¿Me darías uno de chocolate?

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Gumersinda tenía mucha hambre, acababa de salir del cine y como los asquerosos ponen los precios jodidamente altos casi ni le da para la entrada.

Caminó por todo Oklahoma, pero ninguna tienda tenía el bollo perfecto.

Hasta que llegó a una llamada "Papadas y bollos", vio al dependiente a través de la ventana y se le cayó la baba de lo guapo que era.

Entró y se acercó a él:

-Perdone...-Tartamudeó- ¿Me darías uno de chocolate?

-A ti te doy la noche entera, baby.

Las mejillas de Gumer adquirieron un suave color rojizo ante las palabras del calvo. Para después, responder:

-¡Dame mi puto bollo y no me toques los cojones!

-Te lo doy y te lo metes por el culo, asquerosa.

Pepe se giró para meter el bollo en la caja, obviamente tirándole un escupitajo encima, no mames.

-Ahora no te pago por gordo.

Y Gumer se fue sin darse cuenta del escupitajo, "¿Por qué está mojado? Mmh...Pues no está tan malo", pensó.

El romance de Pepe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora