Capítulo 8

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 La joven sonreía al responderle al muchacho con el cual estaba

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La joven sonreía al responderle al muchacho con el cual estaba. El hombre desde su vehículo observaba tratando de ocultar los celos que se habían generado en él. Así que la siguió mientras presionaba el pedal lentamente, ella se dio cuenta, se despidió del joven e intentó seguir el camino.

Jeffrey aceleró y dobló la esquina antes de que ella cruce, Lucy apoyaba su mano en el capote del auto negro, asustada observaba al hombre que la desafiaba con su mirada.
La quería dentro. Ya que empezó a sentir algo por ella.

—¡Basta! —gritó ella al verlo salir del auto—. Ya son dos días los que me persigues...

—Pensé que no te incomodaría...

—Pensaste mal.

—Sube al auto ¿quieres?. —acomodó su corbata.

—No eres mi dueño. —fue seria.

—Que yo sepa tu hace dos días dijiste que seré tuyo. ¿No es lo mismo? —sonrió.

Lucy sin decir mas subió al auto ambos se colocaron el cinturón y fueron hacia el pequeño vivero cuyo hombre era el propietario. Nadie dijo nada, la música de la estación de radio solo sonaba y cambiaba el ambiente de incomodidad a uno mas aceptable.

Al llegar a la propiedad, hubo un silencio, Lucy se quitó el cinturón e intentó bajar, pero él la sostuvo.

—¿Qué mas quieres? —preguntó un poco fastidiosa—. Aquí estoy, ya te hice caso en venir hasta aquí. ¿Es que no me puedes dejar un momento sola?

Los ojos verdosos oscuros del señor apartaron su mirada de ella, su mano se deslizó por su brazo y la soltó. Ambos salieron del auto y se dirigieron a la casa, Jeffrey cerró la puerta, se sentó en la silla de madera que estaba tras su escritorio, se desabotonó el saco y se colocó los lentes.
Observó a la joven de vestido rojo mirar detalladamente los adornos y arreglos del sombrío y a la vez acogedor lugar; ella sentía los ojos de él sobre ella, así que decidió recoger su cabello y volteó a verlo.

—¿Siempre sera así? —rompió el silencio la joven.

—¿A que te refieres?

—Vernos a escondidas, tratando de controlarnos cuando estamos en una reunión familiar. Seguir causando daño a Lisa... ¿me tendrás que celar incluso cuando esté en la calle? ¡¿Cómo ahora?!

—Eras una aventura Lucy.

El bolso que traía cayó al suelo. El celular se golpeó, las monedas salieron de la bolsa, las joyas que traía guardadas se desparramaron al escuchar eso.

Lucy in the Sky with Diamonds «Jeffrey Dean Morgan»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora