El romance de Pepe.

Cuernudo

Gumer harta del niño, fue a ver a su hermana.

Cuando tocó el timbre le abrió un chaval buenísimo de 25 años. Gumer lo miró seductoramente:

-Yo no estoy casada, cuando quieras me cambio por mi hermana.

-Kiaska. Búscate a alguien de tu edad vieja pervertida- dijo mientras se iba.

-Joder, los jóvenes de hoy en día sois unos maleducados. Mírame bien, me estás perdiendo chaval.

-¡Ni que quisiera tenerte!

-¡Gumer! ¿Quieres dejar al pobre chaval? ¿Qué quieres?-dijo su hermana.

-Dejarte a tu asqueroso crio. No sabes lo insoportable que es, yo de ti lo daba en adopción.

-Lo mismo le dije a mamá de ti y aquí estás.

-¡Serás hija de puta! Y no me lo vuelvas a dejar si no quieres que le diga a tu marido que matas a polvos a tu profesor de yoga.

-¡Osbaldo! ¡Te dije que no le dijeras nada a la amargada de tu tía!

-Es que se iba a besar con un calvo y gordito delante de mí. Lo siento, ¡pero no quería ese trauma!

-Vale, ahora te entiendo.

-¡Oye! ¡Que sigo aquí!

-Ah, lo siento. Es que eres tan fantasma que si no fuese por tu obesidad no me daba cuenta ni de tu existencia -Gritó el asqueroso niñato.

-Mira nene no me toques los ovarios que te parto por la mitad con una motosierra.

-¿Con una motosierra? Si te tiras encima y le ahogas a mi pobre hijo. -Vaciló la hermana.

-Y tu marido puede cortarle el cuello con esos cuernos que tiene, no mames we, no mames.

Gumer agarró el pomo de la puerta, y arrastrando de la oreja al niño metiéndole dentro de su pocilga (A la cual llamaban "hogar") le cerró la puerta en la cara a esa zorra.

La cual según el árbol genealógico supuestamente debería ser su hermana.