12- EL CACIQUE WILLKA

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Corre el año 1850, en la localidad de Imill-imilla hay mucha conmoción el Cacique Tupác Catari, cuyo nombre cristiano es Julián Apaza Willka, está nervioso, va de un lado a otro. No sabe qué hacer con su persona. Entra y sale de la casa una y otra vez.

- Calma mi Cacique. - le dice su padre. Don Lucas Zárate Mamani. -Ella está en buenas manos. Las Comadronas sabrán qué hacer.

- Y si algo falla??... - Pregunta temeroso.

- Todo estará bien, ella es una mujer fuerte, no te olvides nunca que ella te ayudó para que tu liderazgo sea más firme. Ella "Bertolina Sisa" es una gran mujer... - le dice enorgulleciéndolo - Vamos por unos tragos para calmar la ansiedad. -Le dice mientras se lo lleva a otra casa lejos de la suya.

Allí se encuentran todos los hombres cuyas mujeres están ayudando en el labor de parto. No soportan la tensión que se genera en el ambiente y como no pueden hacer nada para ayudar, simplemente se van del sitio para no estorbar.

Bertolina Sisa se encuentra desde hace horas en labor de parto. La pequeña casa está llena de mujeres y el cuarto en donde ella se encuentra no dejan de entrar y salir. El niño pareciera que aún no está dispuesto a salir. Las mujeres entran y salen con cubos de agua limpia y telas para la higiene del recién nacido. Ya cerca del atardecer se escucha el llanto de un bebé.

Desde la otra casa se escuchan vítores y festejos. La tensión ya pasó. Sale corriendo a su casa, las ansias lo comen. Ver el estado de salud de su esposa es lo primordial, al igual que del recién nacido.

- Felicitaciones Cacique! - le dice una de las mujeres.

- Muchas felicitaciones Cacique es un hermoso varón! - dice otra acercándole a sus brazos el niño recién nacido.

Tupác Catari toma al niño con lágrimas de felicidad en los ojos.

- Te llamarás Pablo Zárate en honor a tus ancestros. - dice mirando a su padre.

Pablo fue creciendo y aprendiendo las tareas agrícolas y ayudando en su casa. Dotado de gran inteligencia y de mucho poder persuasivo, poco a poco se fue prendiendo a leer y a escribir, que en ese entonces eran consideradas un delito para todos los indígenes. Ya de adolescente se interesó por la situación de su pueblo y se fue de su casa para encabezar un levantamiento contra el español invasor.

En una de las revueltas conoce a Aída Aguilar, pronto se dió cuenta que con ella compartiría su vida. El cambio fue radical asentándose junto a ella, volvió al mismo sitio donde nació y juntos tuvieron cuatro hermosos niños. Nunca abandonó su lucha su gran ambición era encabezar un alzamiento que acabara con la situación de su pueblo sojuzgado. Se convirtió en un prestigioso comunero, severo inteligente y tenáz. Su arrojo bélico consiguió temporalmente paz y tranquilidad para su pueblo, le permitió a él y a su pueblo de gozar de la libertad originaria.

- Willka!!... Willka... Despierta!...- le dice su esposa sacudiéndolo.

- ¿Qué sucede mujer? aún no ha despuntado el sol. -Le dice a modo de reproche. se da vuelta y se vuelve a arropar.

- ¡Vamos despierta!... ¡Que te está esperando un mensajero del Presidente! - le responde sacudiéndolo.

- ¡¿COMO?!... - dice sorprendido, y levantándose apuradamente.

El Cacique Willka se viste apresuradamente, en su mente se atropellan los recuerdos de la muerte de su padre en la plaza y cómo han repartido su cuerpo por todo el territorio de Kollasuyu. Y de su madre que fue estrangulada por los mismos verdugos que ordenaron el descuartizamiento de su padre.

En una mesita cercana hay un jarrón de cerámica blanca, con agua fresca. Vierte un poco en una palangana haciendo juego con el jarrón y se lava la cara. Se seca con una tela que encuentra cerca y sale de la habitación.

SUMA - LA HERENCIA DEL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora