Encerador de suelos

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Al día siguiente a Gumer le tocaba cuidar de su sobrino Osbaldo. Puto crio de mierda malcriado, solo tenía 6 años y ya era un mete mierda de primera.

Iba tranquilamente con el mini-monstruo por el parque cuando el muy repelente tenía hambre, así que agarró a su tía por la papada y la arrastró hasta una "panadería".

El niño era tan asqueroso que habia elegido la bollería de Pepe sabiendo que a su tía no le gustaba el dueño.

-¡Mira tía!¡Ese es el viejo calvo por el que se te para la papada!

-¿Pero qué dices niño de mierda?¿A que te abandono en el parque con la anciana esa que te miraba tanto?

-Vaya, ¡qué sorpresa! He encontrado a alguien más repelente que tú, ¿cómo te llamas pequeño?

-Para pequeño tu pene, estúpido calvo.

-¿A quién llamas tú pequeño?Odio a los crios-susurró por último. Aunque tampoco sabía qué decirle al niño, ya que hacía un par de años que por culpa de su papada no se la veía.

-Parad ya de discutir panda de zopencos, los dos la tenéis enana-dijo Gumer con superioridad.

-Al menos tenemos, vieja amargada-le dijo su sobrino.

-Yo soy una mujer, estúpido.

-Pues no lo parece.

-Tú cállate y dame mi bollo, no quiero volver a verte. Agg que asco das, en serio.

-Pues deja de venir a mi tienda, dios Gumer, eres la razón por la que el champú lleva instrucciones.

-¿Y cómo sabes eso, calvo de mierda? ¿El encerador de suelos no te va bien?

-Hacéis una pareja genial, dos amargados, obesos y con papada, que no tienen nada que hacer con su patética vida. No sé por qué no os habéis encontrado antes.

-En serio, te voy a atar a un globo y te voy a mandar al quinto coño, repelente.-dijo Gumer harta del chiquillo. 

-Al menos volaré, no como tú.

-Me gustaría sentir pena por ti, Gumer. Luego recuerdo cómo eres y se me pasa.

-Como si tú sirvieras para algo, dime, ¿haces algo más aparte de vender unos bollos que dan casi tanto asco como tú?

-Pues bien que te los comes; pues sí, soy campeón de fitness, fitness de semana.

-Si queréis me voy, soy pequeño, pero he observado mucho a mi mamá, y por como suelen acabar sus discusiones con el profesor de yoga, prefiero irme. Veros a vosotros si que me dejaría un trauma.

Los dos se miran avergonzados,  ¿ellos juntos? ni en sueños. antes muertos, kiaska parfavar.

Después de las palabras del mamahuevos ese, y tener algo con lo que chantajear a la malfollada de su hermana para que no se lo volviera a dejar, cogen, sin pagar, dos bollos de chocolate y se van.

Pepe estaba indignado, hoy no le había dado tiempo a escupir en el bollo ni ha echarle jugo de su papada, 5 minutos de discutir con un par de idiotas para nada. 


El romance de Pepe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora