Crooks, el peón negro, tenía su camastro en el cuarto de los arneses, un pequeñocobertizo que sobresalía de la pared del granero. A un lado del cuartito había una ventanacuadrada, con cuatro vidrios, y en el extremo opuesto una estrecha puerta, hecha con tablas,que daba al granero. El camastro de Crooks era un largo cajón lleno de paja, sobre el cualestaban extendidas sus mantas. De unas clavijas fijadas a la pared, junto a la ventana,colgaban rotos arneses en trámite de ser arreglados y tiras de cuero nuevo. Bajo la mismaventana, una banqueta para las herramientas de talabartería, curvos cuchillos y agujas yovillos de hebra de hilo, y un pequeño remachador de mano. Asimismo colgaban de las clavijasfragmentos de arneses, un collarín roto, que mostraba el relleno de crin, una pechera partida yuna cadena de tiro con su forro de cuero también roto. Crooks tenía el cajón de manzanas quele servía de estante sobre el camastro, y en él se apilaban gran variedad de frascos deremedios, para él y para los caballos. Había latas de grasa para los arneses y una sucia lata debrea con su pincel asomando por el borde. Y dispersos por el piso muchos efectos personales;porque Crooks, por vivir solo, podía dejar sus cosas sin cuidado, y por ser peón del establo ylisiado, era más fijo que los demás en el rancho y había acumulado más posesiones de las quepodía transportar al hombro.
Crooks era dueño de varios pares de zapatos, unas botas de goma, un gran relojdespertador y una escopeta de un cañón. Y tenía también varios libros: un maltrechodiccionario y un estropeado y roto ejemplar del código civil de California de 1905. Había unasrevistas muy gastadas y algunos libros sucios en un estante especial sobre el camastro. De unclavo en la pared, sobre la cama, pendía un par de grandes anteojos con armazón de oro.
El cuarto estaba barrido y bastante limpio, porque Crooks era un hombre orgulloso,solitario. Guardaba las distancias, y exigía que los demás también lo hicieran. Su cuerpoestaba doblado hacia la izquierda a causa de una fractura de la columna vertebral, y sus ojosse ahondaban tanto en su cara, que por esa misma profundidad parecían resplandecerintensamente. Tenía el magro rostro surcado por hondas arrugas negras, y labios finos,estirados por el dolor, más pálidos que la cara.
Era sábado por la noche. A través de la puerta que daba al granero llegaba el sonido decaballos en movimiento, de patas agitadas, de dientes mordiendo el heno, del rechinar de lascadenas de los ronzales. En el cuarto del peón, una lamparilla eléctrica derramaba una escasaluz amarillenta.
Crooks estaba sentado en su camastro. Por atrás, los faldones de la camisa salían fuerade los pantalones. En una mano sostenía un frasco de linimento, y con la otra se frotaba la espalda. De vez en cuando vertía unas gotas de linimento en su mano de palma rosada y lametía bajo la camisa para volver a frotar. Encorvaba los músculos de la espalda y seestremecía.
Silenciosamente apareció Lennie por la puerta abierta y se detuvo allí mirando haciaadentro, bloqueando casi el hueco de la puerta con sus grandes hombros. En un primermomento, Crooks no le vio, pero al levantar la vista se quedó tieso y en su rostro apareció unaexpresión de enojo. Su mano, oculta bajo la camisa, apareció otra vez.
Lennie sonrió con expresión desventurada en un intento de demostrar amistad.
—No tiene derecho —exclamó bruscamente Crooks— a entrar en mi habitación. Ésta esmi habitación. Nadie excepto yo mismo tiene derecho a estar aquí.
Lennie tragó saliva y su sonrisa se hizo más aduladora.
—No hago nada. Sólo he venido a ver mi cachorro. Y entonces he visto luz aquí —explicó.
—Bueno, tengo derecho a encender la luz. Tiene que marcharse de mi cuarto. A mí nome dejan estar en el barracón y yo no le dejaré estar aquí.
—¿Por qué no le dejan estar allí? —preguntó Lennie.
—Porque soy negro. Allí juegan a las cartas, pero yo no puedo jugar porque soy negro.Dicen que huelo mal. Bueno, yo le digo que para mí todos ustedes tienen mal olor.
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De ratones y hombres→John Steinbeck
RandomDos grandes amigos, Lennie y George se encuentran en paro, en plena era de la depresión norteamericana, y con pocas posibilidades de conseguir trabajo debido al retraso mental de Lennie. Cuando son contratados en una granja ven como su vida progresa...