La ley del amor paternal

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Las ideas expuestas provienen de los libros "Sangre de campeón" y "Leyes eternas 2" del ingeniero Carlos Cuahtémoc Sánchez. Todos los derechos.

Esa noche el profesor Lakatos nos ofreció amablemente hospedarnos en su casa...pero al final sólo Richard y Albert quisieron quedarse así que este último fue por sus maletas (tengo la sospecha de que quería pasar un buen rato hablando conmigo). Al menos dijo que no nos iríamos de su casa sin cenar. Así que en menos de una hora todos estábamos reunidos en su comedor mientras cenábamos una sopa caliente, un poco de rosbif al medio punto y de postre un pudín de ciruelas.

-¿Así que es suya la casa señor Lakatos?-le pregunté

-Sí....al igual que mis alumnos Lovelace y Carter...forjé una gran fortuna con mis descubrimientos en química y física...más en está última...pocos de mi círculo académico saben de ella...pero es mejor así...prefiero que no se ande divulgando en los pasillos mi vida personal...es privada...¿Entiende?-

Asentí (Yo más que nadie sabía cómo era eso), Stephen terminó pronto su sopa y comenzó a servise el rosbif...Richard dijo:

-Sí...es mejor que no se sepa mucho de su pasado...pero al menos al cuidar a Stephen...trata de enmendar los errores de su pasado..-

-Y si me permite indagar más...¿Quiénes son esos Cobras Negras?- debía saber a que nos podíamos enfrentar todos.

Lakatos suspiró largamente y me miró fijamente:

-Era una sociedad secreta...tan secreta que ni los gobiernos supieron que existía...la coordinó mi rival académico....Wagner...Wagner Kingsley....su finalidad era conseguir la mayor cantidad de patentes de inventos lo mejor posible contratándo a los investigadores a su base...localizada en una isla del Pacífico....para que desarrollaran mejor el invento o la idea...cuando ya no les servían...bueno...(y miró fijamente a Stephen quién le dió la mano en señal de comprensión)...los mataban...asesinaban...y así mi rival se quedaba con las patentes. Stephen cayó una vez en sus garras....cómo lo habían hecho sus padres y yo en el pasado...pero logré salvarlo...y logramos meter a Wagner a la cárcel...pero algo me dice que escapó...-

Al oír aquella historia...me estremecí por dentro....¡Hasta los muggles tenían sus propios mortífagos! Stephen abrazó a Lakatos y le dijo suavemente:

-No se preocupe profesor....ahora yo estoy con usted y juntos somos una familia....tal cómo papá y mamá hubieran querido.- Al oír aquello, no sé por qué...pero me recordó a Albus Severus...¿Coincidencia quizá?

-Stephen Aldridge...¿Por qué no te vas a dormir ya? Necesito discutir algo con nuestros invitados a solas...por favor...- Stephen rebatió pero al final accedio y subió las escaleras arrastrando los pies. Lakatos tomó un poco de vino y dijo: No lo sé...sé que mi Stephen es un buen muchacho...pero me altera los nervios con sus inventos...y sus travesuras...Intento corregirlo...enderezarlo..pero no sé me ocurre que hacer...-

-Profesor Lakatos...si me permite hablar...creo que Stephen necesita amor...sí...también disciplina...pero una disciplina bien dirigida...imagine que la disciplina es un bote o un velero...y usted es el capitán y Stephen el grumete...si el capitán sólo grita y exige sin ser claro y preciso o deja al grumete sin supervisión...lo más probable es que el barco se hunda o pierda. Todo es cuestión de equilibrio.- dijo Severine firme pero amorosa.

-Mi esposa tiene razón profesor- dijo Lovelace -Sí...es bueno que al niño se le pongan límites de su comportamiento cuando este es incorrecto...pero es preciso decirle y aclarale el por qué de las reglas familiares, que éstas sirven para que el niño razone y comprenda a que peligros se expone y cómo evitarlos, pero eso sí debe tener en claro: UNA PALABRA CARIÑOSA O UN ABRAZO DE AMOR SON OBLIGATORIOS DESPUÉS DEL REGAÑO O LA CORRECIÓN...¿POR QUÉ? POR QUÉ EL NIÑO NUNCA OLVIDA...Y SI NO PERDONAMOS...GENERAMOS UN NIÑO RENCOROSO Y VENGATIVO. ¿Cuándo fue la última vez que abrazó y perdono a su pequeño?-

Severus Snape y la princesa de ojos esmeralda (Las leyes del amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora