En las grandes y extensas calles de New York, existen y conviven tantas personas que es casi imposible encontrarse a la misma personas dos veces. Cosas como esas hacen pensar que hay encuentros predestinados, planeados con cada minúsculo detalle tejido.
Stan es un chico de 21 años con un pequeño . . Bueno, un gran problema, y es que es inmortal. Pero el problema en sí no es algo existencial, o darle un propósito a una longevidad infinita. El dilema es que Stan no tiene ganas de vivir. Sin embargo antes de juzgar, hay que entender, para encontrar el por qué de las cosas. Supongo que después de ver morir a tus padres a manos de terroristas no te convierte exactamente en un Batman. Entonces, una pregunta importante es ¿Como podría matarse? Pués Stan trató de todo. Quemarse, volarse los sesos, apuñalar su corazón, ser arrollado por un camión, tomar veneno, ahogarse, e incluso colgarse. Nada funcionaba. Pero de entre todas las opciones, la que más veces intentó fue saltar desde un alto edificio. Cuando pisaba el cielo y se recostaba en la nada, el ajetreo de la gran ciudad era opacado por el sonido del viento acariciando sus oídos, como una vieja cinta de video, se reproducían sus recuerdos, toda su vida, lo que era, pasaba frente a él, casi como si pudiera extender su mano para acariciar su dolor marcado a través del tiempo. Pero sin importar cuanto lo intentara, solo despertaba en el hospital, adolorido pero vivo, como cuando al despertar de un sueño sientes la tensión en tu cuerpo, para Stan eso se sentía un "suicidio".
Vivía sus días en un pequeño y putrefacto apartamento que usaba para refugiarse de la sociedad a la que no aportaba ni quitaba nada. Cuando no estaba por ahí causando problemas al intentar acabar con su vida, pasaba bebiendo el más impuro y feo whisky que se podía encontrar.
La vida de Stan era una rutina fea y dolorosa, suicidio (sin éxito), alcohol y drogas, todo para sobrecargar su cuerpo y mente, para liberarse de todo lo que rondaba su mente quebrada. El problema es que no existe quién calle al alma, ni las drogas, ni el alcohol, ni siquiera el suicidio.
Pero siempre hay una ruptura en la rutina, que genera cambios inesperados e incluso algunos tan drásticos que se vuelven difíciles de digerir.
En una de sus visitas al hospital, en enfermería fue atendido por una estudiante de medicina de una edad no muy lejana a la suya, tal vez 19 años, no mucho más que eso. Durante varios días, fue la encargada de cuidar a Stan, quién no lo necesitaba, pero a la fuerza debía ser tratado -El hospital no podía dejar que un paciente se fuera sin tratamiento-. Como una flor en primavera, Stan comenzó a sentir cierta necesidad de ver a aquella chica cada vez más, llegando al punto de herirse a propósito para ir al hospital.
Un mes más tarde de aquello, finalmente la invitó a salir después de su turno. Ella parecía sorprendida, más no disgustada por aquellas palabras. Tras meditarlo en su mente, decidió aceptar, conocer a alguien nunca era algo sobrante.
Aquella noche Stan usó su mejor vestimenta, y la llevó a ver una película de terror nocturna, y finalmente a cenar.
No se puede decir que haya sido la mejor cita, pero si se puede decir que ella despertaba un calor en el gélido pecho del inmortal. Entre copas que solo dejaban ver cansancio entre ambos, Stan narró todo lo que era, lo que vivió, lo que le afectaba. Ella escuchó y reflexionó sobre todo. Finalmente el lugar estaba a punto de cerrar, por lo que decidió acompañarla a su casa.No habían lujos allí, pero la casa tenía todo lo necesario para una chica que llegaba, se duchaba, cenaba y estudiaba hasta dormir.
Charlaron en el sofá, y entonces cuando el silencio reinó por unos cuantos segundos, ella habló, y Stan solo bajó su mirada con una mueca en su rostro. Ella se acercó a el, y lentamente levantó su mentón, y cuando finalmente estuvieron uno frente al otro, sus labios se abrazaron tímida pero apasionadamente. El calor y la lujuria invadieron la sala, y poco a poco la ropa comenzó a caer, mientras el deseo de el uno por el otro se hacía notar más y más con cada segundo que transcurría.
Desde aquella noche se puede decir que Stan recuperó las esperanzas de una vida normal. Abandonó el alcohol y las drogas, dejó de intentar suicidarse, ahora tenía un motivo para vivir.
En su aniversario de un año juntos, stan quería sorprender a su pareja en el parque que solía cruzar de camino a casa, se escondió detrás de un árbol esperando que esta llegara, llevaba en sus manos un hermoso colgante de plata que planeaba darle como sello de un amor que le brindó una nueva oportunidad.
No pasaron más de cinco minutos, y aquella tarde cuando la vio, y pensaba acercarse, notó que estaba acompañada por un hombre. Iban tomados de la mano, y pararon su caminar para envolverse en un beso.
Al ver aquello, Stan se acercó y comenzó a gritar de histeria y rabia, fue entonces cuando ella confesó que ya no quería continuar a su lado.El shock solo fue interrumpido por el presente golpeando en suelo. El corazón de Stan, comenzó a doler con intensidad, a gritos, a la fuerza, por primera vez, Stan sentía un dolor incalculable. No en sus huesos, o sus músculos, el dolor estaba en su alma, en su corazón.
Aquella tarde una gran conmoción se originó en el parque, un hombre inmortal murió debido a la traición de la única persona que tuvo acceso a su corazón. No habían lágrimas o lluvia en el verde césped, ni trajes negros, lo único que había era el silencio de luto, y el ataúd descendiente de un hombre traicionado por el amor.
Esa tarde, el mundo finalmente le dió el adiós a Stan.
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Amor y Esperanza
RomanceEl amor inspira, el amor apoya, el amor brinda, el amor simplemente es. Todo eso es lo que nos gusta pensar, pero la realidad es distinta. El amor fulmina, el amor desestima, el amor quita, el amor es lo que no es. El dulce es placentero hasta que e...