Dia 123 de 365

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Me encantaba verla reír, sus ojos se cerraban y echaba su cabeza hacia atrás al hacerlo con más intensidad, golpeaba su pierna o encima de una mesa varias veces intentando que no le faltara el aire para seguir riendo. Me hipnotizaba su voz, sus palabras sofisticadamente sutiles que la hacían parecer que tenia un diccionario guardado en su mente, creaba poesía sin necesidad de escribir.
Me fascinaba admirarla hasta que se sonrojaba y desviaba la mirada mientras me preguntaba que porque la miraba, irresistible tentación, me daba por tomar su mano y besarla obteniendo una sonrisa conmovida.
Me cegaba su increíble sencillez, su torpeza, su gracia, su anatomía, toda ella era un tesoro, una reliquia, el regalo mas grande que ningún ser humano había podido tener jamás, esa bella perla casi inalcanzable.

365 Días Del Año.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora