CAPITULO 8 Volver a vernos

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Esa voz extraña pero dulce en la tienda era conocida, era ella... Si ella, la chica Momoko, me sorprendí a volver a verla ja a pesar de que solo fueron tres días, salimos de la tienda juntos riendo.

No le hice ninguna pregunta de que estuviera haciendo quizás sonaría un poco entrometido, así que solo le dije que si estaba dando una vuelta por el parque o si estaba de compras.

-Momoko- Je es una coincidencia que nos volveremos a encontrar- dijo muy alegremente.

-Alberto- Quizás tengas razón pero me alegro de volverte a ver- conteste muy nerviosamente.

Estuvimos platicando un rato, la invite al parque y dijo que si muy contenta, la verdad no se que tenia ella pero es como si sintiera, algo que no es muy común.

Ella me pregunto que estaba haciendo en el parque, a lo que conteste que solo estaba haciendo un poco de ejercicio para mantener condición, lo cual en mi mente creí que había sonado un poco presumido, o solo era la emoción de hablar con ella.

Nos contamos lo que habíamos pasado en tres días fue muy emocionante, ella era en verdad muy hermosa, que incluso alguien como pudiera estar hablando con ella.

Quise saber mas sobre ella y le dije que de donde provenía, a lo que respondió que era de japón me sorprendí que alguien viniera de tan lejos a México, ella se empezó a reír, puse los ojos en blanco en frente de ella levante las cejas y con una sonrisa me quede, no sabía que decir.

Le pregunte sobre su edad y era unos meses menor que yo, pero teníamos la misma edad 17 años, ya le habíamos dado varias vueltas al parque y le pedí que si quería nos sen taramos en el pasto.

-Alberto- Así que vienes de japón ¿pero puedo preguntar para que o vienes por vacaciones?- pregunte muy curioso.

-Momoko- Si, vengo por vacaciones mi papá tiene algunos negocios de trabajo y me invito a pasar las vacaciones acá- respondió muy amable.

-Alberto- Eso es realmente bueno, me alegro por ti- respondí mirando al cielo.

Ella era muy amable demasiado para creerlo, sentados en el pasto mis manos sobre el suelo casi sosteniendo el pasto con fuerza o porque tenia muchos nervios.

-Momoko- ¿Estas bien? ¿Te noto algo extraño te molesta mi presencia?- respondió algo deprimida.

-Alberto- No... No no no no, para nada, lo siento es que nunca hable demasiado con chicas y no tuve muchos amigos así que me siento algo nervioso solo es eso- dije sacudiendo las manos hacia adelante como si exagerara las cosas.

-Momoko- Ah, lo entiendo yo tampoco tengo muchos amigos que digamos solo unas cuantas amigas, con los chicos soy algo nerviosa no se convivir con ellos- diciendo lo algo nerviosa.

Yo había creído que tenia muchos chicos tras ella aunque no lo dudo, pero quizás ella no se deja, tampoco quería sonar tan obstinado y preguntar sobre sus relaciones amorosas.

Paso el rato y nosotros seguíamos hablando de varias cosas, me caía algo re bien ella, y al mirarle en ella se podía notar que era igual, pero no podía adelantar las cosas, por el momento así estábamos bien, aun no sabía si ella me consideraba un amigo.

Ella tenia una mochila no sabía que tenia en ella pero parecía algo pesada y le dije que si quería podría llevarla yo, todo un caballero yo ni yo esa me la creía.

-Alberto- No quieres que te ayude con tu mochila parece algo pesada no crees o puedes con ella- le dije queriendo ayudarla pero la voz se me trababa.

-Momoko- No te preocupes estoy bien ademas, no hay nada importante que digamos je- diciendo lo algo nervioso y apretando su mochila.

Sin darnos cuenta el tiempo voló y estaba el cielo rojo anaranjado, era demasiado tarde, en ese momento había un grupo de chavos jugando parecían algo grandes y con mala racha, así que le pedí a Momoko que nos fuéramos antes de que oscureciera, y le dije que la llevaría a casa.

-Momoko- Gracias tu muy amable como siempre- respondió con una sonrisa en el rostro.

Pero al darnos cuenta esos chicos estaban ya molestando a Momoko a lo que procedí a interrumpir.

-Alberto- He por favor chicos dejemos esto en paz y mejor nos dejan ir- respondí seriamente.

- Tu no nos dices que tenemos que hacer pedazo de basura, enano bueno para nada- contestando muy agresivamente.

No tenia mas opción que tener que darles una lección pero no quería que Momoko se quedara con una mala imagen mía mal de que solo respondo a la agresividad, pero me sorprendió Momoko al ver que esos tipos me habían empujado y tirado al suelo.

-Momoko- No me gusta responder con agresividad pero si es necesario tengo que hacerlo- dijo muy seriamente.

Desde el suelo la mire que estaba muy enojada, y tiro su mochila yo tenia que hacer algo, pero ella me gano, le dio una paliza a los tres tipos, le puse muchas atención en sus manos y vi que tenia un boxer.

NOTA: Boxer herramienta que es catalogada como arma blanca.

Agarro sus mochila y me extendió su mano diciendo que nos fuéramos de hay.

En el transcurso del camino ella iba delante de mi e íbamos muy callados no nos dijimos nada en absoluto, en eso subimos un puente para cruzar la calle y a mitad se detiene delante mio:

-Alberto- Eh... ¿que pasa Momoko?, ¿estas bien?- pregunte algo preocupado.

-Momoko- lo sien... Lo siento, lamento mi comportamiento de hace rato, siempre soy así, estoy en clase de artes marciales y respondo muy agresivamente, en mi país siempre se quieren aprovechar de mi, por eso aprendí a defenderme, las chicas me aprecian mucho pero... Aun tengo miedo que algún día me pueda pasar algo, entenderé si no me quieres hablar de nuevo- diciendo lo con la cabeza viendo hacia abajo y con lagrimas en los ojos.

Yo solo la voltee y teniendo la de frente aun con lagrimas en los ojos dando le un pequeño golpe en su hombro le dije:

-Alberto- Nunca te pasara nada, eres una gran luchadora, debí ser yo quien te defendiera pero, no quería que tampoco me dejaras de hablar si yo respondiera al igual que tu- diciendo lo con una sonrisa y con los ojos cerrados.

Ella seco sus lagrimas de los ojos y sonrió de nuevo y me dijo que era el primer chico que no quería aprovecharse de ella, la lleve a su casa sin poner un pero...

Al llegar me dijo que si tenia un teléfono celular a lo que respondí que no que mi situación económica no era como la de ella muy apenado le dije, ella solo se disculpo y no le importo, sostuvo mis manos fuertemente, y me dijo gracias, no lo entendía muy bien pero me lo entendí cuando me lo explico.

Regrese a casa tranquilamente, y mamá me dijo que porque llegaba tan tarde y que ademas me veía feliz, solo le dije que estuve con una amiga ella solo me miro sonriendo y me subí sonriendo a mi habitación.

Me acosté y recorde lo que me dijo

-no importa como sea tu situación no importa como seas incluso no me importa que yo sea mas alta que tu je, quiero que mientras este aquí tu seas mi compañero mi amigo, el primer amigo, y quiero Volver a vernos.- dijo muy contenta.

Y solo tal vez, quería tener algo para comunicarme con ella, para mi también era la primera amiga que tenia y tenia ganas de contarle esto a Alfredo, que tengo a una amiga.

UNA HISTORIA CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora