que sabía todos tus secretos.
La miró a los ojos y ella se derritió al observar su silueta en las pupilas verdes de él.
- Y los sabes, Harry. ¿Piensas que te oculto más cosas?
El chico bajó la cabeza.
- No lo sé. Quiero confiar en que no. Pero es que no me esperaba que no me dijeras algo tan importante. Tú siempre fuiste la primera en saber quien me gustaba y con quien salía. Esperaba lo mismo.
_____ suspiró y él también. Por lo que decía, Harry no había descubierto que ______ sentía por él algo que era del todo diferente a la amistad. Estaba demasiado perdido.
- Lo siento- se disculpó, bajando la voz- siento no habértelo contado, pero tienes que entenderme Harry. No sabía lo que sentía, lo que me estaba pasando hasta hace nada. Además, no creo que tampoco te interese.
- ¿ Y por qué no iba a interesarme?- le inquirió él, tomándola de la mano- sabes que siempre estoy aquí para lo que necesites.
______ se mordió la lengua para no contestarle y gritar a los cuatro vientos que se estaba enamorando perdidamente de él, de su mejor amigo.
- Bueno y ahora... ¿puedes al menos decirme quién te tiene así de enamorada?- en su pregunta, ______ descubrió un matiz extraño, algo de tristeza y de resignación.
- No creo que pueda aún, Harry. Lo siento. Pero de verdad, no es algo que te importe.
El gesto de Harry adquirió una dureza increíble de repente. Frunció el ceño y la agarro del brazo, pegándose a ella.
- Sí que me importa. Necesito saberlo- dijo imponente, de una forma que no admitía réplicas.
Su amiga puso los ojos en blanco y bufó.
- ¿A qué viene eso? ¿Pero por qué?
Harry le miró fijamente, sin pestañear, y se acercó amenazador.
- Por esto- murmuró.
Y sus labios se fundieron con los de _____ en ese mismo instante, bajo la luz nocturna, en un perfecto arrebato de pasión que parecía no haber sido, ni mucho menos, el primero entre los dos.