—Vamos lánzalo Wil— me grita Mérida. Cierro un ojo para enfocar mi blanco y lanzo el cuchillo fuertemente, el arma va por el aire a gran velocidad, y esta vez sí logro acertar en el blanco quedando clavado en un círculo rojo que había dibujado mi entrenadora en un viejo árbol, —bien hecho Wil has mejorado mucho, has progresado bastante y te esfuerzas— me dice Mérida con un gesto de aprobación. Esta chica, a pesar de ser tan pequeña, es increíblemente fuerte, siempre tiene una actitud positiva ante cualquier circunstancia; es una excelente instructora aunque a veces es demasiado regañona, se burló de mí al principio por fallar mi lanzamiento pero poco a poco he ido aprendiendo mucho de ella.
Han pasado dos meses desde que iniciamos esta preparación, el invierno casi acaba, las nevadas fuertes han cesado pero aún está muy frío; el hielo de los árboles empieza a gotear, todos estamos muy bien abrigados, y por dicha bien alimentados.
Estamos en el bosque entrenando, Tobías mantiene una batalla amistosa con Tomás usando espadas, César practica con la ballesta, igualmente Frank. Las esposas de ellos están alrededor del fuego agregando verduras a una gran sopa, ayer fuimos de cacería y logramos traer carne, una especie de conejos, pero parece que les pasó lo mismo que a los lobos porque son el doble de grandes aunque es poca carne solamente alcanzará para hoy. Pensaba que la fauna ya no existía pues donde vivía no había ni pájaros, pero seguramente era que mi cabaña quedaba muy cerca del lugar de las explosiones. Hay pocos animales; de vez en cuando se observan conejos, ratones y uno que otro pájaro.
Hemos diseñado una ruta con varios obstáculos por la cual deberemos correr, hemos hecho círculos rojos en varios árboles que hay en el camino. Tenemos que correr cerca de un kilómetro y lanzar los cuchillos a esos puntos, Mérida se acerca y me lanza una mirada retadora.
—A ver si logras vencer a tu maestra, ¡novato!— me dice con acento burlón.
Tobías ha aceptado ser el Juez, se para en la línea de salida y hace una señal con la mano indicando el inicio de la competencia, vamos corriendo; Mérida me toma la delantera, lanza el primer cuchillo y acierta, yo voy detrás de ella , tratando de alcanzarla, pero es muy rápida; alternamos lanzamientos, voy acertando fácilmente todos mis cuchillos, vaya que si he mejorado, mientras corro veo que ya los cuchillos de Mérida están en los blancos; no voy a poder alcanzarla ella es demasiado rápida y ha logrado dar en todos los objetivos, empiezo a sudar por la carrera, un obstáculo está frente mí y lo salto rápidamente busco el próximo árbol y lanzo mi cuchillo pero fallo; estoy a punto de llegar a la meta logro ver que Mérida ya ha llegado, me concentro en mi ruta apresuro el paso y lanzó mi último cuchillo acertando perfectamente, unos cuantos metros y caigo acostado al lado de Mérida que ya no está pero ni tan siquiera un poco agitada.
—He fallado uno—afirmo con aire de derrota.
—Pues yo ninguno, pero sabes, me tomó casi cinco años ser tan exacta con los lanzamientos, eres un gran aprendiz, felicitaciones Wil...
Hago un gesto de agradecimiento pero por dentro me siento súper lleno de orgullo, seguimos conversando un poco hasta que un gran conejo interrumpe nuestra charla, inmediatamente nos levantamos y nos disponemos a seguirlo, es súper rápido, lo perseguimos, esquivamos ramas, pasamos por en medio de árboles, nos dirigimos entre la nieve, a toda velocidad detrás de aquella, nuestra presa.
El conejo se detiene y Mérida me hace una señal de que me lance al suelo, me parece extraño, pero acato la orden, está muy fría la nieve, aquel animalillo detuvo su carreara en seco y parece estar temblando, explora el entorno con su mirada, busca peligros con su olfato y en ese mismo instante, la serpiente más grande que había visto en mi vida salta sobre el conejo, puede medir unos quince metros de largo, lo enrolla entre sus poderosos anillos destrozando cada uno de sus frágiles huesos y lentamente lo empieza a engullir.
Estoy paralizado, César tenía razón, esas serpientes de verdad existen, mi respiración se detiene, vuelvo a ver a Mérida pero no parece estar asustada, tiene un gesto en su rostro de concentración increíble, me dirige una mirada y me hace indicaciones en gestos con sus manos , la vamos atacar, me hace una señal con sus dedos mostrándome tres de ellos e inmediatamente procede a tocar sus cuchillos y también sus ojos, quisiera que esos tres dedos significaran que a la cuenta de tres corremos, pero creo que Mérida quiere matar aquel terrorífico animal lanzándole cuchillos a sus ojos y cabeza. Rodeo a la serpiente tratando de hacer el mínimo ruido, mientras aquel animal yace quieto, Mérida se desplaza lentamente, la nieve colabora mucho en no hacer ruido, levanta su mano, espero la señal, aguanto la respiración, veo que ella saca tres cuchillos y los sujeta firmemente, baja la mano indicándome que es la hora, lanzo un cuchillo y fallo, Mérida hace lo mismo por el otro lado y logra darle en uno de sus ojos, el animal se retuerce furioso y se activa toda su violencia, empieza a buscarnos, hasta que se dirige a mi toda velocidad, corro a más no poder , esa serpiente se viene acercando demasiado hasta que me lanza un feroz ataque, logro hacerme detrás de un árbol a tiempo, haciendo que la serpiente se estrelle, Mérida lanza otro cuchillo atinando justo en su cabeza, y me grita que no desaproveche la oportunidad lanzo dos a su cabeza, el animal se sacude violentamente y ahora va por Mérida, la cual sigue lanzando ataques, la serpiente parece empezar a mermar su fuerza pues empieza a moverse más lentamente, es mi turno de atacar y logro impactarla en su otro ojo; mi compañera de batallas aprovecha el momento y empieza a lanzar muchos ataques seguidos hasta que la serpiente cae muerta, lanza un grito triunfal y se acerca hacia mí con la mano abierta esperando que yo responda su saludo de triunfo, estrellamos nuestras manos en señal de éxito.
—¡Bien hecho Wil, estuviste asombroso!.
— La verdad estaba muy asustado, tú sí que eres una chica muy ruda, esa serpiente por poco y nos mata.
—Un poco de aventura no hace daño, debes enfrentar siempre tus temores, luchar contra ellos, vencerlos, muchas veces no llevamos a cabo nuestros planes simplemente por miedo y siempre la recompensa puede llegar a ser muy grande, fíjate, ya tenemos carne para muchos días hay que ser valiente, no importa cuán grande sea la serpiente o sea lo que sea que nos atemoriza. Además esa víbora ahora es un peligro menos por el cual debemos preocuparnos, cada día es más difícil encontrar conejos, era muy probable que esta amiguita que matamos hoy se estuviese comiendo muestra comida, ahora bien Wil tomemos toda la carne que podamos y regresemos que deben estarnos esperando
—De acuerdo tienes razón, y si tenemos mucha carne, anda vamos a regresar.
Empezamos cuidadosamente a preparar la carne que nos vamos a llevar y nos preparamos para partir de nuevo a encontrarnos con los demás, me siento muy lleno de optimismo luego de lo que acaba de pasar, he mejorado mucho y me siento listo para lo que venga. Preparado nuestro botín emprendemos nuestro regreso. Empezamos a caminar, dejando detrás de nosotros un rastro de huellas en la nieve, que lentamente una leve nevada empieza a borrar.
Después de un par de kilómetros caminando logramos llegar a donde estaban todos, Mérida cuenta orgullosa la hazaña que acabamos de hacer, describiendo cuidadosamente cada uno de los detalles, exageró algunas cosas, pero se veía llena de alegría en cada palabra que expresaba; sin embargo Tobías nos da una gran reprimenda por lo peligroso de aquel suceso, pero luego sonríe, abraza a su nieta y la felicita por su valentía diciendo
—Bien hecho mi pequeña.
Recogemos todas las armas y nos disponemos a regresar a Atlántida, el cielo empieza a teñirse de negro, con el caer de la noche la temperatura empieza a bajar y necesitamos comer y dormir, tal parece que todos estamos listos, hemos entrenado muy duro. Pero por ahora tenemos que esperar que pase el mes que falta para que este invierno acabe, por ahora vamos a disfrutar de una buena cena y seguir entrenando el tiempo que nos queda.
Todos estamos alrededor de la mesa, ya hemos cenado, entre risas y charlas hemos pasado un buen día, Tobías se levanta y dice:
—Estoy orgulloso de todos ustedes, se están esforzando mucho, nos queda poco tiempo, gracias a Mérida y Wil por conseguir carne para todos nosotros, lo han hecho muy bien, es hora de descansar. Mañana será otro día, buenas noches.
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Gracias a todos los que me leen.
Gracias por acompañarme en esta historia!
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APOCALIPSIS #PGP2017
Science FictionUn mundo post apocalíptico,un joven que puede ser el último ser humano sobre la tierra, un mundo devastado. morir o seguir viviendo? Esta novela esta participando en los @PremiosGemasPerdidas