El error

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Sam miró por quinta vez la hora en su reloj, se supone que Freddie iría por ella cuando saliera de la empresa. A las cuatro en punto y ya eran casi las cinco.

No era la primera vez que ocurría, y al igual que las otras veces no respondía su celular, lo que era sinónimo que estaba conduciendo. También debía acreditar a su falta de respuestas el hecho que había dejado caer su PearPhone al inodoro, algo por lo cual aún se avergonzaba. Sam des cruzó sus piernas y las intercambio de lugar mientras esperaba a su novio. La señora con la cual Sam trabajaba salió y se despidió de ella.

La señora que realizaba la limpieza la cual solía irse cuando acababa. Ella se había ido primero que Sam y Freddie brillaba por su ausencia.

—. Maldito idiota—. Murmuró apretando los dientes cuando vio aquel auto azul metalizado acercarse en la distancia—. Casi una hora.

Murmuró Sam. El auto se parques frente ella y Sam de vio tentada a no subirse y tomar el transporte público, pero llevaba ahí sentada casi una hora, así que con toda la paciencia que pido camino hasta el auto y se subió.

—. Antes que me mates o amenaces con dejarme—. Inició Freddie—. Te compré pollo frito—. Le informo pasándole el cubo, Sam se emociono pero se contuvo, debía lucir enojada—. Y, te tengo una sorpresa, por la cual tarde tanto tiempo—. Le dijo conduciendo.

—. Sabes que odio las sorpresas—. Le dijo Sam tratando de abrir el pollo.

—. Quizá esta te guste—. Freddie siguió conduciendo, mirando directamente a Sam.

—. ¿Iremos a tu casa?—. Le pregunto comiendo un pollo.

—. Algo mejor que eso—. Le dijo Freddie sonriendo, invadiendo esa sonrisa a Sam—. ¿Por qué estás sonriendo?

—. Por que tu lo haces—. Freddie se rio por lo bajo.

—. ¿Ya te había dicho antes que te amo?—. Le pregunto.

—. Un par de veces—. Respondió Sam sonriendo mientras comía un muslo de pollo.

—. ¿Un par de veces o todo el tiempo?

—. Quizá todo el tiempo, quizás no, quien sabe.

Sam sabía que era todo el tiempo, en cada pequeño momento especial de lo recordaba, poniendo a Sam nerviosa y provocando que sonriera como estúpida.

Freddie era sin duda de único hombre que había logrado hacerla cambiar de animo en cuestión de segundos.

—. ¿Puedes decirme a dónde vamos?—. Le pregunto Sam ansiosa.

—. ¿Que celebramos mañana?—. Sam se sintió como los hombres de las películas, ¿que día era mañana? ¿Algún día festivo? ¿Alguien cumplía años? ¿Alguien había muerto?

—. Algo sumamente importante obvio—. Le respondió sonriendo amable—. ¿En serio creíste que lo olvidaría?

—. Lo olvidaste ¿cierto?

—. No, no lo hice, solo quiero saber si tú lo recuerdas.

—. Es nuestro aniversario—. Le dijo, Sam lo recordó, claro que sí—. ¿Lo olvidaste?

—. No, claro que no, de hecho compre algo para ti y todo—. Se defendió buscando algo en su bolso.

—. Pero no lo entregues—. Le dijo—. El mío es solo porque estoy bastante emocionado.

—. El mío igual—. Dijo, pero Freddie freno frente al nuevo edificios de departamentos en el cual Sam anhelaba vivir —. ¿Que hacemos aquí?

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