Capítulo 4

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Entre sabanas la joven suspiraba al recordar la noche anterior

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Entre sabanas la joven suspiraba al recordar la noche anterior. Recordaba la tensión, como el hombre la miraba, como le hablaba. Sabia que la llevó a aquel lugar porque le quería demostrar que sentía algo por ella, porque quería hacerle saber que es especial. Se imaginará que en el mundo alguna pareja de alguien habrá coqueteado con su cuñado o cuñada, pero en este caso el coqueteo de ambos iba mas tras el deseo.

No se sentía mal, no sentía ni una pequeña pizca de pena. Le daba igual, y eso no era correcto. Sabia que su hermana sufriría al enterarse que su prometido cataloga a su hermana menor como su "musa", sufriría si se enterara que la llevó a un lugar especial cual a ella jamás llevó. Pero Lucy no sentía ninguna culpa. Es mas, le gustaba.

—¡Lucy, Lisa apúrense que el tío Paul y George van a venir! —gritó su madre detrás de ambas puertas.

Lucy salió de su cama, y mientras tomaba un baño, Lisa ya estaba casi lista. La menor al terminar su baño, se colocó una blusa blanca mas una falda azul oscura, debajo de ellas tenia unas pantaletas delgadas, pequeñas. Sabia lo que haría hoy. Y mientras su hermana llamaba a su prometido y le contaba detalladamente sobre el gran evento familiar, la menor se arreglaba para él.
Su inocencia habia muerto.

La familia de los Starkey habían llegado, primos, tíos, sobrinos, padrinos, abuelos, parejas, etc. La casa de Lucy era un gran festín, y ahí estaba él sentado tomando un coctel. Ella se acercó e hizo que sus piernas chocaran con sus rodillas, para despertar el instinto que tanto le gustaba. Él dejó de beber y alzó la mirada.

—Hola Jeffrey. —sonrió ella—. ¿Te gusta? —preguntó mientras giraba haciendo que su falda se eleve poco a poco—. Me lo compré la semana pasada. —rió y al instante susurró—. Mi hermana me dijo que te gustaba el azul.

Su hermana mayor se encontraba un poco sorprendida, nunca habia visto a su hermana tan sonriente. Nunca. Veía como hablaba con su prometido, como movía sus cabellos, como chocaba sus manos con las de él, simulando un juego de palmas. Se veía tan inocente pero peligrosa a la vez, detalle último que Lisa no notaba.

—Veo que se llevan mejor. —pronunció Lisa.

—Claro que nos llevamos mejor, si es mi cuñado favorito. —confesó la menor mientras colocó una pierna en la rodilla de él para apretar sus mejillas.

Aquel acto incomodó un poco a la mayor y al notarlo, Lucy se apartó.

—Jeffrey, amor. —dijo su prometida haciendo captar su atención.

—¿Qué sucede? —preguntó.

—Compra unos bocaditos, se terminaron. —dijo un poco fastidiada su prometida.

—Lisa... —comentó su hermana al verla un poco fastidiada—. Iré al baño a retocarme un poco. —y dirigiéndose a Jeffrey dijo de una manera inocente—. Linda corbata.

La menor corrió hacia el segundo piso y entró a su habitación juntando la puerta observando por el pequeño espacio si Jeffrey llegaba. Sonaba estúpido, el esperar a alguien sin saber si tomará la decisión de ir por lo prohibido. Pero Lucy tenia esperanza, si él subía y se dirigía al baño sabría que él tendría un deseo impuro hacia ella, pero si él se va, todas esas fantasías las dejará.

Jeffrey habia sido el causante de que las inocencias y purezas de Lucy queden en el olvido. Habia sido el causante de que las buenas intenciones y el lazo de hermandad entre ella y Lisa desaparezca.

Escuchó unas pisadas, se iban acercando poco a poco juntó un poco mas la puerta y al verlo caminar de una manera nerviosa hacia el baño que se encontraba al final del pasillo, ella solo abrió la puerta.

—¿Ganas de ir al baño? —preguntó haciendo que él voltee.

—Ya no. —logró decir.

La joven tenia la mirada firme en él quien le veía los muslos que andaban sin cubrir por lo corta que traía la falda. Su mirada fue hacia su pequeño descote que traía en el pecho, la tela era delgada, el pequeño cuello en uve "v" daba a ver lo blanca que era su piel, las pecas que poseía, Jeffrey quería besarlas todas. Así que convirtió el mandamiento que prohibía los deseos impuros en realidad.

—Maldita sea Lucy. —susurró mientras entraba hacia la habitación, cerró de un golpe la puerta y la aseguró. Se acercó tanto a ella que la hizo caer en su propia cama, Lucy tenia temor, pero a la vez satisfacción.

—Jeffrey ¿qué te sucede? —preguntó a murmuros.

—Sabes perfectamente que esto esta mal. —pronunció mientras se sacaba el saco—. Sabes que Lisa sufrirá... —añadió mientras se retiraba la corbata—. Sabes que yo sufriré... —continuó diciendo mientras la jalaba para colocarla de pie frente a él—. Sabes que tu sufrirás. —concluyó mientras metía su mano por debajo de la falda.

Pegó a Lucy hacia la pared, él estaba frente a ella, retiró su mano de la falda y la dirigió hacia sus hombros. Lucy tomó una de sus manos y tomó el pulgar, se lo llevó a sus labios haciendo que rocen, veía como Jeffrey cerraba los ojos.

—Se que piensas que esto esta mal, en realidad esta muy mal. —dijo un poco triste, aún sujetando la mano de él mientras la ponía cerca a sus labios—. Pero no me mientas sobre lo que se siente, porque sabes que se siente tan bien, pero tan bien... —acto seguido se metió el pulgar a la boca, y al sacarlo lo metió debajo de su blusa—. Que me encanta.

Jeffrey apartó la mano y le robó un beso de una manera tosca y brusca pero que ella respondió con lujuria y deseo inexplicable, el mayor cargó a la menor tumbándola sobre la cama, pasando sus manos por toda la piel de ella. Lucy gemía un poco al sentir como él besaba su cuello, al sentir como ambas partes íntimas chocaban a pesar de que ninguno se quitó las prendas y al sentir la tensión de deseo que ambos dos traían.

—Créeme desde que te vi me gustaste al instante. —murmuró él quien estaba sobre ella—. Y suena estúpido y cursi, pero es la realidad...

—Yo siento amor. —respondió ella interrumpiéndolo—. Por mas egoísta que sea, por no pensar en lo que Lisa pueda sentir... —su voz se entrecortaba—. Es amor, uno muy enfermizo pero lo es.

Jeffrey solo la miró, tenia los ojos un poco rojos, los labios húmedos, la mirada perdida. Era una niña, estaba besando a una niña, quería poseer a la niña. Eso si era enfermizo. Pero no entendía porque ella diría que su amor era uno así, ella no tenia la culpa, no tenia nada que ver. Solo era una pequeña niña "enamorada", que no escogió de quien enamorarse.

—¿Lucy? —preguntó una voz mientras tocaba la puerta.

Ambos salieron de la cama asustados, ella se arregló la falda y él se colocó el saco. Lucy le hizo una señal a Jeffrey, que se quede detrás de la puerta y ella solo la abrió.

—¿Qué sucede Lisa? —preguntó de lo mas normal.

—Estas un poco despeinada... —comentó extrañada su hermana—. Mamá te esta buscando...

—Me quedé dormida. —sonrió—. ¿Me acompañas al baño? Quiero que me arregles un poco. —mintió.

—Bueno...

Al salir llevó a su hermana al baño, giró y vio a Jeffrey en la puerta, le hizo una señal para que saliera, pero le mintió a su hermana de que debería de volver al cuarto en busca de cosméticos, y al entrar a la habitación de nuevo tratando de ver de que no se haya olvidado ninguna prenda, sin querer observó al suelo y vio la corbata granate que él traía. Sonrió y la guardó.

Era un juego en donde dos saldrán perdiendo.

Fin del capítulo 4.

Lucy in the Sky with Diamonds «Jeffrey Dean Morgan»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora