Capítulo 8: Quién tuvo la idea

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—Quiero volver—dijo Andrew.

Ella se giró, extrañada. Ya había puesto la mano sobre la cadena del columpio.

—¿Qué? ¿Por qué? Aún no es noche.

Intentaba no lucir decepcionada, a pesar de estarlo

—No me importa—escupió tomándola de la muñeca—.Nos vamos, ahora.

Javiva no iba a dejar que ese niño le dijera qué hacer. Se soltó de su agarre con violencia Intentó volver a tomarla, pero fue más rápida que él. Se tomó su tiempo para buscar la pelota, meterla debajo de su brazo y colocarse elegantemente en esa pose Penélope hacía cuando deseaba una explicación (con el pie izquierda sosteniendo todo el peso de su cuerpo y las manos en la cintura. Bueno, solo podía hacerlo con una por la pelota. La cual, Andrew debería estar llevando, por cierto.)

—Dime—exigió.

Andrew miró al cielo.

—Tengo que resolver un asunto—soltó con simpleza.

—Hoy no hay tarea.

Negó con la cabeza. Parecía molesto, pero no con ella. Eso esperaba. En realidad no le gustaba que la gente se enojara.

—Es con mi papá—dijo volviendo a tomarla y comenzando a caminar—.Ven.

Caminaron sin hablar. Estaba muy interesada en saber porqué quería resolver ese problema en ese instante y por qué ahora estaba siendo tan grosero con ella. Antes era callado, pero no tan maleducado. Ahora cada vez que abría la boca para comentar algo, siempre la regañaba diciendo que a nadie le importaba lo que tuviera que decir. Eso hería sus sentimientos.

Apenas llegaron a sus casas, Andrew se metió a la suya y ni siquiera le dijo adiós.

Ella hizo lo mismo.

En la sala, sus padres estaban mirando la televisión. Un programa algo anticuado, probablemente una telenovela. Su padre se giró cuando la oyó entrar.

—¿Tan pronto?—preguntó alzando las cejas.

Javiva se encogió de hombros.

—Andrew quiso regresar a su casa—contestó. Ahí se dio cuenta de que todavía tenía la pelota.

—¿Eso es de él?—preguntó mamá señalando el objeto.

—Olvidé dárselo.

—Debes regresarlo mañana.

Asintió. Ya solo quería dormir para olvidar todo eso. Había sido un día pesado (y ella tenía un trabajo pendiente que hacer. No estaba tan libre como creía.)

—¿Por qué has regresado tan temprano, Andy?—preguntó Ariadna jugando con su juego de té en las escaleras. Eran de plástico las tacitas rosas y verdes los platitos, dando la imagen de que eran flores de dónde tomabas agua con azúcar (lo que Ariadna utilizaba para sus fiestas de té)—.¿Quieres jugar conmigo? Pero tendrás que comer solo pastel, porque papá rompió una tacita hoy en la tarde por accidente y un platito está solo, así que...

Andrew la ignoró, subiendo a una gran velocidad hasta la habitación de sus padres. Ahí estaba papá, leyendo un libro de Julio Verde o uno de esos escritores aburridos. Abrió mucho los ojos cuando lo vio entrar de forma tan violenta.

—Hey, no abras así las puertas—lo regañó frunciendo el ceño.

Le dieron ganas de azotar la puerta una vez más solamente para que se enfureciera tanto como él. Sin embargo, suprimió todos sus sentimientos y cerró sus manos en forma de puño.

—¿Por qué le dijiste a la niña de enfrente que fuera mi amiga?—preguntó con la mandíbula apretada.

Se quedó mirándolo hasta que llegó a la conclusión de que no sabía de qué diablos estaba hablando. Volvió su atención al libro. Sí, tenía letras pequeñas; un libro muy aburrido, definitivamente. Acomodó sus lentes de media luna antes de decir algo.

—No sé de qué me estás hablando—dijo un poco indiferente.

—Sí lo sabes—contestó acercándose—.¿Por qué lo hiciste? Yo no quiero ser amigo de ella.

Su padre negó con la cabeza, como si Andrew estuviera diciendo lo más tonto que hubiera escuchado en su vida. Si no dejaba de hacerlo en unos segundos, iba a cerrar esa maldita puerta de nuevo y con aún más violencia.

—Nunca he hablado con Javiva—dijo muy serio—.Es callada.

Con él hablaba bastante y no parecía alguien tan introvertida como su padre creía. Aunque no lo comentó.

—Pero... pero...—se había quedado sin argumentos. Solo sabía que estaba muy enojado y segurísimo de que eso era una conspiración.

—Andrew, ¿no te has puesto a pensar que quizás le caes bien?—preguntó agarrándose el puente de la nariz y con tono cansado—.Puede que ella haya visto que eres buena persona en el fondo y quiera convivir más contigo. No sé, es solo una suposición.

Se quedó tieso.

Tenía sentido.

Podía ser que Javiva se sintiera sola y quisiera hacer amigos con el primero que encontrara. Podría ser que enserio quería que se sintiera cómodo. Podría ser que enserio le agradara.

Bajó la guardia, pensando en eso. Papá regresó a la lectura.

—Además, mamá fue la que le dijo a Helena que necesitabas amigos.

Despúes de este capítulo comienza el salseo, lo juro xD

Keep writing ;)

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