Capitulo 7: Si tan solo ella supiera.

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Es lunes y el regreso a clases se hizo presente. Mamá dijo que el instituto ya sabia sobre la situación por la cual falte.
Estoy un poco nerviosa. Pero me estoy tranquilizando un poco.
En este momento estoy en el auto de Alejandro, ya que tal como dijo paso por mi. Se ve tan sonriente, y quería pensar las razones de su felicidad,  aunque no supe nada de el todo el fin de semana. De hecho no valía la pena que yo pensara de esa manera, había cumplido con su palabra y podía estar satisfecha.

-¿Entonces almorzaremos juntos? -pregunta sacandome de mis cavilaciones.

-Sí, nos veremos en la cafetería. -respondo y me percato de que llegamos al instituto. Alejandro estaciona el auto. Sale y rodea el vehículo para abrirme la puerta.
Es mi turno de salir. Tomo su mano y caminamos para entrar.
Nos adentramos y de inmediato todas las miradas se posaron en mi. La incomodidad me asalta y quiero que la tierra me trague.
Se que tengo la cara golpeada y me veo espantosa pero la gente tenia que pensar que esto me hacía sentir mal. 
Le di un apretón a la mano de Alejandro para buscar un tipo de consuelo y agache la cabeza para no ser vista por los ojos de los demás.

-Tranquila, no pasa nada. Yo estoy aquí. Anda, vamos al salón. -me tranquiliza y empiezo a caminar en dirección al salón. Sin poder tomar en cuenta sus palabras.
La clase que me tocaba era aritmética. Y a el historia. Así que tuve que separarme de su lado. Me despedí y quedamos en vernos en el receso como lo hablamos anteriormente.

Entre a el salón y todos me miraron otra vez. Y quería con todas mis ganas gritar que dejaran de verme.

Vannesa se acerco a mi y me abrazo.

-Tania que bueno que estas bien. Estábamos muy preocupados por ti.
Mónica me contó lo que pasó. Lamento no poder ido a verte.  -dijo ella y termino de abrazarme.

-No te preocupes ahora ya estoy mejor. Ya no importa lo que paso. -sonreí sin esfuerzo

Narra Raúl.

La culpabilidad me estaba azotando. Nada mas de ver a Tania el remordimiento me mata. Si tan solo ella supiera que yo fui quien provoco todos esos golpes en su rostro y la llevo al hospital de seguro ya estaría en prisión por maltratar tan salvajemente a una mujer, pero fue orden de mi padre. Me negué pero si no lo hacia iba a ser algo contra mi.

~Regresaba de clases. A mis ojos se encontraba la gran mansión que tengo por casa, el fresco olor a pino era cada vez mas presente.
Mi familia era apoderada y llena de dinero, bueno si a mi padre y a mi se le puede llamar "familia", y claro que no es por buenos negocios, ni por buenas causas. Sino por el trabajo secreto que tiene y se preguntaran, ¿cual es ese trabajo?,  es simple decirlo, pero muy difícil y despiadado manejarlo, ya que el es jefe de una banda de narcotraficantes que compra medicamentos subscritos en farmacias de manera ilegal, así como distribuir cocaína por el país. Es el rey de todo un imperio de drogas y muertes, tiene a cientos de personas trabajando para el, cada uno haciendo sus más infames peticiones para mantenerse con vida, en este negocio es muy fácil entrar pero demasiado difícil salir.  Algunos de sus mecenas han ido a parar a prisión por ser descubiertos, gracias a esos individuos estuvieron a punto de descubrir a mi padre; pero todo error merece un castigo, y su penitencia es recibir una cruel golpiza o en todo caso matarlos a ellos y a su familia.

-Joven su padre quiere hablar con usted, está en su despacho. -aviso la ama de llaves y mi nana desde hace años al verme entrar a la casa.

-Gracias Ana.-agradecí cortante como siempre y subí las grandes escaleras de mi casa. Pase por algunas habitaciones, hasta llegar al despacho.
Toque la puerta y un simple "pase", se escucho al otro lado.
Abrí la puerta, mi progenitor estaba viendo algo en unos papeles en sus manos. Su ceño fruncido mostraba su concentración al leer.
Después de unos segundos sus ojos negros se detuvieron frente a mi y su actitud recatada despareció por considerables minutos.

 You Make Me Strong (The Love Is Danger) |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora