51. Sam arruina su propia boda, mas o menos

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Resumen: ese día se suponía debía ser perfecto, todo estaba decorado estratégicamente para que nada se viera fuera de lugar, entonces, Sam lo arruinó.

Edades: 28.

Clasificación: K+

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Todos sus amigos estaban presentes en el gran desastre de su vida, cada par de ojos estaba sobre ella, ahora mirándola con preocupación y sorpresa luego de que ella, la cual había estado muy histérica con todo, vomitara sobre su novio después de un misericordioso intento de respirar los votos, pero vamos al inicio del que sería el día mas feliz de su vida.

6:18 AM: Dos y cuarenta y dos minutos antes del desastre.

El día inicio como cualquier otro, habían reservado el salón de un hotel y la pareja descansaba en una habitación bastante separada de la otra, ambos se habían levantado temprano para iniciar los arreglos, Freddie era el encargado de recibir a los invitados puesto que era quien tardaba menos en estar listo, Sam por otro lado estaba en su habitación siendo arreglada para su gran día, su vestido era ligero, inmenso, pero muy bonito, un escote bastante profundo decorado por encaje y una apertura en su pierna derecha, su espalda estaba al descubierto, tapada por su largo cabello cayendo en rizos muy precavidamente puestos, que caían debajo del velo, su maquillaje era bastante simple, de hecho, todo era muy simple, nada extravagante pero muy minuciosamente decorado, sin ningún margen de error, todo muy bien supervisado por una exigente decoradora y una aún más exigente novia. Y todo parecía ir muy bien excepto por Sam, que yacía pálida frente a su tocador mientras era maquillada, estaba helada al tacto y la maquilladora batallaba por lo mucho que había sudado, su desayuno había sido rechazado cuando este solo le provocó molestias y su estómago hacía ruidos desagradables, sabía que no debía haber mezclado licor y lácteos anoche, pero de alguna manera debía soportar los shot que se había tomado en compañía de su amiga y hermana, que no habían sido muchos (puesto que no quería casarse con resaca) pero que igual la habían fastidiado.

Aún bajo las advertencias de sus amigas Sam había decidido continuar con todo, solo eran los nervios, había estado bajo mucha presión las últimas semanas y ahora estaba hundida en nervios por su boda, así que solo comió una manzana (con desprecio y fastidio) y bebió un poco de agua, por algún motivo si vestido le estaba dando ganas de llorar, no le quedaba como el día que lo compró y se sentía tonta en el, niño fue capaz de llorar porque su maquilladora la miraba con ganas de asesinarla si lo hacía y su hermana le aseguró que se veía hermosa, así que ella le creyó, abrazándose a ella y diciéndole lo mucho que la amaba había decidido continuar. Igual si le daba hambre, después de la ceremonia podía comer algo del bufete, sabía que la ensalada estaba apetitosa porque la recibió después de levantarse.

Había salido de su habitación acompañada por su madre y luego de tomarse una copa de champaña para calmar sus nervios ingresó a la sala.

Nueve minutos antes del desastre.

En una boda civil la demora eran los invitados al llegar, Sam sabía que al llegar al altar el abogado diría unas cuantas palabras, recitarían sus votos, firmarían los papeles, un beso y todos a comer. Pero ella no sabía que está boda sería más larga que solo eso, al llegar al salón lo primero que noto fue el fuerte aroma a vainilla instalado en la habitación, ahora se arrepentía de haber escogido ese aroma para disfrazar el que expedían las flores que decoraban los asientos, Freddie sonreía al final del pasillo y ella sabía que el peleaba por llorar, sus ojos brillaban ocultos tras la más deslumbrante sonrisa que la hizo sonreír igual, aún cuando ese maldito aroma a vainilla la estaba asfixiando. Las flores en sus manos eran feas, no sabía en qué estaba pensando cuando había mandado a hacer el ramo con rosas rosadas, ni siquiera le gustaba el rosa, Dios, quería llorar, todo era un desastre, claro, solo su hermoso futuro esposo valía la pena ahí. Olvídenlo, esa corbata era asquerosa.

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