8 - NACIMIENTO NO CONSAGRADO

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Después de unos días que Petronila pudo recuperarse parcialmente del nacimiento del niño empezaron a suceder cosas extrañas. Considerando que el clima es bastante benigno, y que ya el invierno pasó casi en su totalidad, lo extraño es el comportamiento errático de algunas aves que intentan atacar al niño, las plantas crecen más donde el niño ha sido dejado durmiendo. Pero aún así y todo, Pachamama cree que está destinado a los dioses. Ella misma piensa que todo está bien y descarta cualquier otra cosa.

Petronila con el paso del tiempo se está recuperando y siempre lleva consigo al niño en sus paseos. Con el sol el niño está pálido y decaído, pero llega la noche y se despierta, parece otro niño, más vivaracho y despierto. Ni que hablar cuando entra ella en la choza, el niño crece un poco más de lo normal, cada día que se encuentra dentro de ella. Al cabo de unas semanas ya no parecía el bebé recién nacido sino un pequeño niño de casi un año.

Todos empezaban a alejarse del niño y de Petronila. A causa de ello ella pasaba largas horas encerrada en la choza junto a su niño.

- ¿Puede cudad a mamá? - le pregunta sorpresivamente la pequeña Leocadia tironeando de las prendas.

- ¿Impara lo iwka rimanki chuza pinpillitu?(39) -le pregunta sorprendida Pachamama.

- Mi mami eta enfema... un hombe malo tiene a mi hemanito... ¿los cudás?

- Rini ta rikuna impara lo iwka tukun, chuza pinpillitu. (40)- le dice suavemente, dándole un beso en la mejilla.

La pequeña se da vuelta y sale corriendo mientras grita de alegría.

- ¡Doña Getudis!... ¡Doña Getudis!... ¡La senoda buena la va a cudad!...

Pachamama ve como la pequeña Leocadia se va contenta y cuando la pierde de vista se dirige a la choza donde se encuentra Petronila con el niño.

Cuando se va acercando nota que los pobladores abandonaron las chozas aledañas a aquella. Que la tierra está más reseca que el resto de la zona y que alrededor de la choza sólo crecen plantas espinosas mortales. Ahora se está dando cuenta que hay algo que no está en su sitio. Siente un fuerte aroma de azufre al entrar. Ve a Petronila sentada en un tronco con la mirada perdida, hamacándose con un movimiento repetitivo de cruzar y descruzar los brazos. La ve muy desnutrida y flaca. Escucha una voz grave que no ve de donde proviene, la semioscuridad de la choza no le permite ver dónde se encuentra el niño.

Cuando sus ojos se habitúan a la penumbra, lo ve corriendo alrededor de la cama.

- ¡Wawa!... (41)- le dice

Se detiene en seco y la mira fijamente.

- Man tukuri manakuna rikunchi ñaki ta ñawi Pachamama!. (42)-le dice el niño con voz grave

Ella se queda sorprendida. Apenas pasó tres semanas del nacimiento y el pequeño parece ya un niño de tres años. Y hay algo en él que le es familiar, de un tiempo atrás, muy remoto. Pero no logra identificar qué es.

- ¿Ika kanki?(43) - le pregunta seria

- ¿Ña mana yachanki ika kani?(44) - le responde en un tono de sorna. - Chay kay manalli pak ti, Pachamama.(45) - le dice meloso mientras camina a su alrededor. - Kunkarina muchas mulukkuna mana kan alli...(46)- con le dice con voz más baja - conj .... mana kanta wakaychini rencor rayku tukuy lo iwka has rashka. (47)- se detiene frente a la cama y se sube. Se para firme sobre ella y mira desafiante a Pachamama. - ¿Kan iwka ña mana recuerdas imas pak ñuka? (48)- le dice en tono lastimero.

Pachamama lo mira sin poder entender nada. Trata de recordar a alguien pero... no sabe a quién recordar.

- jejejee... no me recuerdas... ya no soy lo que era... jejeje solo...- se mira a sí mismo- he conseguido este cuerpo.. pero... no importa ... que no recuerdes... mejor para mí! - termina gritando y con un movimiento de extensión de los brazos empuja a Pachamama fuera de la choza.

SUMA - LA HERENCIA DEL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora