Jacob

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6 meses antes del día de los ataques nucleares.

Jacob siempre fue una persona muy codiciosa, hombre de cuarenta años extremadamente blanco, algo que contrastaba con su cabellera negra, un metro setenta y cinco completaba la figura de aquel extraño sujeto; su mirada vacía detrás de los lentes mostraba como era, no le importaba nada ni nadie más que si mismo.

Jacob administraba una gasolinera y era un poco grosero con sus empleados; no pasaba necesidades pero tampoco disponía de lujos para vivir, ante la amenaza de guerra nuclear, decidió que tenía que construir un refugio pero solo no iba poder.

Él era demasiado habilidoso con las palabras, así que empezó a convencer a sus vecinos de hacerlo en conjunto. Vivía en un barrio de clase media, en pueblo un tanto rural con un par de calles, un parque en el centro del pueblo, una iglesia; nada fuera de lo común.

Fue casa por casa y logró hacer un grupo de treinta personas, veintidós adultos y ocho niños, entre los cuales estaban él, su esposa Micaela y su hijo Robin. Entre todos pusieron el dinero y compraron los materiales y en dos meses de arduo trabajo, concluyeron aquel lugar, esté era enorme, con grandes congeladores, amplios salones y habitaciones para todos; para finalizar lo abastecieron con alimentos, frutas, carnes, cereales, llenaron los congeladores de toda la comida que pudieron comprar para no pasar ninguna necesidad.

Día de los ataques nucleare.

Llego el día de la explosión y todos estaban seguros dentro;Jacob creyéndose el salvador de sus vecinos se autoproclamo líder y dijo que todos los que quisieran alguna provisión debería contar con su aprobación. Nadie le discutío su orden ya que todos los veían como su líder por su idea de construir el lugar. La primera noche llegó y todos estaban muy agradecidos con Jacob por haber tenido tan maravillo idea, una gran mesa servida con platos especiales, pollos asados, racimos de uvas, tazones de leche, refrescos y un vino especial le esperaban a todos; era una noche para celebrar. Comieron hasta saciarse aún en medio de la catástrofe ya que ellos estaban muy seguros.

Un mes después de la catástrofe.

La gente se está aburriendo un poco, Jacob se encuentra en una silla observando detenidamente a todos, cada vida es única y se impresiona de ver cómo estas personas confiaron en él, siempre tenemos que escoger muy bien en quien confiamos puesto que en el camino de la vida nos vamos a encontrar con personas sinceras; pero también con otras personas que no lo son. Ese día Jacob decidió que hora de celebrar el primer mes en el refugio; así que decidió preparar una sopa para todos.

Todos estaban muy contentos, habían sobrevivido, estaban en un lugar seguro, el olor de la sopa era maravilloso, todos sentados, podían percibir desde la mesa los aromas de las verduras, en aquella deliciosa sustancia.

Le dio a su hijo un delicioso biberón lleno de leche caliente, su hijo se durmió de inmediato y después de eso le pidió ayuda a su esposa para servir los alimentos.

Estaba muy alegre; quien diría que aquel hombre grosero codicioso parecía haber cambiado después de la terrible catástrofe; era amable con todos, servicial y poco a poco se había ganado el cariño y la confianza de todos.

Jacob saluda a todos con una gran sonrisa, uno por uno, el último fue Hermes el arquitecto que había diseñado los planos de aquel enorme refugio. Pidió a todos los comensales que esperaran a que todo estuviera servido; luego se puso de pie y dijo:

— Buenas noches amigos, hoy quiero decirles que ustedes se han convertido en una bella familia para mí, aprecio de todo corazón a cada uno de ustedes; gracias al aporte de cada persona el estar reunidos aquí es posible, nada de esto hubiera sido posible sin el dinero de todos y verdaderamente, yo los necesitaba a ustedes y ustedes me necesitaban a mí, he preparado esta cena con mucho cariño para todos ustedes así que espero que la disfruten֫¡" Bon appétit"! Un aplauso para cada uno de ustedes.

APOCALIPSIS #PGP2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora