Extra #3

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Segundo encuentro. El día que acordaron tener una relación exclusivamente sexual.

Luego de haber pasado una increíble noche con cierta castaña, voy a la empresa. Era raro que Ross Lynch llegara tarde pero había valido completamente la pena. No podía sacarme a Laura de la cabeza, su olor, su tacto, su sonrisa y sus ojos estaban grabados en mi mente.

Después de unas largas horas de trabajo, me doy por vencido. No, Laura no iba a salir de mi mente ese día. Jodida castaña. Había sido solo una noche, una noche con una mujer común y corriente sin significado para mi... Entonces, ¿por qué ahora mismo estaba dirigiéndome a su trabajo? No lo sabía. Mierda. Cuando llego, me encuentro a una castaña llorando en la puerta de un restaurante bajo la lluvia. Laura.

¿Qué no se daba cuenta de que estaba lloviendo? ¿No pensaba en que podía enfermarse? Rápidamente agarro mi paraguas y me acerco a ella cubriéndola. Unos segundos después ella me mira y verla llorar me hace sentir algo horrible, odiaba verla llorar.

 — ¿Laura? ¿Qué haces aquí? — pregunto.

— Acaban de despedirme... — solloza y esconde su cara entre sus piernas.

Oh, cariño... Me siento a su lado y la rodeo con mi brazo para darle algo de calor mientras que con la otra mano sujeto el paraguas. ¿Era incomoda la posición? Si, pero tenerla así de cerca me gustaba.

— Ven, vamos a mi auto. — ofrezco.

— Acordamos no hablar de los problemas que teníamos, solo sexo. — responde apoyada en mi hombro. Las ganas de acariciarle el pelo se hacen presentes pero me contengo. Quería consolarla, quería que dejara de llorar y que sonrisa se hiciera presente.

— A la mierda tus reglas. Me llamo Ross y lo de ayer va a volver a repetirse, voy a asegurarme de eso así que vete familiarizando conmigo. Ahora mismo necesitas ayuda y yo voy a dartela. — le digo para después levantarme del suelo y cargarla como princesa hacía mi auto. Sus brazos me rodean el cuello y su cabeza se apoya en mi pecho.

 — Gracias, Ross... — la escucho murmurar  y yo sonrío levemente.

—  No me agradezcas hasta que te haya ayudado en serio, Laura.

Y pensaba ayudarla en serio. La haría mi secretaria, nunca había necesitado una pero la idea de ver a Laura todas mis mañanas sonaba muy tentadora. Laura se queda dormida durante el viaje y luego yo la cargo hacía la habitación del hotel. Unos minutos después se despierta.

— ¿Qué hacemos aquí? No estoy de ánimos para sexo. Si esa era tu manera de ayudarme puedes irte a la mierda y tu pene puede llorar por días o semanas hasta que encuentres a alguna puta de turno. — pregunta enojada y yo ruedo los ojos.

— ¿Siempre piensas lo peor de las personas? Te traje aquí para que te des un baño caliente y te seques la ropa, puedes enfermarte. No vine por sexo, aunque no estaría mal. — la bajo para abrir la puerta a pesar de que no quería dejar de tenerla cerca — Entra.

— ¿Siempre eres tan malhumorado y mandon?

Entra y cierro la puerta detrás de mi — Si ¿Algún problema con eso? — me cruza de brazos mientras la miro serio. No tenía muchas razones para sonreir.

— Ninguno. Para lo que te quiero no necesito que estés feliz, solo que seas bueno en la cama.

— Perfecto. Duchate conmigo, Laura. — le pido para después besarla como tanto había querido hacerlo desde que la había dejado esta mañana.

Ella se separa un poco y muerde mi labio provocandome un gemido. Joder... — ¿Qué pasó con lo de nada de sexo? — susurra contra mis labios. ¿Había dicho nada de sexo? No podía resistirme a ella.

One More Night | Raura TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora